Ni democráticos ni progresistas
Preferir a Bildu antes que a UPN no muestra en qué se ha convertido Bildu, sino en qué se ha convertido el PSOE
Es importante dejar claro a Puente que el único motivo por el que ETA no ordena que le secuestren, le torturen o le metan dos tiros en la nuca es que los etarras piensan que, en esta fase, matar no les conviene. Desde luego no porque tengan algún reparo en hacerlo. La vida de Puente les importa exactamente lo mismo que la de los otros once socialistas que asesinaron. Y eso es algo que debe entender cuanto antes. Esperemos que no cambien un día de estrategia y consideren que hay que volver a abrir los zulos, coger las armas y poner a Otegi a decidir a quién y a Mertxe Aizpurúa a glosar la hazaña. Hay que tener presente que, para esa gente, la vida humana no tiene ningún valor y eso no es algo en lo que puedas cambiar de criterio en una primavera. Son sabandijas, desalmados, monstruos capaces hasta de matar niños. En concreto a veintiuno, que es el número de niños que ETA ha matado en su historia. A otros cien, por cierto, los dejó heridos, la mayor parte en atentados indiscriminados contra la población civil. ¿De verdad Puente cree que esa gente es de fiar? ¿Exactamente por qué piensa que a él no le desprecian tanto como para matarle, igual que a sus compañeros?
Pues porque han cambiado los tiempos, dirá. Porque ha tenido la suerte de ser diputado en este momento y porque Bildu no es ETA. Y es cierto, Bildu no es ETA, pero es una coalición en manos de Sortu, que es la marca de ETA para seguir en política tras ilegalizarse Batasuna. Y esto no lo digo yo, lo dice el Supremo. Pero, claro, qué les voy a contar si estamos a un cuarto de hora de oír que eso fue ‘lawfare’ y, por lo tanto, la sentencia de cuatro fachas con toga a los que hay que meter en la cárcel.
Que ETA fuera derrotada es un éxito. Y también que su acción se limite ahora a las urnas y, eventualmente, a la intimidación agresiva, reaccionaria y cejijunta por las calles de los pueblos vascos y navarros. Pero no pienso darles las gracias porque no nos maten. Y, desde luego, el hecho de no asesinar no es suficiente motivo para considerar a nadie democrático y mucho menos progresista.
Para que Bildu sea un partido democrático deben pasar muchas cosas. La primera, condenar la violencia. La segunda, no presentar a etarras en sus listas. La tercera, ayudar a resolver los más de trescientos asesinatos que aún quedan pendientes para que los culpables sean puestos a disposición de la justicia. La cuarta, pedir perdón a las víctimas. La quinta, no hacer homenajes a asesinos sino a la memoria de los muertos. La sexta, denunciar a cualquier persona que enaltezca el terrorismo. La séptima, destinar todos sus recursos a difundir a los niños todo el mal que hicieron y contribuir así a que no vuelva a suceder, como los nazis salvajes que son. Y solo entonces Bildu será un partido democrático. Pero considerar progresista a Bildu no aclara el concepto que Puente tiene de Bildu, sino el que tiene del progreso. Y preferir a Bildu antes que a UPN no muestra en qué se ha convertido Bildu, sino en qué se ha convertido el PSOE.