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Elecciones EEUU: New York, New York

 

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Estimados lectores: este martes 19 de abril llegamos a la primaria que es, por múltiples y obvias razones, una de las joyas de la corona: New York.

I

Quizá sea conveniente, en primer lugar, que veamos el número de delegados para cada uno de los candidatos, previamente a esta jornada neoyorquina:

Partido Republicano (se necesitan 1.237 para ganar la nominación):

Donald Trump: 755

Ted Cruz:           543

Marco Rubio:    171  (retirado)

John Kasich:      144

En este partido hay un número modesto de «superdelegados» (explicación más abajo): 17. Al día de hoy, Ted Cruz tiene 16, y Donald Trump 1. 

Partido Demócrata (se necesitan 2.383 delegados para ser nominado):

Hillary Clinton: 1.307

Bernie Sanders: 1.094

En este partido, como ya hemos destacado con anterioridad, juegan un papel mucho más fundamental los “superdelegados”: dirigentes importantes del partido que son delegados “directos” a la convención. Tienen total libertad de apoyar al candidato que prefieran; no están “comprometidos” (pledged), como sí lo están buena parte de los delegados electos en cada primaria o caucus estadales. Una inmensa mayoría hoy favorece a Hillary Clinton, aunque cada uno puede cambiar sus apoyos cuando quiera.

Al día de hoy, se distribuyen así:

Hillary Clinton: 469

Bernie Sanders:   31

 

Ahora bien, ¿Cuántos delegados fueron electos este martes 19 en New York?

Republicanos: 92

Demócratas:   239

II

Todos los precandidatos emplearon en New York múltiples recursos y esfuerzos para ganar. Las cuentas no están para distracciones o flaquezas, y hemos visto toda clase de tácticas para conseguir el mayor número de apoyos posibles. Examinemos cada partido:

 

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Partido Demócrata:

Hillary Clinton, como anunciaban todas las encuestas, ha sido la vencedora en New York. Pero, para su pesar, no ganó con la ventaja que podía esperarse a favor de quien, entre otras razones, había sido senadora por el estado. Para Sanders, es una derrota que no es definitiva, sin duda alguna, pero es un hecho innegable que la victoria le da a Clinton un impulso necesario a su campaña.

Los delegados en New York se distribuyeron así:

Hillary Clinton: 135

Bernie Sanders: 104.

Sumando todo lo señalado arriba, este es el número de delegados de cada uno luego de New York:

Hillary Clinton: 1911

Bernie Sanders: 1229.

 No obstante, si, como reza el dicho, París bien vale una misa, para Bernie Sanders intentar derrotar a la favorita Hillary Clinton puede significar un viajecito a Roma para recibir el espaldarazo del papa Francisco, con su peculiar brújula ideológica: la semana pasada además de conversar por unos minutos con el izquierdista Sanders, a Evo Morales le concedió audiencia privada.

No sabemos qué le habrá dicho el papa al senador de Vermont, pero el hombre regresó revigorizado y en un nuevo debate organizado por CNN, atacó con decisión desacostumbrada a su rival. Tal fue la cosa, que el debate pasa a la historia como la “batalla de Brooklyn”. Para decirlo en palabras de Nicholas Kristof (New York Times): “se están atacando como si fueran republicanos”.

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Los medios reflejaron el descontento de algunos votantes dispuestos a votar por Sanders, al enterarse que no podían hacerlo debido a que, según las reglas del partido en New York, solo pueden votar electores «registrados» (inscritos) en el partido. Cosas del modelo descentralizado  gringo: más sobre el asunto en el caso de los republicanos. 

Una consecuencia que podría salirle cara al partido es que estos meses de campaña, en buena medida mediáticamente centrados en sus rivales republicanos, han generado asimismo una división profunda en el partido demócrata. La izquierda ha dicho presente, se ha organizado, y ha generado emociones e ilusiones de campañas pasadas (por ejemplo, George McGovern, en 1972). El voto joven está claramente con Sanders, y Hillary Clinton tendrá que hacer un gran esfuerzo para motivarlo de la forma que su rival lo ha hecho.

El comando de Sanders, luego de la derrota en NY, ha señalado una nueva alternativa táctica: intentar convencer a los 500 superdelegados para que abandonen a Clinton y lo apoyen ¿Realista? En este momento no parece serlo, pero uno debe tomar en cuenta que esta campaña, tan heterodoxa, recuerda al exitoso programa de ciencia-ficción «Dimensión Desconocida«, en la cual todo era posible…

Lo que está claro es que ambos precandidatos tienen una gran tarea por delante para conquistar el voto independiente y centrista, claramente mayoritario en la elección general, y para cerrar la división interna demócrata. Por supuesto, si el candidato rival es Trump ¿qué mejor motivo para que las tendencias se unan y  así evitar la catástrofe?

 

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Partido Republicano:

 

 El ganador fue, sin que nadie se sorprendiera, Donald Trump; New York es su territorio natural. Por supuesto que es una victoria sumamente importante, y que su comando está tratando de sacarle el mayor provecho posible.

