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Oswaldo Álvarez Paz / Desde el puente: Optimismo con mucha preocupación

 

Edmundo González Urrutia será el próximo Presidente de Venezuela. El país
estará en buenas manos. Como ha sido dicho, se trata de un hombre serio,
preparado, especialista en asuntos exteriores, excelente funcionario público y sin
más ambiciones que las de cumplir bien las tareas que ha tenido que cumplir. Está
preparado para gobernar, mucho mejor que bastantes de los que están dedicados
a la política partidista o a desarrollar sus ambiciones personales exclusivamente.

Pero este no es el mejor momento para establecer comparaciones inútiles.
Lo cierto es que tenemos la seguridad de que lo hará muchísimo mejor que lo
realizado por Hugo Chávez y Nicolás Maduro en este nefasto cuarto de siglo bajo
la conducción, juntos o separados, de estos dos personajes que ya tienen ganado
puesto seguro en la parte negativa de la historia contemporánea.

Hay algunas cosas que debemos destacar. El oficialismo pretende hacer creer que
su candidato se enfrenta a por lo menos una docena de aspirantes opositores. Es
un absurdo ridículo. La realidad es todo lo contrario. La verdadera oposición
democrática sólo tiene un candidato: Edmundo González. El enorme pluralismo
de aspirantes ha sido promovido por el régimen estimulando y financiando
aspiraciones en el mundo de los alacranes para dividir a la oposición y a algún
otro que se presta para el demoníaco juego oficialista. Esto esta a la vista de
propios y extraños. De acuerdo al desarrollo de los acontecimientos, tendrá un
elevado costo tanto para el régimen como para quienes desaparecerán muy
pronto de la escena política nacional.

Mientras tanto el indiscutible liderazgo de María Corina Machado sigue
creciendo. No se debe a una eventual candidatura presidencial. Se ha consolidado
a lo largo de los años debido a su conducta intachable frente al régimen, a su
coraje y valentía, a su innegable preparación y a la nobleza y desprendimiento
personal en la búsqueda de la verdadera unidad opositora a los efectos de la
elección presidencial que se avecina.

Maduro está convencido de que nunca podría haberle ganado a María Corina.
Sabe que tampoco podría frente a Corina Yoris. Ese ochenta por ciento de rechazo
que mantiene en la población hace imposible que logre derrotar al candidato
nacional Edmundo González. Ojalá y el temor a abandonar el poder sumado a los
malos consejos de la cada vez más reducida camarilla que lo acompaña, no
provoquen otra ola de violencia y represión que terminaría ensangrentando al
país.

El continente y el mundo entero están atentos. Ya conocemos la posición de unos
cuantos mandatarios y dirigentes latinoamericanos. Sorpresa ingrata para
Maduro quien esperaba respaldos incondicionales. Llega el final de un tiempo
pésimo para Venezuela. El cambio luce inevitable. Recomendamos a Nicolás
Maduro que prepare el final del régimen con su salida sin traumas mayores.

 

 

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