El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, entra en la lista de dirigentes depredadores de la prensa
Reporteros sin Fronteras afirma que el mandatario ejerce un "totalitarismo de tipo soviético"
EFE).- Miguel Díaz-Canel entró este lunes pasado en la nueva lista de dirigentes políticos considerados «depredadores de la libertad de prensa» por Reporteros Sin Fronteras (RSF) a causa del control casi absoluto de la información y la represión de los periodistas que no siguen la línea oficial.
RSF explica, en la primera actualización de esa lista desde 2016, que Díaz-Canel ejerce un «totalitarismo de tipo soviético» y que desde su llegada a su puesto de jefe de Estado en octubre de 2019 ha mantenido la línea de su predecesor, Raúl Castro, con «un control casi absoluto de la información». Por eso mismo, Raúl Castro ya había sido catalogado como depredador en las ediciones anteriores.
La organización cuenta cómo en Cuba radios, televisiones y periódicos son objeto de una vigilancia estrecha por el Estado y que la Constitución ni siquiera permite la existencia de una prensa privada.
Los principales objetivos de sus ataques, según la organización, son la prensa independiente y de oposición y «todas las voces disidentes»
También que los periodistas que no se ajustan a la línea castrista sufren cotidianamente «arrestos, detenciones arbitrarias, amenazas de encarcelamiento, persecución y acoso, registro ilegal de domicilio, confiscación y destrucción del material periodístico».
Los principales objetivos de sus ataques, según la organización, son la prensa independiente y de oposición y «todas las voces disidentes».
También hace notar que el Gobierno cubano también interviene en la cobertura de la prensa extranjera al conceder acreditaciones «de manera selectiva» y expulsar a los que considera «demasiado negativos» con el régimen.
En Latinoamérica, Díaz-Canel no es el único «depredador de la libertad de prensa», para RSF.
Comparte esa situación con los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro (desde su llegada al poder en 2013), Nicaragua, Daniel Ortega (desde el inicio de su tercer mandato consecutivo, en noviembre de 2016), y Brasil, Jair Bolsonaro (desde su acceso a la jefatura del Estado en 2019).
La presencia de Ortega en la lista se justifica por la «asfixia económica y censura judicial» a la que ha estado sometiendo a la prensa desde que comenzó su tercer mandato consecutivo, en noviembre de 2016, y que ha tomado una nueva dirección con la perspectiva de las elecciones presidenciales que deben celebrarse en noviembre.
La presencia de Ortega en la lista se justifica por la «asfixia económica y censura judicial» a la que ha estado sometiendo a la prensa desde que comenzó su tercer mandato consecutivo, en noviembre de 2016
RSF hace notar que ha reforzado «su arsenal de censura» con acciones judiciales «abusivas» contra los que se le oponen tanto en la clase política como en los medios y señala entre sus principales víctimas a la familia Chamorro y en especial a la periodista y ahora también candidata presidencial Cristiana Chamorro.
Menos sorprende que haya conseguido entrar en este grupo el saudita Bin Salman, teniendo en cuenta la concentración de poder en sus manos desde que fue nombrado en 2017 sucesor por su padre y lo que RSF llama su «barbarie sin límites». Arabia Saudí -recuerda la organización- es «una de las mayores prisiones del mundo para los periodistas» y algunos de ellos están entre rejas sin saber lo que se les reprocha. Eso por no hablar del caso del editorialista del Washington Post Jamal Khashoggi, asesinado y descuartizado en el consulado saudí de Estambul en 2018.
Por primera vez en esta edición hay dos mujeres «depredadoras» a la vez, incluida la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, por comportarse como «una marioneta en las manos del presidente chino, Xi Jinping, en la aplicación de políticas «liberticidas contra la prensa» que llevaron a la desaparición en junio del último diario independiente, Apple Daily, y al encarcelamiento de su fundador, Jimmy Lai.
La otra es la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, que dirige el país desde 2009 y que con una ley de 2018 sobre la seguridad digital -siempre según RSF- ha propiciado procedimientos judiciales contra más de 70 periodistas y blogueros.
Siete de los dirigentes de la lista negra de la organización llevan desde la primera edición en 2001, entre ellos el iraní Alí Jameneí, el ruso Vladímir Putin y el bielorruso Alexandr Lukashenko
Siete de los dirigentes de la lista negra de la organización llevan desde la primera edición en 2001, por ejemplo, el guía de la revolución iraní, Alí Jameneí, los presidentes de Siria, Bachar el Asad; Rusia, Vladímir Putin, o Bielorrusia, Alexandr Lukashenko.
También el de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, que es el jefe de Estado del mundo que lleva más tiempo en el cargo a las riendas de lo que Reporteros no duda en calificar de «una dictadura totalitaria», en la que el paisaje mediático se limita casi exclusivamente a los estatales encargados de divulgar la «propaganda del Gobierno» y donde no hay ningún corresponsal extranjero.
En la lista publicada este lunes, que actualiza la precedente de 2016, RSF incluye en total a 37 dirigentes de todo el mundo a los que reprocha «una represión masiva de la libertad de prensa», entre los que por primera vez desde su creación, hace una veintena de años, figura el responsable de un país de la Unión Europea: el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.
La razón es que considera que desde que Orbán volvió al poder en 2010, no ha cejado en su empeño de atentar contra el «pluralismo y la independencia de los medios». A partir de su idea de «democracia iliberal», ha transformado el servicio de radio y televisión pública en «órgano de propaganda» y a los medios privados o los ha convertido en siervos o los ha reducido al silencio. Eso ha sido posible gracias a maniobras político-económicas y a la compra de medios por parte de algunos oligarcas vinculados a su partido, Fidesz.
A Bolsonaro, al frente de la mayor democracia de Latinoamérica, la ONG le reprocha los insultos, humillaciones y «amenazas vulgares» que ha dirigido a la prensa desde que llegó a la presidencia en 2018. Desde entonces, subraya, «el trabajo de la prensa brasileña se ha vuelto extremadamente complejo» y los principales objetivos de sus ataques han sido las mujeres periodistas, los especialistas políticos y el grupo Globo.