El Rey del Mambo cumple 100 años
Sobre Dámaso Pérez Prado hay mucho desconocimiento, especialmente en su país natal, donde poco se habla de él
LA HABANA, Cuba.- Hoy se cumple el centenario del natalicio de Dámaso Pérez Prado. El pianista, compositor y arreglista cubano, internacionalmente conocido como “el Rey del Mambo”, nació en Matanzas un 11 de diciembre, pero unos dicen que en 1916 y otros que en 1917.
Sobre Pérez Prado hay muchas contradicciones y desconocimiento, especialmente en su país natal, donde poco se habla de él.
Habiendo desarrollado la mayor parte de su carrera en México (que consideraba su segunda patria) y en los Estados Unidos, es de los numerosos artistas de la diáspora al que los mandamases de la cultura oficial prefieren soslayar. Algo que resulta muy injusto, no solo por su importancia en la música cubana, sino porque los mandamases verde olivo le deben a Pérez Prado la composición orquestal de la que se apropiaron para que les sirviera de banda sonora en los homenajes a uno de los principales iconos del castrismo.
Me refiero al fragmento de la bella pieza musical que desde que fue utilizada hace medio siglo en una velada solemne en la Plaza de la Revolución, ha seguido siendo empleada profusamente para documentales y spots televisivos y radiales sobre Che Guevara.
La pieza en cuestión se titula Suite de las Américas, y no es, como podría suponerse de la autoría de Leo Brouwer, Sergio Vitier, Frank Fernández, y mucho menos de Juan Almeida, sino de Dámaso Pérez Prado.
Muy pocos en Cuba lo saben, no solo por lo inusual en el repertorio de Pérez Prado de este tipo de composición, sino porque los mandamases que se la apropiaron, que se recuerde, nunca le han dado crédito a su autor ni referido cómo y por qué la escogieron para dedicársela a Guevara.
Otra de las confusiones que hay sobre Pérez Prado es acerca la creación del mambo. Fue él quien a partir de 1948 popularizó internacionalmente ese ritmo, que se apoderó de las pistas de baile, incluso en Japón, pero su creador no fue él, sino los hermanos Orestes e Israel “Cachao” López, que a fines de los años 30, cuando tocaban en la orquesta Arcaño y sus Maravillas, a la aceleración del tiempo del danzón, la denominaron “mambo”.
Pérez Prado, que a principios de los años 40 había sido pianista en las famosas orquestas Sonora Matancera y Casino de la Playa, en 1948 fue convencido por el cantante Kiko Mendive para que se radicara en México, que por entonces era la meca del disco y el cine en Latinoamérica, y probara fortuna allí.
En México, Pérez Prado creó su propia orquesta, que se hizo muy popular y donde por un tiempo cantaría Benny Moré.
Pérez Prado, influenciado por la música del norteamericano Stan Kenton, le incorporó saxofones y trombones a su conjunto, a la manera de las jazz bands, y con su órgano y su grito gutural (¡aaah ugh!), le imprimió al mambo un sello muy peculiar.
Sus piezas de mambo fueron tantas, que luego de “Qué rico el mambo”, de 1949, a muchas no les dio nombres, sino números, siendo la más conocida Mambo número cinco.
En 1955, Cherry Pink (and Apple Blossom White), de Pérez Prado fue el single del año en la lista de la Billboard, superando al Rock around the clock de Bill Haley and his Comets.
Otra de las piezas más populares de Pérez Prado fue Patricia, que fue utilizada en 1960 por Fellini para La dolce vita (La dulce vida), aquella película que escandalizó tanto a algunos comisarios culturales del castrismo que poco faltó para que nos condenaran a ver únicamente películas soviéticas.
Pérez Prado murió en México el 14 de septiembre de 1989.
Además de poner a bailar el mambo a medio mundo, Pérez Prado ha influido a salseros como Tito Puente, al guitarrista Carlos Santana y a varias generaciones de músicos cubanos, incluidos los más destacados intérpretes de la llamada timba en los últimos 30 años.