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Es Isabel, Alberto

Todo el mundo te resta por lo menos dos puntos de lo que las encuestas te conceden

Cruenta guerra en el PP entre la jefa Ayuso y Feijóo

 

 

El PP tiene que decirse a sí mismo la verdad antes de que los españoles podamos de verdad y mayoritariamente creerle, y esta verdad es que su actual líder no sirve para derrotar a Pedro Sánchez. Si quiere prestar un último gran servicio a España tendría que aprovechar el congreso de julio para ceder el liderazgo a la única que puede con la telaraña.

Feijóo no acaba de despegarse del PSOE y tiene a Vox inflamado. La presidenta derrota a la izquierda y quedan pocos a su derecha que crean que votar por ella no es suficiente. Sabe cómo ganar no sólo a Sánchez sino a todo su espectro ideológico y sabe también qué hacer con Vox: son los dos retos camino de La Moncloa y Alberto fracasa en ambos estrepitosamente.

Pero insiste en su candidatura porque considera que tiene derecho a perder dos veces, como Mariano Rajoy o Aznar. Eran otros tiempos, pero sobre todo uno que aspira a presidir España no se puede comportar como el padre separado que dice «es que hoy la niña me toca a mí». No se trata de lo que «te toque», Alberto. Se trata de tu deber con España, tal como los padres sólo tenemos deberes. Y si tan urgente consideras acabar con Sánchez, tienes que favorecer la estrategia más eficaz, que cada día demuestras que no eres tú.

Te falta veneno y fondo de navaja en el callejón para derrotar al presidente con sus armas y en su terreno, y tú sabes que Isabel es la única que puede. No das miedo, no tienes el carácter. Lo que en Galicia te funcionaba en Madrid no te alcanza. Y luego –tienes que admitirlo– eres gafe y un especialista en equivocarte durante las campañas. Pregunta a Michavila si no me crees: todo el mundo te resta por lo menos dos puntos de lo que las encuestas te conceden, los que saben que vas a tirar a la basura por irte de vinos –es un ejemplo entre tantos– con periodistas de ‘El País’ y largarles que más temprano que tarde esperan gobernar con Junts.

Además –y esto es tan fundamental como derrotar a Sánchez– no sólo desprecias a Vox, sino que desprecias a sus votantes, y ellos lo notan y no confían en ti y por eso Abascal continúa teniendo el poder de hacerte quedar mal en la oposición y de abrirte en canal cuando gobernáis juntos, como ha sucedido en tantos ayuntamientos y comunidades.

Tómate como un elogio que te diga que no se te da bien desenvolverte en este fango. Pero hazme caso. Porque al día siguiente de volver a perder, y de hacer como que buscas las gafas en una grave y absurda comparecencia ante los medios, te marcharás a Galicia con tu táper y tal como llegaste: como si te lo hubiéramos pedido nosotros, como si te debiéramos algo, y mirando por el retrovisor a Madrid con desprecio, y seremos nosotros y no tú los que tendremos que sufrir el desorden que has dejado.

 

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