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¿Comienza otro «período especial» en Cuba?

per0715cubaVarios clientes compran en el mercado del Egido, en La Habana, el pasado diciembre. Los cubanos temen la llegada de un nuevo ‘período especial’. Desmond Boylan AP

El gobierno cubano confirma recortes de electricidad (apagones) y suspensión de pagos de créditos. Sin los subsidios de Venezuela, la economía creció solo un 1% y expertos creen que la situación podría ser peor en el 2017. Castro intenta acallar rumores de un nuevo Período Especial en ciernes. 

Los cubanos deberán “apretarse el cinturón” este verano, una vez más, después de confirmarse los recortes al uso de combustible y electricidad en la reciente sesión de la Asamblea Nacional.

Aunque el gobernante Raúl Castro descartó que el país se encaminara hacia un nuevo “Período Especial”—como se le conoce a la severa crisis económica en la que se sumió el país tras la pérdida de los subsidios y mercados en el campo socialista—, en su discurso la semana pasada reconoció que la economía atraviesa por un momento difícil y creció solo un 1% en el primer semestre, la mitad de lo que se había previsto.

Castro confirmó que el suministro de petróleo venezolano ha disminuido “a pesar de la firme voluntad del presidente Nicolás Maduro y su gobierno por cumplirlo”, lo cual ha afectado a la economía, al igual que los bajos precios de los rubros exportables tradicionales como el níquel y el azúcar. La zafra tuvo resultados negativos, con un decrecimiento del 19 por ciento, respecto al año anterior.

Pero esto no es noticia, indican los expertos, quienes ya pronosticaban que la severa crisis venezolana iba a obligar al gobierno cubano a repensar su estrategia económica y a acelerar el acercamiento a Estados Unidos.

“Lo más llamativo del asunto es que esta es una situación que se veía llegar”, comenta el profesor y economista Pavel Vidal. “Se sabía que la crisis venezolana en algún momento tendría un efecto negativo sobre la economía cubana. Sin embargo, la dependencia comercial y financiera con Venezuela se mantuvo alta y no se ha hecho lo suficiente para buscar alternativas. La diplomacia cubana ha renegociado con los acreedores y ha abierto nuevos espacios de integración internacional como alternativas a Venezuela, pero hasta el momento no se traducen en mayores flujos comerciales, financieros y de inversiones”, agregó.

La ausencia de liquidez es tal que Castro admitió que Cuba no ha estado pagando a tiempo a sus proveedores y Marino Murillo, Ministro de Economía -quien fue luego sustituido del cargo- dijo que en el resto del año, no se pagarán los créditos recibidos.

Las declaraciones llegan en un momento en que los productores agrícolas estadounidenses realizan un fuerte lobby—aunque sin muchos resultados—para que el Congreso elimine las restricciones de pagos por adelantado y en efectivo para comprar productos agrícolas estadounidenses.

La semana pasada, el representante por Arkansas, Rick Crawford, retiró una enmienda a ese efecto, luego de alcanzar un acuerdo con congresistas de la Florida y comenzar a buscar una solución satisfactoria a largo plazo para los productores . La oficina de Crawford respondió escuetamente que el anuncio de la falta de liquidez y mora en los pagos “no afectará los esfuerzos del congresista”.

En medio de la tensa situación, Castro intentó acallar las preocupaciones de que un nuevo Período Especial aguarda a los cubanos, preocupaciones expresadas en voz alta por la subdirectora del periódico Granma, Karina Marrón, durante una reunión de periodistas y que se filtraron al resto de la prensa.

“Como era de esperar, con el propósito de sembrar el desánimo y la incertidumbre en la ciudadanía, comienzan a aparecer especulaciones y augurios de un inminente colapso de nuestra economía con el retorno a la fase aguda del Período Especial que enfrentamos a inicios de la década del 90 del pasado siglo y que supimos superar, gracias a la capacidad de resistencia del pueblo cubano y su confianza ilimitada en Fidel y el Partido. No negamos que pueden presentarse afectaciones, incluso mayores que las actuales, pero estamos preparados y en mejores condiciones que entonces para revertirlas”, aseguró Castro.

Por su parte, Murillo aseguró que los “apagones” eléctricos no afectarían a la población ni al turismo, aunque para ello, otros renglones, como el alumbrado público, tendrían que recortarse hasta la mitad.

Desde la isla, llegan reportes de trabajadores estatales enviados a sus casas de “vacaciones”, así como del aumento de los precios de los taxis particulares, muchos de los cuales se abastecen con la gasolina o el petróleo vendido en el mercado negro, que ya escasea.

Al concluir las sesiones de la Asamblea, Murillo, fue sustituido por segunda vez (en el 2011 ya había dejado el puesto a Adel Izquierdo), para concentrarse, según una nota oficial, en la “actualización del modelo económico”, como han sido bautizados los cambios económicos introducidos por Castro, después de llegar al poder, hace ya una década. Pero, solo el 21% de los llamados “lineamientos” del Partido Comunista—las guías de la reforma—han sido implementados.

Aunque no es casual la “liberación” de Murillo tras las malas noticias sobre la economía, éste mantendrá su cargo de vicepresidente. En su lugar, Castro colocó a Ricardo Cabrisas, también vicepresidente del Consejo de Ministros y la figura clave en la negociación de la deuda cubana con sus acreedores. Cabrisas, mucho más conocido en el extranjero, tendría ante sí un gran reto, pues lo peor está por venir, indican los expertos.

A principios de años, Vidal, que ha desarrollado un índice para medir la economía cubana (el CSETI), se había previsto un crecimiento del PIB del 1.8 por ciento, si se cortaban los lazos comerciales con Venezuela. Ahora, estima que el crecimiento del PIB cubano sería muy cercano a cero o ligeramente negativo este año.

“Lo peor vendría el próximo año. En el 2016 las autoridades cubanas pueden amortiguar el shock con los inventarios de insumos y bienes finales disponibles y aplazar los pagos, pero en el 2017 tendrán que hacer un ajuste mucho más grande de gastos. Nuestro pronóstico es una caída del PIB en el 2017 en un 3%, con consecuencias contractivas sobre los salarios reales y el consumo”, comentó el profesor de la Universidad Javeriana de Colombia.

Por el momento, Cuba continúa apostando al aumento del turismo. Más de 94,000 estadounidenses (sin incluir a los cubanoamericanos) visitaron Cuba en los cuatro primeros meses del año y en el otoño, se espera que se restablezcan los vuelos regulares, pese a objeciones de legisladores, preocupados por la seguridad de los aeropuertos cubanos. Pero a corto plazo, la población tendrá que pasar otro verano caliente, de escasez e incertidumbre económica.

Nora Gámez Torres: @ngameztorres

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