El hecho real es que la trascendental victoria trumpista en New York se refleja en el siguiente resultado en delegados:

Donald Trump: 89

John Kasich: 3 (ganó Manhattan)

Ted Cruz:

Quedando, luego de New York, el número total de delegados republicanos distribuidos de esta manera (incluidos los superdelegados):

Donald Trump: 845

Ted Cruz: 559

John Kasich: 147

 

Lo fundamental es que, analizando los estados que faltan por votar, sobresalen dos hechos:

Donald Trump es el único candidato con reales posibilidades de alcanzar el número mínimo de delegados (1.237) que se necesitan para asegurar la candidatura ANTES DE LA CONVENCIÓN.

-A Ted Cruz solo le queda esperar capturar el mayor número posible de delegados en los estados que faltan, e impedir que Trump logre la cifra mágica. Una tarea casi hercúlea.

Otra conclusión nada menor: John Kasich debiera retirarse. No tiene sentido que siga; no hay argumentos posibles -salvo una mezcla de orgullo idiota con tozudez estúpida- que explique que no se retire en las próximas horas. 

 Como era de esperarse, Donald Trump, para cuidarse las espaldas (su objetivo ahora es llegar a la convención con el número mágico de delegados a su favor, y lo puede lograr sin duda alguna) ha comenzado toda una ofensiva en contra de las autoridades del partido, alertando sobre posibles maniobras dirigidas a impedir su nominación presidencial en la convención que se realizará en Cleveland.

Su victoria en New York, sin embargo, tiene para el empresario este ingrediente alarmante producido por los exit polls: un 40% de los votantes republicanos indicaron que «estarían muy preocupados si Trump fuera presidente». Repitámoslo. Votantes republicanos.

Una nota del New York Times destacaba que cada vez que Trump ha perdido algo de terreno con Ted Cruz, el millonario ha buscado “culpar al sistema de selección”. ¿El mensaje? “Me están robando la elección”. Y en declaraciones del pasado martes 12 de abril, acusó a los directivos de ser cómplices en el robo. Ha llegado a incluso a afirmar que la convención de Cleveland podría ser “ilegítima” de no escogerlo como candidato.

Ahora bien, el asunto asume aristas muy preocupantes. Su esfuerzo de sembrar dudas (como bombas de profundidad dispuestas a hundir el submarino del GOP) sobre el proceso electoral, alimenta sin duda alguna las sospechas y las ansiedades que muchos de sus simpatizantes más duros poseen acerca de un proceso político que en su opinión “los ha intencionalmente dejado afuera”. 

No es la primera vez que Trump actúa así. De hecho, ha sido una marca de fábrica en su vida. Cada vez que algo no va según sus cálculos, comienza a culpar al: sistema/método de decisión/autoridad/intereses, etc. Cuando Trump no gana, siempre es por culpa de un tercero.

Un dato que debe destacarse de la convención republicana, y las reglas prevalecientes: si un candidato no logra la victoria en la primera ronda, la mayoría de los delegados queda liberada para votar por quien quiera en rondas sucesivas. Por ello para Trump es vital lograr los 1237 delegados antes de Cleveland. 

 Y es que el sistema de convenciones electorales gringo debe estar entre los más complejos del mundo.

Los equipos de Ted Cruz han sido muy cuidadosos a la hora de cortejar a los delegados en carne-y-hueso. ¿Cómo? Este pasado fin de semana 28 estados escogieron, con nombres y apellidos, a sus delegados para Cleveland. La campaña del tejano tiene equipos especiales dirigidos por un veterano operador del partido, Ken Cuccinelli, que se han dado a la tarea de contactar de múltiples formas a dichos delegados. Y se necesita mucha experiencia en el asunto, porque las reglas de selección varían de estado a estado. Por ello, se necesitan “especialistas” no en el partido republicano nacional, sino en cada uno de los 50 estados. El federalismo norteamericano en acción –claro, es un país que tiene la sabiduría y la fortuna de no contar con una Tibisay Lucena, y un Consejo Electoral que desde la capital decide dictatorialmente todo tipo de asuntos, incluso aquellos que, por sentido común, no les compete (¿elecciones universitarias? ¿elecciones partidistas?).

El comando de campaña, por boca de Cuccinelli, se considera muy afortunado debido a que “hasta hace solo un mes” Trump no tenía idea alguna del ABC del tema, concretando: “una campaña exclusivamente basada en exposición mediática tiene sus ventajas, pero también muchas desventajas”.

Pongamos un ejemplo entre muchos para ilustrar la situación: En Arkansas (cuya primaria se realizó el 1 de marzo), donde Trump obtuvo 16 delegados y Cruz 15, hubo una fecha límite para inscribirse como aspirante a delegado para la convención. Esa fecha era finales de febrero. Y desde el momento en que esa lista se hizo pública, voluntarios por Cruz han estado analizando y evaluando a los candidatos, buscando a aquellos que sean más leales a su candidato en la Convención. Los delegados de Arkansas solo están obligados a votar en la primera vuelta por el candidato escogido. De allí en adelante, es su libre decisión. La lealtad a prueba de cañones es entonces vital.

Para concluir: la semana que viene, el martes 26, continúa el difícil  y controversial proceso de selección candidatural, con primarias en: Connecticut, Delaware, Maryland, Pennsylvania y Rhode Island. Serán electos 172 delegados republicanos, y 344 demócratas.

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