Cultura

En Buenos Aires: la librería “más linda del mundo” cumple 20 años

Diciembre del año 2000. Para algunos, el tercer milenio ya había comenzado, para otros estaba por llegar. Entretanto, continuaba la diatriba respecto al inicio del siglo 21. En Buenos Aires, otro acontecimiento captaba la atención de propios y extraños: la inauguración de la librería El Ateneo Grand Splendid en la avenida Santa Fe 1860, entre Callao y Riobamba, en Barrio Norte, Recoleta.

El edificio Grand Splendid fue construido para funcionar como teatro, a principios de 1900. Atraído por su majestuosidad, Max Glücksmann, inmigrante austríaco reconocido por sus aportes a la industria del cine y de la música, lo adquiere en 1919.

De estilo ecléctico, el Gran Splendid se convirtió desde sus inicios en insignia de la cultura porteña, no solo por su valor arquitectónico sino por marcar pauta en el cine, la radiofonía y la grabación musical. En el Splendid Theater, como lo bautizó Glücksmann, se escucharon las primeras audiciones de Radio Splendid, una de las primeras emisoras del país. Luego, el visionario austríaco volvería a marcar pauta al crear el sello discográfico El Nacional Odeón con el que promovió el tango y, por ende, a intérpretes como Carlos Gardel.

En 1926 el recinto vuelve a marcar pauta con el estreno de Juan sin ropa, clásico del cine mudo argentino. Tres años más tarde, se exhibió La divina dama, primera película sonora estrenada en la ciudad. 1964 marcó el retorno del concepto teatral cuando el empresario Clemente Lococo adquiere el local y lo convierte en uno de los teatros de más renombre. Sin embargo, el séptimo arte regresa en la década de los 70 hasta febrero del año 2000, cuando los espectadores acuden para ver la última película proyectada: Belleza americana, del director británico Sam Mendes.

 

 

Rosa Montero, 2016. Fotografía cortesía de Grupo Ilhsa SA

 

 

Es entonces cuando el Grupo Ilhsa, propietario de El Ateneo (librería y sello editorial), Yenny (una de las cadenas comerciales de librerías más grande de Argentina), del sitio web Tematika y de la revista literaria Quid, invierte US$ 3.000.000 en remozar el teatro para que pudiera lucir como tal como hoy.

En sus dos mil metros cuadrados, El Ateneo Grand Splendid ha recibido a destacados escritores, artistas, turistas, bibliófilos, público en general. Estar en Buenos Aires y no visitar esta joya artística es como irse de Roma sin conocer el Coliseo o viajar a París sin ver la torre Eiffel.

Antes de la pandemia se llevaban a cabo unos doscientos eventos al año: presentaciones de libros, conciertos, firmas de discos, conversatorios, además de exhibiciones de artes plásticas y fotografía. Ernesto Sábato, Paul Auster, Mario Benedetti, Quino, Rosa Montero, Mario Vargas Llosa, Fito Páez, Gustavo Santaolalla, Isabel Allende. Emma Shapplin, John Katzenbach, Les Luthiers, Chayanne, Ricardo Montaner, Florencia Bonelli, Eduardo Sacheri, Anthony Browne, Benjamín Lacombe, Soda Stereo son algunas de las figuras que escogieron El Ateneo para mostrar su talento o simplemente para corroborar si es tan hermosa como dicen.

 

 

Soda Stereo, 2017. Fotografía cortesía de Grupo Ilhsa SA

 

 

En noviembre de 2018, el presidente francés Emmanuel Macron pidió que su primera actividad en la agenda del G20 fuera desayunar en la librería. Además de comprar varios libros de escritores argentinos y uno de la fotógrafa Sara Facio, elogió la original propuesta de ubicar el café justo en el escenario, con el telón abierto. Selfies mediante, Macron validó entre suspiros y sonrisas que Buenos Aires posee un tesoro más que París.

