Una Bitácora Cubana (X)
1-Quisiera comenzar esta bitácora por el hecho más reciente de la política exterior cubana: la presencia de Raúl Castro en la decadente y fracasada Cumbre de Países No Alineados, realizada en la venezolana isla de Margarita, del 15 al 18 de este mes. Para ello, tomo parte de la nota de Marcos Villasmil, publicada en El Venezolano y en América 2.1 (en ambos medios, el jueves 22.9), “Margarita: Unos turistas muy alineados”:
“Si se preguntara qué posibles palabras evocaba tradicionalmente la isla venezolana de Margarita, surgirían probablemente estas tres: Caribe, turismo, playas. Estos días recientes, gracias a la XVII Cumbre de Países No Alineados, otras palabras han sido mencionadas por la opinión pública mundial.
No es de extrañar que países que sí poseen modelos centrados en la libertad y la democracia se vayan progresivamente alejando de las actuaciones del movimiento; baste el hecho de que según el presidente anfitrión el objetivo central de esta cumbre isleña era la renovación de la lucha contra el imperialismo norteamericano. No ha tenido mucho apoyo: si en la cumbre previa, en Teherán en 2012, asistieron 35 jefes de Estado o de gobierno, a Margarita al parecer apenas llegaron 15 (los organizadores se negaron reiteradamente a dar un listado oficial de asistentes). Cada día son menos los dirigentes políticos que quieren fotografiarse al lado de esta cohorte de impresentables. Y es que la falta de transparencia convirtió una cumbre internacional en una especie de retiro monacal.
Lo que estos cada vez menos numerosos líderes intentaron en verdad lograr era un imposible: vender al mundo la idea de que Nicolás Maduro es un presidente legítimo, cuando en verdad sufre esa aguda reclusión típica de todo autócrata en caída libre, frente a un rechazo frontal de un 85% de sus compatriotas que cada día expresan más vehementemente su protesta ante la situación presente, ante la crueldad institucionalizada, y su deseo de un cambio de régimen. Un 85% nada feliz pero tampoco temeroso del poder, como se demostró con las profusas manifestaciones de calle del 1-S. Por ello, con un gasto de decenas de millones de dólares, la isla de Margarita tuvo que ser militarizada y toneladas de comida traídas ante la evidente escasez generalizada de productos y la clara decadencia de servicios del otrora importante destino turístico. Es que no hay maquillaje posible para la incomprensible crisis humanitaria del país. La sensación de soledad del régimen ha salido reforzada del encuentro margariteño.
Por todo ello, de no alineados nada; el movimiento creado hace 55 años está hoy más alineado -y por ello aislado- que nunca, ya que, contrario a sus objetivos fundacionales, ofrece su apoyo a algunas de las dictaduras más impresentables del planeta: no extraña que entre las personalidades destacadas de la reunión estuvieran Robert Mugabe, Raúl Castro, el canciller de Corea del Norte, Ri Yong-ho, y el propio Nicolás Maduro. Y las palabras que todos ellos hicieron recordar a los margariteños y a los venezolanos en general son dictadura, opresión y corrupción.”
Un nuevo fracaso de los protagonistas de la farsa en que se convirtió el “socialismo del siglo XXI”, ese intento del castrismo de lavarse un rostro político ajado por los años de corruptela, y financiado con petróleo venezolano.
Nicolás Maduro se queda cada día más solo; y los Castro, que pensaban que el acercamiento con Estados Unidos les lavaría algo el rostro totalitario, se encuentran, como ha sucedido siempre en el medio siglo que lleva la dictadura, abrumados por las realidades económicas y hoy perdiendo influencia en los foros internacionales. Atrás quedaron los tiempos en que tenían un gran poder de convocatoria, y que eran las vedettes en toda reunión.
2- Merece destacarse asimismo una excelente nota de Nora Gámez Torres, en El Nuevo Herald, cuyo título lo dice todo: “El éxodo inacabable: ¿Cuántos cubanos han emigrado en los últimos años”.
Un hecho fundamental es que las cifras oficiales no son creíbles: todo régimen totalitario manipula y maquilla a su antojo las cifras, para ponerlas a su favor. Y ello cuando publica algo, porque a veces ni siquiera eso hace. Al no haber transparencia, ni posibilidad de evaluación y control social de la actuación de los organismo oficiales, lo que encontramos es una burla, un engaño. Nos lo destaca la periodista:
«Cifras oficiales cubanas indican que cerca de 660 mil cubanos emigraron desde la llamada “Crisis de los Balseros” en 1994 hasta el 2015, pero algunos expertos consideran que el éxodo en las dos últimas décadas pudiera acercarse al millón de personas (casi el 10% de la población). (…)»
Se recalca también este hecho en la nota:
«Según Armando Portela, doctor en Geografía y uno de los creadores de la nueva revista digital CubaGeográfica, las cifras reales podrían rondar el millón –casi el 10 por ciento de la población–, si se toma en cuenta la tendencia de la ONEI de subregistrar los datos. Así lo escribió en un artículo publicado en la revista con el título La emigración, el río invisible»:
“Cuando no hay cifras oficiales que sean confiables, hay que hacer estimados. El millón es un estimado a partir de las cifras que declara la ONEI, en las que hay un déficit en los últimos años. Para los últimos años en los que ellos han subestimado la gente que se va del país, lo que he hecho es calcular una media de acuerdo con la cantidad de gente que se ha ido en los años anteriores y añadirla”, explica.
