Duro golpe a la izquierda en EE.UU. con la derrota de la alcaldesa de Chicago
Según las encuestas, la inseguridad en la tercera ciudad más grande del país, ha hecho que Lightfoot pierda las primarias en su partido
El flirteo de una buena parte de los demócratas con los recortes de los presupuestos de la Policía, tras las intensas protestas raciales de 2020, les está pasando factura según se acercan primarias y elecciones. Hace apenas cuatro años, Lori Lightfoot se alzaba como una de las grandes estrellas emergentes de la izquierda estadounidense, la primera mujer de raza negra, y además abiertamente lesbiana, en ganar unas elecciones a una alcaldía dominada durante décadas por grandes familias y clanes con estrechos lazos con los sindicatos y los cuerpos policiales.
El martes, de forma sorprendente, Lightfoot perdió las primarias de su partido en una ciudad en la que un republicano no gobierna desde 1931. Según las encuestas, la inseguridad en las calles de Chicago se la ha llevado por delante. En su primer año de mandato, los homicidios pasaron de 500 a 776 anuales; después aumentaron en 2021, a 802, y finalmente en 2022 bajaron ligeramente a 688, una cifra que no se veía desde los años 90, cuando la ciudad competía por el terrible título de capital del crimen de Estados Unidos.
Sin reelección
Lightfoot es el primer alcalde en no ser reelegido en Chicago desde hace cuatro décadas. La anterior en perder el cargo, por el mismo método de primarias, fue la otra única alcaldesa mujer, Jane Byrne, cuyo mandato estuvo repleto de sinsabores por diversas huelgas sindicales y el desafecto que generó entre la población afroamericana.
Finalmente a su pesar, Lightfoot ha sido una de las caras del movimiento para recortar a la Policía. Ella siempre dijo no compartir plenamente ese concepto, popular entre ciertos sectores de la izquierda pero tóxico para el común de los votantes, a tenor del devenir de las primarias. Pero en su primer presupuesto tras las protestas por la muerte de George Floyd a manos de la Policía, y los saqueos consiguientes, incluía recortes de hasta 80 millones de dólares al cuerpo de Policía de su ciudad.
Pasan a la segunda vuelta otros dos candidatos, Paul Vallas y Brandon Johnson. El primero hizo campaña proponiendo invertir más en la Policía, el segundo apareció de la nada y llegó a la segunda vuelta con apoyo de los sindicatos y la promesa de gastar más en educación. La votación para decidir quién gobierna la tercera ciudad de EE.UU. en tamaño, tras Nueva York y Los Ángeles, será el 4 de abril. El candidato Vallas, con el apoyo del sindicato policial, se situó primero en la ronda inicial, con el 37% de los votos, 172.000. Johnson quedó en el 20% y Lightfoot en un humillante tercer puesto, sin subir del 17%, o 86.000 papeletas.
En la segunda vuelta de 2019 había obtenido más de 386.000 votos. Pero en julio de 2021, con apenas dos años en el cargo, la alcaldesa ya estaba en graves apuros. En un solo fin de semana se registraron 100 tiroteos en la ciudad. El presidente Joe Biden la visitó y se vio con Lightfoot. Prometió ayuda federal. Se habló de la posibilidad hasta de un despliegue de la Guardia Nacional, que no se materializó. El giro de la alcaldesa se consumó a finales del año pasado, cuando dijo que ahora estaba a favor de reforzar los cuerpos policiales, que lo de recortar a la Policía nunca fue con ella.
Toque de atención
Ahora, su derrota es un toque de atención a otros alcaldes demócratas de grandes ciudades en las que la criminalidad tras la pandemia ha ido al alza.
Este año hay elecciones en urbes como Filadelfia o Houston. La diputada Marjorie Taylor Greene, del ala republicana trumpista, les regaló a Lightfoot y los demócratas un nuevo eslogan, cargado de ironía: «La criminalidad no convence». Tampoco es necesario centrarse en los republicanos para encontrar criticas a Lightfoot y lo que representa. El candidato a alcalde que quedó primero, Vallas, resumió su ambicioso programa de gobierno en una sola frase: «Haremos de Chicago la ciudad más segura de EE.UU.».
La seguridad pública ha sido un asunto prioritario en otras elecciones recientes. Y en algunas ocasiones, los votantes han actuado sin esperar a la cita con las urnas. El año pasado, en un insólito giro, el bastión izquierdista de San Francisco depuso del cargo en una votación extraordinaria al que era fiscal del distrito, Chesa Boudin, declarado admirador del chavismo, en plena ola de inseguridad ciudadana, con los atracos y robos disparados.
Estas derrotas marcan el inicio de una larga sucesión de campañas, que culminarán en las elecciones presidenciales de 2024. De momento, hay pocos candidatos confirmados. Joe Biden domina el campo demócrata, con una política, al menos en lo policial, marcadamente centrista.
Por el lado republicano sólo han anunciado Donald Trump y la que fue su embajadora ante la ONU, Nikki Haley. Ambos han criticado los pronunciamientos de algunos demócratas a favor de recortar los cuerpos policiales.
Las protestas por la muerte de Floyd en Minneapolis en 2020 han forzado reformas policiales en las grandes ciudades, pero pocos recortes financieros de enjundia, sobre todo por el aumento de la criminalidad. En Washington, el gobierno local, también demócrata, ha aprobado una nueva legislación que reducirá o eliminará las penas de cárcel por delitos considerados menores, como el hurto en coches, pero varios demócratas en el Capitolio se oponen y la vetarán. Al ser distrito federal, es el poder legislativo el que tiene la última palabra sobre el Gobierno de la capital.