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Borges estuvo a un paso del Premio Nobel en 1965

jorge-luis-borges1La tradición, o más bien las reglas de la Academia Sueca, indican que hay que esperar 50 años para acceder a la documentación confidencial que da cuenta de las deliberaciones para otorgar el Premio Nobel de Literatura. Por eso recién ahora sabemos quiénes fueron los finalistas del galardón más importante de las Letras. Por eso, entonces, sabemos que Jorge Luis Borges fue uno de los que llegaron a la recta definitiva de esa deliberación, junto a pesos pesados como el ruso Vladimir Nabokov y el chileno Pablo Neruda. Sin embargo, ninguno de ellos resultó ganador: se impuso el ruso Mikhail Sholokhov.

Según publicó el diario británico The Guardian, Epifanía Uveda de Robledo, que trabajaba en la casa del autor de Ficciones, aseguró ante el suplemento literario London Review of Book: «El día del anuncio del Nobel los periodistas hacían fila afuera de la casa de Borges. Pasaba año tras año. Y cada vez que llegaba la noticia de que no había ganado, él se ponía muy triste».

En 1965, según consta en la documentación de la Academia Sueca, incluso se barajó la posibilidad de que Borges compartiera el premio con el guatemalteco Miguel Angel Asturias, pero el jurado rechazó esa posibilidad. Asturias ganaría el Nobel dos años más tarde, y -como le ocurriría a Nabokov- nunca llegaría la buena noticia para el argentino. Neruda, en cambio, ganó en 1971. Y Samuel Beckett, también finalista de ese año de grandes figuras, accedió al Nobel en 1969. Otro premio compartido que se barajó en 1965 fue entre la poeta rusa Anna Akhmatova, expulsada de la Unión Soviética en 1946, y Sholokhov, miembro del Comité Central del Partido Comunista. Finalmente, sólo Sholokhov resultaría ganador, luego de un fallo unánime.

El jurado eligió al laureado de ese año por «la integridad y la fuerza artística» de su obra y por «haberle dado expresión a una fase histórica de la vida del pueblo ruso» a través de El don apacible, cuatro volúmenes en los que trabajó entre 1928 y 1940.

«No concederme el Premio Nobel se ha convertido en un tradición escandinava; desde que nací, nunca me lo han concedido», dijo alguna vez Borges. La tradición se extendió durante toda su vida.

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