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Nunca jamás

Aclaraba el Conde de Romanones a sus contertulios que «cuando digo nunca jamás me refiero al momento presente». En esa misma línea se ha destaca con aplicación y esmero Pedro Sánchez en el abrazo con Pablo Manuel Iglesias. Porque desde la fecha del 25 de julio, cuando la fallida segunda vuelta del intento de investidura del candidato Pedro Sánchez, sólo hemos escuchado o leído argumentos, reiterados hasta la saciedad, a tenor de los cuales el secretario general de los socialistas quedaba impedido de plantearse un gobierno de coalición con Unidas Podemos. Oferta que un Pablo Iglesias, resignado a ser excluido, había considerado entonces insuficiente para votarla a favor. Estimaba que en las asignaciones ofrecidas le faltaban competencias y optaba por retirarse colmando de reproches al que estuvo a punto de ser su socio mayor. Todo eran desconfianzas.

Al otro lado de la colina, en el panorama que gustaba imaginar Wellington, nuestro Pedro Sánchez anduvo explicando sin descanso durante meses la insolvencia del pablismo y de los pablistas, cuya incorporación al Gobierno aseguraba que habría envenenado sus sueños, impidiéndole dormir, sobre todo, a partir del momento en que averiguó que quienes estuvieron a punto de ser invitados a tomar asiento a la mesa del Consejo de Ministros no eran de fiar en absoluto en cuestión tan crucial como la de Cataluña para cuya resolución los de UP propugnaban y de haberles escuchado con indignación indisimulada tildar de presos políticos a los condenados del procés.

Por sorpresa se convoca a la prensa para la escena del abrazo con vicepresidencia incluida para Pablo Manuel Iglesias. El reparto se adelanta a la suma que autorizaría a hacerlo»

Todos estos antagonismos se redoblaron, si cabe, durante la campaña electoral, por mucho que se circunscribiera sólo a una semana -la del viernes 1 al viernes 8 de noviembre- y alcanzaron máxima visibilidad en el debate a cinco emitido por las cadenas de televisión el lunes 4 alas a partir de las 10 de la noche. El escrutinio de las papeletas frustró todas las expectativas. Ni el PSOE avanzó -perdió 3-; ni lo hizo tampoco UP que retrocedió; ni el PP llegó donde ambicionaba; además de que Cs quedara en la cuarta parte de escaños. Sólo los de Vox que vieron sus escaños multiplicados por 4 tuvieron algo que alegar. Entonces, por sorpresa se convoca a la prensa para la escena del abrazo con vicepresidencia incluida para Pablo Manuel Iglesias. El reparto se adelanta a la suma que autorizaría a hacerlo.

Y resuena el principio del conde de Romanones en boca de Pedro Sánchez porque también para el candidato socialista se cumple que «cuando decía nunca jamás a Pablo Manuel Iglesias y a los suyos de Podemos se refería sólo al momento presente«. Atentos.

 

 

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