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Chatarra

Hay que ver cómo está la cosa de los derechos de la mujer. Como diría una portada de Anson, no se habla de otra cosa. A.R. (antes de Rubiales) las mujeres no tenían baños en los estadios de Arabia Saudí. Y empezó su delirante y larguísimo discurso con un «todos y todas». Por su parte, Antonio David Flores se presentó en la junta de accionistas de Mediaset (se había comprado cinco acciones) y criticó todo el feminismo de pacotilla que a su parecer había en la cadena a costa de su persona. Luego, en su canal de YouTube, estuvo contando las mujeres, tres, que había en el consejo de administración. Y dijo que las tres sin bonus. Con esa jugada de presentarse en la junta da la razón a Rocío Flores. Ahora sí que lo vemos como un genio del mal.

Fuera, Marine Le Pen enarbola el feminacionalismo frente a feminazismo (‘feminista no hostil’, dijo en 2017 que era). No son los tiempos de Margaret Thatcher, así que alguna concesión tiene que hacer. Y, demonios, una mujer que no sea feminista es idiota (otra cosa es el feminismo identitario de Montero la chica). Pero Macron se ve más cerca de las mujeres. Que siga casado con una señora mayor puntúa doble. «Haré bajar la cabeza a quienes creen poder ignorar que en Francia se respeta a las mujeres», escribió Le Pen el 8 de marzo. Querrá bajárselas a unos más que a otros. Pero es que entre esos unos está el vigilante que no permitió entrar en el Museo d’Orsay a una tetuda. O el conductor de autobús de París que no dejó subir a una joven con minifalda. El problema es la creciente presencia de islamistas en empresas de transportes y de seguridad. Cómo no se va a preocupar uno por eso. Pues ya saben: ¡Xenofobia! ¡Xenofobia!

Hace tiempo que los sindicatos también se subieron al carro y dejaron de lado la lucha de clases por el feminismo. Pero decía ayer Alain de Benoist en ABC que el hecho clave de las elecciones francesas es la lucha de clases. A Le Pen la votan los que sufren. A Macron, los elitistas y burgueses. A ver si cambiara eso de tomar el feminismo como mercancía oportunista, como chatarra conveniente.

 

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