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Diplomacia Fracturada: Análisis de la Crisis entre Ecuador y México

Crisis diplomática entre México y Ecuador: el presidente Noboa declaró  persona no grata a la embajadora mexicana tras unas polémicas declaraciones  de López Obrador

 

 

La noche del viernes 5 de abril, las fuerzas policiales de Ecuador llevaron a cabo un allanamiento en la residencia del Embajador de México en ese país, con la intención de capturar al Sr. Jorge Glas, ex vicepresidente de Ecuador durante el mandato de Rafael Correa (2007-2017). Este acto resulta inaceptable en las relaciones entre países, ya que la extraterritorialidad está consagrada en la Convención de Viena de 1961.

Dicha convención es un tratado internacional que establece las normas que rigen las relaciones diplomáticas entre Estados soberanos. Fue adoptada en Viena, Austria, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Relaciones Diplomáticas. En su artículo 22, se establece claramente el tratamiento que debe otorgarse a una misión diplomática:

«Artículo 22: 1. “Los locales de las misiones diplomáticas son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin el consentimiento del jefe de la misión. 2. El Estado receptor tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad.»

Esto establece el principio de extraterritorialidad, una ficción jurídica admitida por el derecho internacional, mediante la cual un edificio o terreno se considera como territorio extranjero, como es el caso de embajadas, residencias de diplomáticos, consulados y bases militares. En realidad, el país propietario o usufructuario de ese territorio o edificio queda exento de la jurisdicción y aplicación de la ley del país en el que está ubicado. Estas representaciones diplomáticas están solo obligadas a cumplir la legislación de su país de origen o de aceptación internacional.

Por tanto, estamos ante una violación expresa del artículo 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. Más allá de las motivaciones que llevaron al gobierno ecuatoriano a tomar esa decisión, se evidencia que el término clave en diplomacia, la negociación, no fue parte del proceder de los gobiernos implicados. Es decir, no hubo un contacto directo entre los niveles decisorios de ambos países para solucionar el problema.

El operativo policial se llevó a cabo en respuesta a una orden de prisión preventiva por un caso de presunta corrupción por el que el Sr. Glas está, actualmente, siendo procesado. Tras haber pasado cerca de cinco años en prisión por otras dos condenas vigentes por delitos de corrupción, y por supuestas razones de enfermedad, le fue otorgado el beneficio de cumplir prisión domiciliaria, pero se fugó para buscar asilo en la Embajada de México en Quito.

Todo parece indicar que desde hacía semanas el Gobierno de Noboa planeaba entrar en la Embajada de México para detener a Glas, y de acuerdo con la práctica diplomática, solicitaron permiso a la embajadora Raquel Serur a finales de febrero, lo cual fue negado rápidamente por el Ejecutivo mexicano. Cabe recordar que la embajadora Serur fue declarada persona non grata y expulsada de Ecuador debido a declaraciones del presidente López Obrador sobre las elecciones ecuatorianas de 2023, vinculando el asesinato del candidato Fernando Villavicencio con el triunfo del actual presidente de Ecuador, Daniel Noboa. La Embajadora Serur es la tercera embajadora en ser expulsada por otros países durante el sexenio de AMLO.

Sin embargo, las violaciones a las convenciones internacionales no se detuvieron ahí. Inmediatamente después de que el Sr. Glas solicitara asilo a México, el gobierno del presidente López Obrador actuó eficientemente, otorgándole el asilo correspondiente, a pesar de que se sabía que no se trataba de un perseguido político sino de un delincuente ya procesado, con sentencia firme y con orden de captura emitida por las autoridades ecuatorianas competentes.

Es importante señalar que cuando existe la certeza de que una persona sospechosa de un crimen se ha refugiado en el domicilio de un agente diplomático, las autoridades del país tienen derecho a rodear el inmueble y tomar, fuera de este, todas las medidas necesarias para evitar que la persona sospechosa pueda escapar. Sin embargo, la Convención de Viena tiene un vacío al no aclarar los pasos que se podrían seguir para capturar al delincuente después de que la autoridad competente haya solicitado la entrega del presunto delincuente y el responsable diplomático se haya negado a entregarlo.