Los problemas metodológicos en los cálculos oficiales cubanos quedan expuestos cuando se comparan estas cifras con las recogidas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). Según CBP en el año fiscal 2015, 40,115 cubanos llegaron a EEUU sin visa, un número que casi duplica al reportado por Cuba, y no incluye a los cubanos que llegaron con visas de turista y decidieron quedarse en EEUU, ni aquellos que llegaron a través de los programa de visas para refugiados o de reunificación familiar y que se calculan en otros 20 mil anuales. Por supuesto, las cifras de CBP tampoco incluyen a los cubanos que emigran a otros países, por lo que la dimensión real del éxodo debe ser mucho mayor.
De acuerdo con Portela, la emigración cubana “se ha vuelto tan importante como factor demográfico y económico que, sin exagerar, puede tratarse del desarrollo geográfico más dinámico y persistente de todos los ocurridos en Cuba en las últimas dos décadas”. Al mismo tiempo, las olas recientes de emigrados cubanos han logrado cambiar no solo las características demográficas de la población cubanoamericana sino también su“mentalidad”, señala.
“Son personas que están más vinculadas a la isla, pues tienen familiares que dependen de ellos. Son los que más viajan a Cuba y probablemente apoyan más la nueva política de [Barack] Obama hacia Cuba”, explica.
Como lo sabemos todos los que hemos tenido que abandonar nuestra querida patria, la emigración no es un problema numérico o estadístico, es un problema fundamentalmente humano, de emociones, recuerdos, sentimientos, de una profunda y dolorosa pérdida. Pero nada de eso le ha importado nunca al régimen.
3- Yania Suárez, en 14ymedio, hace referencia a un reciente libro titulado “Hay que quitarse la policía de la cabeza”, del periodista sueco Erik Jennische. Veamos los detalles resaltantes del mismo:
“Erik Jennische, autor del libro Hay que quitarse la policía de la cabeza declara que éste fue escrito para ilustrar al lector sueco sobre el movimiento democrático de Cuba y su estado actual. Sin embargo, el lector cubano no estará muy a salvo del provecho que ofrece este reportaje – hasta donde alcanzo, el más completo que existe sobre el tema–.
A pesar de sus esfuerzos de transparencia, a pesar de que en los últimos años ha aumentado la presencia de los disidentes en la red y en la televisión de Miami, estos todavía constituyen un misterio para la mayoría de los habitantes de la Isla. Prevalece aún el estigma que la propaganda oficial ha creado para ellos y prevalece, sobre todo, la idea de que se trata de un grupo de conspiradores, conjurados y secretos, que necesitan de la sombra para cumplir su labor (la realidad no es así, pero ¿qué es la realidad, por otra parte?). Las consecuencias de esta ignorancia general son considerables: en el imaginario colectivo, los opositores figuran aislados e inaccesibles, porque la gente no suele participar de aquello que no entiende, y además, suele temerle.
El libro de Jennische elimina este perjudicial enigma que sobre ellos gravita y trata de explicarlos en casi todo sus aspectos (dejando la tarea del escarnio para los enemigos).
Encontramos en él desde el recorrido que puede hacer una persona para devenir opositor al régimen (tema que interesó al sociólogo Jennische en su momento), hasta ciertas claves para entender las nuevas relaciones con Estados Unidos; desde los primeros pasos del movimiento hasta su forma y dirección actual. El resultado es amenísimo, el libro se lee con la agilidad de un relato –forma que explota no pocas veces–, pese a la traducción defectuosa.
Un interesante capítulo examina las principales organizaciones de Miami, de las que pocos sabemos. Otro percibe la influencia indirecta de Gene Sharp en el proceder reciente del movimiento democrático. Otro evalúa las ventajas de internet –que el Gobierno teme porque, entre otras cosas, restablecería ciertas condiciones sociales que Fidel Castro explotó para su lucha y luego eliminó cuando llegó al poder–.
Alguna polémica ha generado Hay que quitarse la policía de la cabeza cuando propone, hacia el final del libro, que quizás hemos sobreestimado en Cuba la capacidad de la policía secreta para detener el avance del movimiento democrático. La eficiente Stasi, razona el autor, no pudo hacerlo en Alemania a pesar de sus crecientes archivos, y la razón es que son incapaces de procesar la información que colectan en un buen análisis de la sociedad. La vigilancia, por otra parte, solo sirve para amedrentar al indeciso o para lapidar públicamente a una persona.
