El batacazo, o por qué la izquierda perdió el norte
«La jerga posmoderna e incomprensible y vacía es un síntoma. Un síntoma de que los nuevos partidos están tan huecos como las palabras que usan»
Cuando en una comunidad autónoma el partido del Gobierno tras las elecciones no llega al 11% de representación, y tenían un 25% hace cuatro años, ¿cómo le llamamos a esto?
Batacazo
Voy a poner un ejemplo entre tantos que podrían utilizarse para explicar por qué el Partido Socialista ha perdido completamente el norte en Galicia (apreciase la ligera ironía de hablar de ‘perder el norte’).
Un ejemplo entre tantos: las guarderías
Quizás fuera de Galicia no se sepa, pero en Galicia las guarderías son gratuitas, sean públicas o privadas. El BNG se opuso en su momento a esta medida, argumentando que solo se deberían subvencionar las guarderías privadas y que desviar dinero a la pública era un negocio o un chanchullo.
En el debate de octubre del 2021 a la propuesta de las guarderías públicas gratuitas se la calificó de «propaganda» por parte de la oposición, que reclamaba a Feijoo un «cambio de modelo» para afrontar la recuperación de Galicia tras la crisis por la pandemia del coronavirus.
Hoy en Galicia, las escuelas infantiles son gratis para los niños de 0 a 3 años desde el curso 2022/2023. Tanto en zona rural como urbana, y con independencia de la renta y del número de hijos de la familia.
Como digo, la oposición tildó la medida de propaganda, insistiendo que lo realmente decisivo para tener hijos es la posibilidad de acceder a empleo estable, salarios suficientes y estabilidad laboral. El caso es que más vale pájaro en mano que ciento volando. Y si no te ofrecen planes claros y bien definidos a medio y largo plazo para acceder a empleo, salario y estabilidad, creo que cualquiera con dos dedos de cabeza, y con hijos, escogería el comodín de la guardería aquí y ahora. Que las palabras se las lleva el viento y la plaza de guardería es una medida concreta.
La única referencia del programa electoral del PSOE con respecto a la demografía fue su propuesta de ayudas para facilitar el reemplazo generacional en el sector agroganadero. Por su parte, el BNG incidía en su programa en el cuidado de los mayores con un nuevo modelo de residencias. Pero eso ya lo hacía el PP.
La tierra de nadie
David Souto Alcalde tiene cuarenta años y tres hijos. Es doctor en Estudios Hispánicos por la New York University, y ha sido profesor de cultura temprano-moderna en Trinity College. Ha colaborado con medios como Nós Diario, Brownstone, El Correo Gallego o Mundo Obrero. Ha publicado varios libros de poesía escritos en gallego. Y en su juventud era clara y declaradamente un señor de izquierdas. ¿ Lo es ahora? Probablemente sí que lo es, pero algo ha debido suceder en todo este tiempo.
Como a tantos de nosotros, a David Souto la izquierda brilli brilli le ha dejado en una tierra de nadie. Nadie hubiera imaginado hace diez años que a un escritor que publicaba artículos en gallego en el Mundo Obrero hoy le iban a llamar facha. Pero ahora ya sabemos que facha o terfa es cualquiera que se desvíe un milímetro de las nuevas consignas de la izquierda brilli brilli. Lo cual es francamente difícil porque estas consignas son proteicas y cambian cada día.
David, su esposa y sus tres hijos regresaron a Galicia desde Estados Unidos abandonando allí trabajos estables y bien pagados. Él se reconvirtió a profesor de instituto y ella se reincorporó a la medicina. Ella tuvo que prepararse un MIR. Si no hubieran tenido guardería no se hubieran podido reciclar y hubieran estado los dos condenados a la precariedad.
Como David, muchos gallegos han regresado a Galicia precisamente atraídos por el canto de sirena de las guarderías gratuitas. Cosas en las que la neo izquierda no piensa, cosas como la guarderías, son cosas que de verdad importan a la gente mucho más que la defensa de los no binaries, las niñas con pene, los okupas o los desfiles de drags en lencería capaces de hacer un spagat.
Yo es que aún recuerdo el lamentable espectáculo que nos brindó Podemos en una campaña electoral reciente en un ¿mitin? en la plaza de Chueca, con una drag de ciento veinte kilos animando al personal a no se sabe qué. Y, oiga, que me sorprende sobremanera que pues de aquello no les voten.
También me sorprende que PSOE, Sumar y Podemos no comprendan que en la tercera comunidad más envejecida de España, tradicional, minifundista, con gran peso del sector primario, defensora a ultranza de la propiedad privada y la familia, palabros como descolonización, mestizaje, gobernanza, transparencia, empoderamiento, heteropatriarcado, interseccionalidad, cisgénero, racializades, subalternidad, antiespecismo, perspectiva de género, acción afirmativa, constructo social… no acaben de cuajar. O no los entiendan. O no quieran entenderlos.
Los gallegos y gallegas que no acaban de entender estas palabras no creo que sean tontos, y obviamente sabrán que existen muchas cosas mejorables, pero tras las experiencias de las Mareas, Podemos, etc y, como bien dice David, » la gente no quiere experimentos con gaseosa».
Esa jerga posmoderna e incomprensible y vacía es un síntoma. Un síntoma de que los nuevos partidos están tan huecos como las palabras que usan. Y se han revelado como estamentales, integrados únicamente por élites tecnócratas.
La sobrina de un ministro, la hija de un alto cargo sindicalista, el hijo de dos funcionarios de clase A que viven en el barrio más caro de todo Madrid y probablemente de toda España…vaya usted mirando con lupa los nombres en las listas de Sumar y Podemos, que no va a encontrar a nadie que venga de clase obrera.
Son, como digo, élites tecnócratas, aunque profundamente ignorantes. Y no entienden al sistema más «caciquil» o «clientelar» que, visto en perspectiva, y sin defenderlo, era mucho más inclusivo a nivel de clase social y más anclado en la meritocracia. Y desde luego ha demostrado que es mucho más capaz de comunicarse con la gente de a pie.
Disforia ideológica
Habla David Soto Alcalde, en otro artículo, publicado en otro medio, de «disforia ‘ideológica», de personas que creen ser de izquierdas pero que en realidad son bastante de derechas. Son tecnócratas y autoritarios. Y en realidad sirven a intereses capitalistas globales como los de la industria farmacéutica o los grandes fondos de pisos. A unos los han ayudado con la Ley trans y a los otros con la Ley de Vivienda.
Maquiavelo decía que el pueblo no se equivocaba nunca y en eso no estoy de acuerdo. Los humanos nos equivocamos en muchas ocasiones y somos fácilmente manipulables. De ahí a creer que el pueblo es profundamente idiota hay un amplio trecho. Yo hablaría más bien de la masa, en el sentido orteguiano del término, porque me pregunto si podemos seguir hablando del pueblo, aquel sujeto histórico que luchaba por mejores condiciones de vida, guiado por principios y valores.
Y quizá Galicia nos ha dado una lección en esto: la masa es manipulable, pero no lo es tanto como creíamos. Y si tiene que elegir entre la sartén y el fuego ha decidido quedarse en la sartén…
…Que allí por lo menos hay comida.