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Baño de realidad para el Real Madrid ante el Ajax

En el año I tras Cristiano Ronaldo, el novato y bizarro equipo holandés golea al campeón, con la Liga a un viaje lunar, y despeñado con estruendo en la Copa y en la Champions cuando aún restan tres meses

El Real Madrid del año I después de Cristiano llegó turbado a una noche que le resultó tan terrorífica que aún se fue más azorado. Se despeñó de mala manera con un 1-2 favorable de partida, en su temido escenario y en la competición que tanto le ha glorificado. Y que tanto le ha servido de flotador en los últimos años, en los que a hombros de CR camufló los problemas estructurales que con tanta frecuencia le apearon de forma prematura de otros supuestos objetivos. Esta vez, la Copa de Europa no le sirvió de agarradera. El Ajax, un rival de aire juvenil, le hizo pagar su mala planificación, más deslumbrado por sus cuatro orejonas precedentes que por el cráter que se le avecinaba sin CR y con un plantel que llevaba encima tantos años como tralla. En Ámsterdam y en La Castellana, el Ajax, un equipo tan fresco, le mandó a la lona y le dejó una extraordinaria sensación de impotencia.

 

Al Madrid muy pronto le pudo el pánico, lo que tardó Ziyech en hacer castañear a la gente de Chamartín. Había madrugado un Madrid mandón, con un estruendoso cabezazo de Varane al larguero. Un Real que parecía dispuesto a lucir su universal mazo de la Champions. Un Madrid con brío, justo lo que le faltó a Kroos, al que Tadic pilló de sesteo. El birle del serbio derivó en el tanto de su camarada marroquí, que definió con un disparo clínico.

No se había llegado al minuto 10 y todo el grupo de Solari notó la sacudida del azote como si el tiempo ya hubiera menguado casi del todo. El Madrid, con tanto cuajo en su torneo fetiche, se sintió en tanga, embrollado, con muchas más urgencias de las debidas. Unos retrocedían demasiado, otras se estiraban más de la cuenta. Y pocos llegaban donde había que llegar. Un jolgorio total, sin un futbolista blanco capaz de vertebrar el juego con calma. Modric, en modo jabato, pedaleaba sin desmayo a rebufo del estupendo De Jong. Modric contra De Jong y contra el mundo. Un llanero solitario. De Kroos, al ralentí, no había ni susurros, solo tachas. Y no barría Casemiro. Partido por el eje el Madrid, su defensa era crujiente y su ataque espasmódico, sujeto a arrebatos. El Ajax, bizarro y descarado, obligaba a su adversario a disputar un duelo a un volumen imposible para el Real acartonado de estos días.

Cada contra del Ajax pillaba destartalado a su oponente. A sus 21 años, De Jong, barcelonista a partir de junio, que destila mucha clase, era un reloj con botas (salvo en un desliz a última hora, pecado de juventud). Y por delante, al hilo de las inteligentes maniobras de Tadic, un nueve postizo que se mueve como un diez clásico, Ziyech y Neres eran un tormento para los locales. Una ruleta de Tadic al estilo de Nureyev concluyó con el 0-2, obra de Neres.

Para colmo del campeón, Lucas se lastimó a la media hora y un suspiro después cayó Vinicius, rumbo a la enfermería con una regadera de lágrimas. Solari reclutó a dos suplentes habituales que hace semanas perdieron la etiqueta titular: Bale y Asensio. Decidido al golpe a golpe, no jugaba el Madrid, pero cada asalto revelaba la fragilidad defensiva del cuadro holandés, que ni en sus días de linaje fue jamás un equipo macizo. En el primer despegue de Bale, la pelota de nuevo sacó la lengua a los blancos. Con casi nada: dos remates locales a los postes antes del descanso.

Nada alteró el choque tras el intermedio. Un partido igual de quebrado, lo que beneficiaba la insultante jovialidad de los muchachos del Ajax, un equipo con acné. Nada que ver con las piernas de mármol de los madridistas, víctimas también de la ansiedad.

El remangue épico con el que el Madrid ha cimentado gran parte de su epopeya aún mantenía en vilo el encuentro. Había desvelos en las dos áreas. Pero la noche era de Tadic y los suyos. Un zurdazo terminal del serbio puso el 0-3 y el suspense de la noche. El VAR revisó un lance anterior, cuando Mazraoui rebañó la pelota a Reguilón sobre la línea de banda. Si el balón no salió fue por milímetros. El gol fue validado, lo que suponía que con media hora por delante el Real pasaba de precisar dos goles a tres. Un everest. Asensio remó al 1-3, pero Schöne dio la puntilla con el gol de la jornada. El danés ejecutó una falta directa desde el costado izquierdo, y directamente la pelota se estampó en la red. Un varapalo colosal para un Madrid que a comienzos de marzo ya se ha ido por la gatera de la Copa y la Champions. Y la Liga hoy le queda a un viaje lunar. Consecuencias del soberbio error de cálculo en el año I después de Cristiano Ronaldo. Tras una semana horripilante, lo dijo el estoico Carvajal: “Una temporada de mierda”.

 

 

 

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