CorrupciónDemocracia y PolíticaÉtica y Moral

Lujuria

 

La intrahistoria de la ruptura de Ábalos con el PSOE: de un aviso a una auditoría

 

Después de lo de Cerdán se empezaron a escuchar unos ruidos muy sospechosos en las placas tectónicas de la intención de voto y los hombres rana de todos los institutos demoscópicos se sumergieron en las tripas de las encuestas para averiguar qué diablos estaba pasando. Por lo que tengo oído, esas investigaciones submarinas han arrojado hasta ahora una conclusión provisional: las mujeres están huyendo en estampida de las urnas del PSOE y parecen dispuestas a darle una oportunidad a Feijóo, aunque casi todo lo que éste gana por ese lado lo pierde luego, en beneficio de Vox, por el costado de su derecha. Si lo interpreto bien, los dos factores que están provocando movimientos telúricos en el electorado tienen características distintas. Por un lado está la corrupción económica, la clásica de toda la vida, que influye menos de lo que debería en el ánimo de los votantes, y por el otro la del puterío, tan antigua como la anterior pero menos jaleada, que es la que de verdad lo está poniendo todo patas arriba. José Luis Ábalos, durante su última declaración ante el juez del Supremo, dijo: «En este país se penaliza más follar que robar. Me está haciendo mucho más daño lo de mi relación con mujeres que lo del presunto cobro de mordidas». Su afirmación, sin embargo, fue incompleta. Le faltó decir que esa percepción no es equivalente en ambos sexos. Es mucho más femenina que masculina. Son las mujeres, hasta ahora más proclives a votar al PSOE, las que están rompiendo el suelo electoral de Sánchez. El relato de la UCO sobre el cobro de comisiones y el amaño de contratos no estaba afectando significativamente su fidelidad de voto. Los audios sobre las putas, sí.

Esa es la gran novedad del panorama actual. Las mangancias económicas son vistas como un mal sistémico que afecta a PSOE y PP de forma muy parecida. Por eso apenas influyen en las encuestas. Los grandes beneficiados de ese boquete en el casco institucional del Estado son los partidos antisistema. Si alguien quiere saber por qué Abascal le está comiendo la tostada a Feijóo entre los más jóvenes que mire en esa dirección y encontrará la respuesta. El daño de Vox al PP es equivalente al que le hizo en su día Podemos al PSOE. La suerte de los socialistas es que los podemitas, después de su paso por el Gobierno, perdieron gran parte de su credibilidad regeneradora. Este razonamiento arroja dos conclusiones. La primera es que cuantos más detalles afloren sobre los casos de corrupción en su versión clásica (la de meter la mano en la caja), mejor le irá al único partido que aún no ha perdido la virginidad antisistema. La segunda es que lo que de verdad está penalizando al sanchismo no es su falta de decencia de cintura para arriba, sino de cintura para abajo. Esa es la rueda de molino que las mujeres no están dispuestas a tragar. Por eso se ha apresurado Feijóo a lanzarse al debate prostibulario. Pero que tenga cuidado y no exhiba, en ese campo, superioridad moral. Pincho de tortilla y caña a que un censo de puteros no castigaría más a un partido que a otro. La lujuria no entiende de siglas.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba