Ernesto Tironi: El golpe y el comunismo al desnudo
Es importante que permanezcamos vigilantes porque en Chile tenemos un PC en el gobierno que se ufana de sus orígenes, y que demostró claramente su fuerza estas semanas.
El feroz ataque a Patricio Fernández por el Partido Comunista, personero nombrado por el propio Presidente Boric para coordinar la conmemoración del golpe, muestra de cuerpo entero a ese partido y porqué Chile y una mayoría de la humanidad lo rechaza tan profundamente.
Es importante que todos recordemos que el procedimiento usado para sacar a Fernández es el mismo que han utilizado los comunistas a lo largo de toda su historia y en todos los lugares donde adquirieron suficiente influencia para llegar al poder. Y no fue sólo para dirigir un gobierno democrático por cierto período, sino para instalar una dictadura. Sí; igual que la de Pinochet. Y casi siempre a través de un golpe militar, como en el caso de Checoslovaquia en 1948. Además, con apoyo de un país extranjero. ¿Desde dónde y con qué autoridad nos pretenden dar cátedra en Chile sobre nuestra historia?
Ese procedimiento con Fernández fue el que usaron en Rusia la primera vez que se acercaron al poder para deshacerse de competidores, lograr el poder total y mantenerse allí a sangre y fuego por 70 años. Usando una violencia sin parangón. Incluyó hasta el asesinato de compañeros y partidarios más cercanos, como Trotsky y varios millones de personas más en este caso. Luego fue el sistema usado en los países de Europa Central -Polonia, Hungría, Checoslovaquia, etc.- además con apoyo de Stalin aprovechando el triunfo ruso en la Segunda Guerra Mundial. 70 años de pérdida de libertad, dictadura, abuso autoritario, pobreza, nulo respeto a los derechos humanos le significó el comunismo a Rusia. 45 a los centroeuropeos. Harto más que los 17 años de Pinochet. Después el comunismo, con los mismos métodos, llegó a nuestras tierras con la tragedia de Cuba (60 años), luego Venezuela y ahora Nicaragua. ¡Y estuvo a punto de pasarnos en Chile en 1973!
Conste que no pretendo exculpar a Pinochet del golpe ni justificar o relativizar su no respeto de las personas y los derechos humanos. Lo que quiero decir es que hay que tener autoridad para hablar contra eso cuando se ha justificado lo mismo al realizarse para sostener las ideas e intereses propios: la dictadura “del proletariado”, mentira, la de los jerarcas del partido único, el PC. Reitero: nunca más golpe militar; pero… los golpes del PC en Checoslovaquia y muchos otros países, ¿esos sí? Nunca más violaciones a derechos humanos; también de acuerdo. Pero ¿y en China y Cuba hoy? ¿En Rusia, Chechenia, Georgia, Afganistán, etc.? ¿Y sobre el uso de la violencia y el terrorismo para alcanzar el poder? Lo mismo.
Desde los años sesenta mantengo diferencias con el PC. Antes y durante la UP, respecto al golpe, y después. Pero hasta ahora siempre había sentido un cierto pudor o rechazo a expresar mucho mi distancia con sus postulados por miedo a que me trataran o consideraran “anticomunista”. Escuchaba este juicio como si me trataran de “derechista fanático”. Me pasaba eso hasta en lo referente a Cuba en los años 60, 70 y 80. ¡Hoy ya no más! Considero que el comunismo como ideología, como motivación, como marco del actuar político y como partido hacen daño y son un peligro para toda sociedad humana. Y para Chile hoy en particular. Lo empezamos a ver de nuevo estas semanas.
Me doy cuenta además hoy del miedo que he tenido a parecer anticomunista. Fue la forma en que inconscientemente caía en el cuento comunista de “hacerse la víctima”. Me sentía el victimario si me declaraba abiertamente “anticomunista”. Así se asumen ellos automáticamente cuando les conviene. Son maestros en el arte de hacer a los demás sentirse culpables y de sentirse a sí mismos como víctimas.
Creo que he llegado a esta conclusión viendo el actuar del Partido Comunista en Chile desde su reingreso pleno a la política nacional escondidos detrás de “Los pingüinos” el 2007. Después entre los universitarios el 2011. Luego debajo de Bachelet y su “Nueva Mayoría” (2014), posteriormente de los jóvenes del Frente Amplio, de las turbas del estallido (2019) y al fin ahora en el Gobierno de Boric. Y las gotas que rebalsaron el vaso fueron la campaña para sacar a Sergio Micco del Instituto de Derechos humanos y ahora de Fernández de la conmemoración del golpe.
Otro factor que me ha influido fuertemente en elevar mi rechazo al Partido Comunista es su actitud respecto de la violencia en el estallido del 2019. También es el haberme dado el tiempo ahora para leer mucha más historia, incluida la contemporánea. Leer, por ejemplo, “La revolución Rusa” de Trotsky, las memorias de la Segunda Guerra Mundial de Churchill, la historia de Stalin de Montefiori (“La corte del Zar rojo”, 2003). Hay mucha evidencia nueva recogida por historiadores jóvenes con la apertura de archivos secretos después de la desaparición de la Unión Soviética en 1989.
Las acusaciones y juicios sumarios a los opositores a los planes políticos de los comunistas para conquistar el poder en Europa Central fueron casi igual a lo que vimos estos días con Fernández y antes con Micco. Se inventa una acusación, sale declaración del partido, luego se movilizan organizaciones sociales dirigidas por militantes, editorial del diario del Partido y listo. Aquí por suerte no lo pueden mandar a Siberia o a la cárcel como fue allá. Pero sabemos cómo lo hizo el dictador cubano Fidel Castro con Padilla y después con Oswaldo Payá, distinguido disidente que llegó a juntar 20.000 firmas para democratizar Cuba sin violencia. Recién este año, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos concluyó lo que muchos sospechaban: que no murió el 2011 en un accidente de auto casual, sino que había sido asesinado por agentes del gobierno. Escucharemos más de esto…
Es lo mismo que sabemos de cómo lo hicieron los comunistas en Europa central. Masaryk en Checoslovaquia también se creía que se había suicidado, después de llegar el Partido Comunista al gobierno. Ahora, después de la apertura de los archivos estaría demostrado que fue asesinado. Parecido fue en Polonia, Rumania y tantos otros países. Deberíamos todos volver a leer además tantas notables novelas históricas que cuentan de lo que era y es el comunismo en la vida cotidiana, “en el territorio”. Recordemos hoy a Kundera, muy especialmente “La broma”; la bielorrusa Aleksiévich; Havel; la georgiana Nino Haratischwili (“La octava vida”), el cubano Reinaldo Arenas (“Antes que anochezca”) y tantos otros.
Es importante que permanezcamos vigilantes porque en Chile tenemos un PC en el gobierno que se ufana de sus orígenes, y que demostró claramente su fuerza estas semanas. “Fuimos notificados de que hay una verdad oficial” (sobre el golpe), como dijo Sergio Micco al comentar el episodio Fernández. Además, recién este 5 de junio nada menos que el secretario general del PC en su 111º Aniversario, con varios Ministros de gobierno presentes, declaró que el proyecto histórico de la UP “está inconcluso, pero no derrotado”. Esa es también es otra notificación. Entonces no vaya a ser que Boric termine siendo el Kerensky chileno u otro Presidente Benes como en Checoslovaquia.
En síntesis, tal vez fue una buena idea que este gobierno quisiera conmemorar el Golpe del 73 como lo intenta hacer. Personalmente me ha obligado a recordar mejor el Gobierno de la UP que viví con dos hijas, entonces de uno y tres años, luego el Golpe, la recuperación de la democracia sin violencia, y juntarlo con el conocimiento que adquirí sólo en los últimos 30 años del horror que ha significado el comunismo en los países del mundo donde se ha impuesto.