No en balde, la revista estadounidense National Geographic la consideró en 2019 como la librería “más linda del mundo”. Y aunque este año no han desfilado las más de 3.000 personas que entraban a diario a sus espacios, ha mantenido sus puertas abiertas con horarios restringidos y un tiempo máximo de quince minutos… o un poco más si los guardias te ignoran. Se mantiene vigente la norma de no fotografiar los libros, tampoco pueden tomarse notas de estos.

El breve tiempo de permanencia ya no permite sentarse en alguno de los palcos originales a leer el ejemplar predilecto o recorrer con deleite sus cuatro plantas hasta toparse con una serendipia entre los más de noventa mil títulos y doscientos mil libros que reposan en las estanterías. Desde la Biblia de Gutenberg —en una edición de Taschen lujosa, onerosa y pesada—, hasta el breve Che Boludo, guía de bolsillo en inglés para que los angloparlantes entiendan los modismos argentinos, es posible encontrar de todo… o casi.

 

 

Isabel Allende, 2009. Fotografía cortesía de Grupo Ilhsa SA

 

Literatura Latinoamericana tiene las firmas más reconocidas. “De Venezuela casi no entra nada”, dice una de las solícitas vendedoras al inquirir cualquier autor o autora de esa nacionalidad. “Pará, aquí hay uno… ¡ah!, pero es argentino: Gabriel Payares”. Luego rectifica y admite que es venezolano, el libro entre manos es Lo irreparable (Corregidor), el tercer compendio de cuentos del autor.

En el lado opuesto a literatura latina está la sección de comunicación y periodismo; hay un estante estelar, para periodismo de investigación y una sección aparte con el rótulo “Dictadura militar argentina”. Jorge Luis Borges escribió que ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso y modesto el arte de la crítica. Ordenar librerías también.

La sala Ateneo Junior, en el subsuelo, en estos días no ostenta la riqueza de familias leyendo al unísono Mary PoppinsEl libro de la Selva o un cuento de Paw Patrol. No hay melómanos hurgando vinilos ni cinéfilos que con esperanza buscan en los dvd, propuestas distintas a la de Netflix. Pero siguen concurriendo estudiantes, book lovers y curiosos.

Para este aniversario no habrá brindis presencial, nada de aglomeraciones o convocatorias masivas. Hay que cumplir con el distanciamiento social. Las charlas seguirán siendo por Facebook e Instagram, en homenaje a Stephen King. Autores y autoras nacionales e internacionales seguirán saludando a la cumpleañera con videos caseros, breves. Quien haya subido a las redes su mejor foto en el establecimiento, tendrá su merecido premio. ¿Se enteraría Macron de este concurso? La celebración comenzó hace días y continuará hasta despedir el año.

 

 

John Katzenbach, 2010. Fotografía cortesía de Grupo Ilhsa SA

 

Es diciembre de 2021. El Ateneo Grand Splendid cumple dos décadas bajo la cúpula diseñada por Nazareno Orlandi. La pintura alegórica a la paz, creada por el muralista italiano para celebrar el fin de la Primera Guerra Mundial, representa distintas culturas y tiempos históricos, convoca al diálogo y a la conciliación. Asimismo, se aprecia una figura femenina que bien pudiera ser Atenea, aguerrida diosa griega de la inteligencia, la sabiduría, la civilización, las artes. Orlandi incluyó en su creación una máquina de proyección con una cinta cinematográfica extendida, palomas con ramas de olivo, querubines y símbolos de abundancia como el trigo, la vid, sus frutos. Su obra devino en sortilegio, pues quienes la aprecian se rinden ante tanta perfección.

Tal vez son las feromonas que emanan los libros, el amparo de la prodigiosa Atenea, el solaz que sienten alma, mente y corazón apenas cruzan la vitrina de la entrada o es eso que expresó el británico George Holbrook Jackson: “Amor a los libros, lo vuelvo a decir, dura toda la vida, nunca desfallece ni falla, sino que como la belleza misma, siempre es un placer”. ¡Que los cumplas feliz!

 

 

 

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