Ibsen Martínez: “V. S. Naipaul me cambió la vida”
Ibsen Martínez (Caracas, 1951), periodista, escribidor de culebrones —Por estas calles y Nora, emitiéndose en la actualidad por Televen, entre otras—, autor teatral y novelista —El señor Marx no está en casa (Norma, Bogotá 2009) y Simpatía por King Kong (Planeta, Caracas, 2013)— es un amante de los pájaros, la música y el béisbol.
Pregunta. ¿Cuál es el último libro que le hizo reír a carcajadas?
Respuesta. Releí en agosto, justamente, Los relámpagos de agosto, del mexicano Jorge Ibargüengoitia.
P. ¿Quién es su lector perfecto?
R. ¿El hipócrita lector, mi semejante, quizá?
P. ¿Qué libros están normalmente es su mesa de dormir?
R. Novelas e historia. Historia y novelas.
P. ¿Qué libro le cambió la vida?
R. Un camino en el mundo, de V. S. Naipaul.
P. ¿Cuál es su rutina diaria para escribir?
R. Madrugar, café y teclear hasta casi mediodía. Arropado con música.
P. ¿Qué personaje literario se asemeja a usted?
R. Un cruce de Larsen, el proxeneta de Juntacadáveres de J. C. Onetti, y el Zavalita de Conversación en la catedral, de Mario Vargas Llosa.
P. ¿Qué significa ser escritor?
R. Un oficio que, comparado con apostar a los caballos, hace lucir esto último como una inversión muy segura y rentable. La frase es de John Steinbeck y la hago mía.
P. ¿Qué libro le regalaría a un niño para introducirlo a la literatura?
R. La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson.
P. ¿Qué libro le hubiese gustado haber escrito?
R. Estas ruinas que ves, de Jorge Ibargüengoitia.
P. Si pudiera adquirir cualquier pintura ¿cuál sería?
R. Turner. Cualquiera de sus paisajes: borrascosos ponientes y buques veleros.
P. ¿Cuál es el mejor consejo que le dieron sus padres?
R. Mi madre: “Deja enfriar las sopas antes de meterlas a la nevera”.
P. ¿Qué lo deja sin dormir?
R. Saber de una nueva atrocidad cometida por el estulto Nicolás Maduro contra mi pueblo.
P. ¿Lo último que compró y le encantó?
R. Una tableta Kindle.
P. ¿La última música que descargó?
R. Tres sonatas de Paul Hindemith, por Glenn Gould y Rumba para Monk, con The Fort Apache Band de Jerry González.
P. ¿Su espacio favorito en su casa?
R. La cuevita bien iluminada donde no leo porque me quedo dormido.
P. ¿En su nevera siempre hay?
R. Heineken. Leche de soja. Manzanas.
P. ¿Su página web favorita?
R. Arts & Letters Daily.
P. ¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser escritor?
R. Tenía 11 años y leí Las fieras cebadas de Kumaon, de Jim Corbett. No quise matar trigres de Bengala, como él, sino escribir. Como él.
P. ¿Qué es un buen fin de semana?
R. Ir a un partido de béisbol, sabatino y nocturno, de la temporada profesional venezolana, en Caracas. Con amigos entendedores, claro. Entre Leones del Caracas y Tiburones de La Guaira, si no es mucho pedir. Y holgar todo el domingo. Miserablemente, sin prensa ni libros ni TV.