Debo comenzar diciendo que no soy un economista, sino solo uno más de los que han sufrido las consecuencias de todos los desastres económicos de este país a lo largo de muchos años.
En 1987 abrieron en Cuba lo que se conoce como Casas de Cambio del Oro y la Plata. La medida fue «vendida» al pueblo como una oportunidad de obtener bienes a cambio de objetos de valor a través de la entrega de un recibo, y fue una «necesidad» para que el país recuperara su economía, que ya se tambaleaba 29 años después del triunfo de la Revolución.
La medida arrancó de las manos del pueblo los pocos artículos de valor que poseía para obtener algunos bienes de muchísimo menor valor que escaseaban entonces. Lo único que quedó en manos del pueblo fue alguna que otra reserva de monedas extranjeras. Así, cuando todo estaba listo, el 29 de diciembre de ese mismo año, se «aprobó» una ley que penalizaba la tenencia de divisas, dejando a un pueblo sumido en la pobreza y con un Gobierno que tenía la economía destrozada pero que en un abrir y cerrar de ojos había recaudado bienes que le permitían «mejorar» su situación financiera y hacer fusiones con empresas extranjeras.
En 1990 abrió en Varadero el primer hotel exclusivamente para extranjeros, una nueva forma de obtener divisas, mientras para los cubanos, la tenencia de dólares o cualquier otra moneda extranjera era penalizada con cárcel
En 1990 abrió en Varadero el primer hotel exclusivamente para extranjeros, una nueva forma de obtener divisas, mientras para los cubanos, la tenencia de dólares o cualquier otra moneda extranjera era penalizada con cárcel. Entonces comenzó a complicarse el panorama. La URSS dejó de dar ayuda a Cuba y el Gobierno, que como una garrapata chupaba la sangre del comunismo, se quedó de pronto desamparado.
El 13 de agosto de 1993, el Gobierno se había dado cuenta de que la economía no era sostenible. Habían gastado todo el dinero obtenido con las Casas de Cambio del Oro y la Plata, los hoteles no eran rentables y la situación del país estaba cada día peor. Ese día se despenalizó la tenencia de dólares y las tiendas destinadas exclusivamente para extranjeros con divisas se abrieron para los cubanos.
Empezó entonces la era de la circulación del dólar en todo el país. El mercado negro y la especulación provocaron una subido alarmante de los precios,, reflejo claro del destrozo económico que sufría la Isla (muchos deben recordar que el dólar llegó a los 120 pesos cubanos).
Las tiendas que vendían a extranjeros no siempre podían satisfacer las necesidades de los cubanos, y así se volvió al punto inicial: las personas acumularon riquezas que el Gobierno deseaba recaudar.
Los bancos de Cuba han estado «imprimiendo» CUC desde 1994: entregan CUC y recogen dólares, bajo la premisa de que con el CUC el pueblo podrá adquirir los productos que necesita. El Gobierno las valora al mismo precio y cobra y paga indistintamente con ambas monedas, por lo que muchos realmente creen que valen lo mismo. Pero en noviembre de 2004 el Banco Central prohibió la circulación del dólar y obligó al pueblo a entregarle sus «valores» a cambio de un «recibo» en forma de CUC.
A medida que el pueblo entrega dólares, los bancos los utilizan para «mejorar» la economía y, lejos de lograrlo, recogen más dólares, entregan más CUC y vuelven a gastar la divisa casi tan rápido como entra en el banco
La estrategia del país es retener dólares y entregar CUC, que solo tienen poder adquisitivo en las tiendas del Estado. La promesa que hace el Gobierno es: «No necesitas dólares, con CUC podrás comprar todo y además puedes volver a cambiarlo si lo deseas». Pero a medida que el pueblo entrega dólares, los bancos los utilizan para «mejorar» la economía y, lejos de lograrlo, recogen más dólares, entregan más CUC y vuelven a gastar la divisa casi tan rápido como entra en el banco.
Llega el punto en que todos los dólares adquiridos por el banco se gastan, provocando que ya no sea una opción permitir el cambio, porque el banco ya no tiene divisas. Lo mismo ha sucedido con las cuentas: ese dinero no existe, se gastó en cuanto la persona lo puso en el banco, y no hay reservas. De este modo, se crea una «deuda» con el pueblo: hay que mantener el poder adquisitivo del dinero impreso (CUC) pues es la «promesa» que se hizo cuando se recogió el dólar.
Ya hay tanto CUC en manos del pueblo y tan poco dólar de respaldo, que hay que tomar medidas para limitar el poder adquisitivo del CUC, pues para los bancos cobrar en CUC representa que las personas les están pagando con lo que el banco les debe. Las tiendas en CUC están desabastecidas, porque el Estado vende en CUC lo que compra en dólares en el extranjero y el CUC que se está cobrando en las tiendas solo representa para el banco aún más deuda.
Esto da pie a una nueva era: la era de la MLC (moneda libremente convertible), solo convertible en una dirección. De nuevo, el banco busca una forma de recoger dólares «frescos» y entregar, en lugar de dinero impreso, un saldo digital. Para que tengan una idea de cuán frescos desean los dólares, si usted tiene una cuenta en dólares, no le permiten transferirlos a la cuenta en MLC; debe solicitar extraer los dólares -recuerde que no hay liquidez- y luego, cuando haya liquidez, depositarlos en las nuevas tarjetas.
Los productos que empiezan a vender en MLC son exactamente los mismos que los que se vendieron en CUC durante años. Mantienen el margen del 200% sobre el costo del producto que aplicaba con el CUC, lo que permite al banco reducir su deuda. La diferencia es que el CUC representa más deuda y la MLC es dólar «fresco».
En un solo movimiento, el banco puede reducir a la mitad la deuda. Si en lugar de 12,5 pesos, lo cambiamos a 10 o a 5 pesos, esa deuda se reduciría aún más, pero las personas tendrán de golpe menos poder adquisitivo
Y ahora viene la pregunta: ¿qué sucede con el CUC? Dos cosas: en primer lugar, cada día las tiendas en CUC ofertan menos productos, y en segundo, el Gobierno va a «eliminar el CUC». Cuando se cambie el CUC a pesos va a pasar que de nuevo el banco mantendrá la deuda con las personas, pero simplemente en otra moneda.
Es aquí donde viene el punto más importante de toda esta muela: han anunciado varias veces que la tasa de cambio va a ser para favorecer la economía del país pero, como les he comentado, cada CUC representa para el banco un dólar, que ha gastado hace mucho tiempo y que, más importante aún, le debe al pueblo. Ahora, imaginen que en lugar de cambiar el CUC por 25 pesos, los bancos lo cambien a 12,5 pesos. En un solo movimiento, el banco puede reducir a la mitad la deuda contraída con el pueblo con el CUC, pero si en lugar de 12,5 pesos, lo cambiamos a 10 o a 5 pesos, esa deuda se reduciría aún más, pero las personas tendrán de golpe menos poder adquisitivo con el mismo dinero.
Se avecinan tiempos difíciles para nosotros, especialmente para esa parte del pueblo que no se ha dado cuenta de cuán grande es la deuda que tiene el banco con ellos.