Ciertamente, la pregunta que formula es mucho más interesante que la conclusión a la que arriba. En Cuba hay líderes de experiencia y no poca responsabilidad, como José Daniel Ferrer, que prestan bastante atención al tema de los infiltrados en sus grupos, porque la Seguridad del Estado también se dedica a sabotear, a través de agentes, las actividades opositoras.
Pero el aporte de Jennische, incluso en ese fragmento polémico, es siempre inteligente, siempre provechoso. El lector sabrá agradecer su discreto análisis que orienta y la abundancia de datos que reúne. No es un libro definitivo: la historia del movimiento democrático está por escribirse y alguno le encontrará alguna ausencia. Pero es un paso mejor para alejarnos de la difícil sombra.”
4- 14ymedio publicó una importante entrevista a Guillermo Fariñas (“Cuba es un infierno donde los cubanos se están quemando”), luego de que cesara la huelga de hambre que llevara a cabo por 54 días este importante dirigente opositor.
Es preocupante que, como destaca Fariñas, las razones por las cuales dejó la huelga de hambre eran falsas, producto de un engaño, de una manipulación tecnológica por agentes del gobierno cubano, que “crearon una falsa “Enmienda Fariñas”, que divulgaron clonando el sitio web oficial del Parlamento, y supuestamente hasta con nosotros habló, mediante un traductor, el presidente del Parlamento europeo junto a sus primeros ejecutivos. Todo eso fue un montaje del Gobierno (cubano), obviamente preocupado por el apoyo multitudinario que estaba teniendo la huelga de hambre a nivel nacional y el impacto internacional de nuestras demandas.”
Finaliza Fariñas la entrevista afirmando: “Confío en que la Unión Europea y su Parlamento no pierdan de vista la peligrosidad de este ataque, pues se trata de un ataque que demuestra que son vulnerables. Como confío en que este tipo de actos ayude a Europa a entender que Cuba no es el paraíso que Raúl Castro le está vendiendo, sino que Cuba es simple y llanamente un infierno donde los cubanos día a día se están quemando, o sólo quieren escapar del país, y ven con dolor la complicidad de otros gobiernos, que no hacen nada porque las terribles condiciones de vida de nuestro pueblo cambien.”
5- Nora Gámez Torres, en el Nuevo Herald, publicó los resultados de la más reciente encuesta del Universidad Internacional de la Florida (FIU), de donde se destaca lo siguiente:
“Por primera vez, la mayoría de los cubanoamericanos en Miami Dade favorece eliminar el embargo contra el gobierno de la isla, según los resultados de la encuesta sobre Cuba realizada este año por la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
A casi dos años del anuncio del “deshielo”, el 74.4 por ciento de los encuestados cree que el embargo no ha funcionado “para nada” o “no muy bien” y el 54.3 por ciento apoya su eliminación, lo cual representa un aumento de casi el 10 por ciento en comparación con los resultados del 2014, cuando solo el 45 por ciento se manifestó en contra del embargo.
La mayoría (55.8%) también apoya la nueva política hacia Cuba del presidente Barack Obama, así como la expansión de las relaciones económicas con la isla (54%). Entre quienes dijeron ser votantes registrados, el 61 por ciento apoya el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.”
FIU ha estudiado regularmente las opiniones de los cubanoamericanos desde 1991. La encuesta –realizada entre 1,000 cubanoamericanos por vía telefónica y con un margen de error del 3.1 por ciento– muestra “un cambio generacional y demográfico relacionado con la emigración que está influyendo en las opiniones de los cubanoamericanos en Miami Dade”.
6- Por último, participamos en, y aplaudimos, el esfuerzo de Cubanos Unidos de Puerto Rico, quienes patrocinaron el Segundo Encuentro Nacional Cubano, celebrado en San Juan, P.R., agosto 13 al 15. Estuvieron presentes más de 100 líderes opositores de la diáspora y de la Isla en representación de 23 organizaciones del archipiélago y 32 del exilio. Este esfuerzo fue financiado totalmente por sus participantes. Dicho encuentro generó “la creación de un Congreso del Encuentro Nacional Cubano para formar un frente común de acción cívico-política contra la dictadura castrista y buscar los mecanismos para restablecer en el país los derechos conculcados, la libertad y la democracia. Con este fin el congreso dispondrá de una Mesa de Coordinación compuesta por una sección en Cuba y una en el exilio y con comisiones de trabajo” (cita “Acuerdos del II Encuentro Nacional de Cubanos en Puerto Rico” en martinoticias.com CUBA, agosto 15, 2016).
El gobierno cubano ha afirmado que no existe oposición en Cuba. Esta es una respuesta contundente. El Presidente Obama en su discurso en La Habana en marzo de este año nos dijo claramente que el problema cubano debe ser resuelto por los cubanos. Esta es también una respuesta.
Marcelino Miyares, Miami, 23 de septiembre de 2016.