Ortega sigue ausente y no asiste a homenaje a Jacinto Suárez
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, sigue ausente de los actos del Gobierno y el partido FSLN. El mandatario no estuvo presente en la sesión solemne y homenaje póstumo que se le realizó al diputado sandinista Jacinto Suárez, pese a que estaba previsto que asistiera junto a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. El parlamentario, que también fungía como secretario de Relaciones Exteriores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), era uno de los hombres más cercanos al caudillo sandinista.
La última aparición pública de Ortega fue el pasado 12 de marzo, cuando participó en una reunión virtual con los demás presidentes del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), para tratar el tema del covid-19. En ese encuentro, el comandante sandinista tuvo una breve intervención, pero no se dirigió al pueblo nicaragüense.
Ortega es el único presidente o jefe de Estado en Latinoamérica que no se ha dirigido a su nación para abordar el tema del coronavirus. En sus cuatro intervenciones públicas de 2020, el caudillo ha guardado silencio sobre la pandemia. La gestión de la crisis está a cargo de la primera dama y vicepresidenta, Rosario Murillo, quien en sus soliloquios diarios dicta las directrices.
No asistió a la vela
El presidente no asistió a la vela de Suárez, quien falleció este jueves, a la edad de 73 años. Sin embargo, estaba prevista su presencia en el homenaje póstumo en la Asamblea Nacional, tal y como lo hizo en 2016, cuando murió René Núñez, entonces presidente del Parlamento.
En la página web del Parlamento publicaron —pero luego lo eliminaron— un programa del homenaje, donde se indicaba la asistencia de Ortega, quien le entregaría la medalla en oro “Augusto C. Sandino” a la viuda de Suárez, Gilma Perezcassar. Además, que daría unas palabras.
Desde el estallido social de 2018, el caudillo sandinista ha asistido a las honras fúnebres de miembros y militantes históricos del FSLN. En el último homenaje que se vio a Ortega fue en el del combatiente Juan Ramón Ramos Hernández, conocido como el “Indio Emilio”, a finales de enero pasado.
Amistad de años
A Suárez y Ortega los unía una amistad de muchos años. Crecieron en el mismo barrio de Managua y se integraron desde muy jóvenes al movimiento guerrillero sandinista. Ambos compartieron también celda entre 1967 y 1974, cuando fueron presos políticos de la dictadura somocista.
Dentro del partido rojinegro, Suárez tuvo funciones vinculadas a las relaciones internacionales. Fue vicecanciller, jefe de inteligencia, embajador en Moscú y secretario ejecutivo de la comandancia general del FSLN. En la Asamblea Nacional tenía el cargo de presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores.
Suárez siempre defendió a Ortega de los ataques de propios y extraños. Durante las manifestaciones de abril de 2018 y ante los primeros asesinados del régimen —que al final totalizaron más de 325, según organismos de derechos humanos—, el diputado sandinista aseguró a la cadena británica BBC que las protestas eran parte de una “conspiración de Estados Unidos”.
Desde diciembre de 2019, la salud de Suárez había desmejorado y estuvo hospitalizado por varios meses. Él padecía de insuficiencia renal.