Otorgar asilo político a Jorge Glas, sobre quien pesa una orden de aprehensión por peculado y sentencias condenatorias por los delitos de asociación ilícita y cohecho, podría indicar que México usó su sede diplomática para que un reo pudiera evadir la acción de la justicia de un Estado soberano, violando así la Convención de Caracas de 1954, en sus artículos III y IV.

Estos artículos establecen lo siguiente:

Artículo III: «No es lícito conceder asilo a personas que al solicitarlo se encuentren inculpadas o procesadas ante tribunales ordinarios competentes por delitos comunes, o estén condenadas por tales delitos y por dichos tribunales, sin haber cumplido las penas respectivas, ni a los desertores de fuerzas de tierra, mar y aire, salvo que los hechos que motivan la solicitud de asilo, cualquiera que sea el caso, revistan claramente carácter político. Las personas comprendidas en el inciso anterior que de hecho penetren en un lugar adecuado para servir de asilo deberán ser invitadas a retirarse o, según el caso, entregadas al gobierno local, que no podrá juzgarlas por delitos políticos anteriores al momento de la entrega.»

Artículo IV: “Corresponde al Estado asilante la calificación de la naturaleza del delito o de los motivos de la persecución.”

Tengo la impresión de que el conflicto diplomático entre Ecuador y México no comenzó el viernes 5 de abril, sino cuando López Obrador decidió acoger en su país a 7 prófugos de la justicia ecuatoriana, todos acusados de delitos contra la cosa pública. La ruptura ocurrió después de que el exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas fuera detenido la noche del viernes 5 de abril y condenado a prisión por corrupción. El presidente de México, López Obrador, calificó el hecho como una violación del derecho internacional.

Estos hechos ocurrieron mientras Ecuador ha gestionado en sus últimos años su ingreso a la Alianza del Pacífico como miembro pleno, lo que implica una apertura más amplia solo al comercio.

Para que Ecuador pueda ingresar a la Alianza del Pacífico debe contar con un TLC con México, entre otros requisitos. Según analistas políticos mexicanos, las relaciones de México con Ecuador están altamente influenciadas por las opiniones del expresidente Correa, con quien el presidente López Obrador mantendría una estrecha amistad.

Es importante destacar que Correa no ha dejado de causar problemas desde que dejó la presidencia del país. Si dependiera de él, la comunidad internacional debería romper relaciones, en su intento de bloquear las relaciones exteriores de su propio país, a menos que este sea gobernado por él o por alguno de sus colaboradores. El expresidente Correa no ha dejado de estar activo en su intento de limpiar su historial. Como comentario final, debo señalar lo siguiente:

La medida llevada a cabo por el Gobierno ecuatoriano sienta un grave precedente para la región. No es una cuestión de derecha o izquierda, es un tema de violación del derecho internacional que puede tener consecuencias que agraven aún más la crisis que atraviesa el sistema internacional. Por lo tanto, debe haber una llamada de atención, no solo para Ecuador, sino para toda América Latina, porque actualmente hay situaciones en la región que pueden derivar en nuevas violaciones del artículo 22 de la Convención de Viena.

Así como Ecuador violó la Convención de Viena de 1961, México ignoró la existencia de la Convención de Caracas de 1954 sobre el Derecho de Asilo en sus artículos III y IV. Sobre esto también debe haber una condena.

Es cierto que el sistema internacional y sus instituciones se encuentran extremadamente débiles y con escasa credibilidad. De no ser así, ¿cómo podemos explicar que un miembro permanente del órgano principal de las Naciones Unidas haya invadido un país miembro de la ONU, siendo que la columna vertebral de este organismo es evitar que los países amplíen sus fronteras por la fuerza?

El mismo caso de la guerra que se libra en Medio Oriente, donde un grupo guerrillero se atrevió a agredir a un Estado legalmente constituido y reconocido como tal por la ONU, y ahora el mundo reclama porque se defendió. Pero detrás de esa agresión hay países miembros de la ONU que brindan apoyo político y armamentístico al grupo terrorista.

En fin, este es el mundo que tenemos. Como dicen los personajes de El Quijote, «Cosas veredes, amigo Sancho», expresando así la perplejidad o sorpresa ante los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor.

Luis Velásquez

Embajador

 

 

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