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Las detenciones y los ‘realities’ de la crueldad

“Escribir esta columna puede convertirse ahora en una posible causa para que me nieguen la entrada a Estados Unidos”: Catalina Uribe

“Escribir esta columna puede convertirse ahora en una posible causa para que me nieguen la entrada a Estados Unidos”: Catalina Uribe

                                                    Foto Presidencia de El Salvador

Escribir esta columna puede convertirse ahora en una posible causa para que me nieguen la entrada a Estados Unidos. En días recientes, inadmitieron y expulsaron a un científico francés que viajaba a una conferencia en el National Center for Scientific Research (CNRS). Philippe Baptiste, el ministro de educación francés, dijo que las autoridades estadounidenses le pidieron el teléfono al investigador y encontraron chats con colegas y amigos en donde tenía opiniones personales sobre las políticas de investigación de la administración Trump. El investigador fue acusado de tener mensajes conspiratorios y de odio.

Las historias sobre ICE y sus arbitrariedades hacen parte del diario del discurso público. A inicios de este mes, varios medios internacionales contaron cómo a la actriz canadiense de American Pie, Jasmine Mooney, le negaron la entrada y la enviaron por varias noches a un centro de detención. La semana pasada, vi en redes que la Universidad de Brown envió un mensaje a sus estudiantes internacionales aconsejándoles que no salgan de Estados Unidos y así evitar que los deporten, como le pasó a la profesora de medicina Rasha Alawieh. El caso de la joven galesa Becky Burke, que viajó de turismo y terminó 19 días encerrada, lo titularon “turista en Estados Unidos encadenada como Hannibal Lecter”.

La imagen del caníbal y asesino en serie resuena con otras frases sobre detenciones: “pesadilla”, “experimento psicológico”, “imposible de procesar”. Pero lo cruel de estas narrativas es que le están jugando muy bien a los algoritmos y los clics. La mezcla de publicidad y lenguaje televisión tipo reality se concretó en el último video de propaganda del gobierno de El Salvador. El video va en línea con los de hace dos años, cuando Bukele empezó a jactarse de su guerra contra las pandillas. Mientras los prisioneros, encadenados, agachados y empujados bajan de los aviones, unos drones los filman como si fuera una ceremonia. Se ve también cómo les cortan el pelo con máquinas de afeitar para dejarlos a todos idénticos: rapados, con la misma camisa y shorts blancos, despojados de toda identidad.

El clip de tres minutos, para cuando escribí la columna, llevaba casi 40 millones de vistas entre reproducciones y réplicas. La retórica es muy similar a la de los realities de limpieza. Se sugiere que hay algo “feo”, “sucio”, “atestado” que debe ser arreglado. Se “limpia” al preso, se “limpia” al país de malandros. Tiene, además, los encuadres de película mala de Hollywood, con policías con caras tapadas, gritándoles y haciendo performances de autoridad. Unos lo ven por una retorcida idea de orden; otros, por la indignación de la crueldad; otros, por la narrativa básica e infantil de buenos y malos. Pero todos terminamos viéndolo.

El problema del titular tipo Hannibal o del reality de limpieza estilo Bukele es que terminan banalizando y alejándonos. Entre más lenguaje de reality tiene, más distante se vuelve. Hace unos años, en un panel sobre televisión peruana, un colega me decía que programas como Magaly TV o Laura en América eran vistos por audiencias disímiles: si el caso era de una infidelidad farandulera de clase media, lo veían las clases bajas; si era de una traición en un barrio popular, lo veían las clases medias. Se miraba con morbo, pero también con distancia: eso no me pasa a mí. Lo mismo ocurre con estas narrativas de detención: se consumen como espectáculo, como si no fueran reales. Pero, como dijo M. Gessen, “La razón por la que deberías preocuparte por esto no es porque te pueda pasar a ti, sino porque ya les está pasando a otros. Les está pasando a personas que (…) tienen derechos simplemente por el hecho de ser humanos”.

 

 

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