Ortiz – Negociación venezolana: ¿Necesaria o inútil?
Demonizar las negociaciones es un disparate. Se trata de un instrumento de la democracia, como las elecciones, diálogos y la confrontación política civilizada.
Nuestros compañeros negocian en México por qué el juego político en Venezuela está “trancado”. Ni nosotros hemos logrado salir de la narcodictadura castrochavista, ni ellos conservar el apoyo popular. Mientras tanto el país se arruina y nuestra gente sufre.
Además, los gobiernos democráticos del planeta nos presionan para buscar una salida pacífica, negociada.
Nuestros objetivos en la negociación están claros: Lograr que la ayuda humanitaria llegue a los necesitados y no se pierda en la corrupción de la narcodictadura; sacar de la cárcel a los presos políticos; y, conseguir unas elecciones confiables para escapar de la pesadilla castrochavista. Los de ellos también son obvios:
Ganar tiempo. Simular que se negocia. Y como se lo aconsejan sus jefes de La Habana: “Si quieres gobernar más de 6 décadas nunca debes hacer concesiones”.
Por eso debemos estar alertas. No dejarnos entrampar y actuar con profesionalismo, veamos:
Debemos tener un equipo negociador que no sea una asamblea viajera. Un par de negociadores autorizados y controlados por la Asamblea Nacional, son suficientes.
No podemos aceptar que se vete a negociadores nuestros y se admita sin protesta en el equipo de ellos, a una reconocida lavadora de dólares como la mujer de Saab.
No aceptar su táctica de acuerdos parciales que nos alejan de nuestros objetivos, mientras ellos ganan tiempo.
No hacer concesiones graciosas, sin contrapartida. No se puede liberar a malandros de ellos, cuando nuestros patriotas siguen presos. Lo mismo vale para levantar las sanciones económicas. Y muy importante, las negociaciones no pueden ser sine die, sin límite de tiempo. La tragedia venezolana reclama urgentes resultados.
¡Mosca con el amateurismo!
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