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Puigdemont buscó con el espionaje ruso el apoyo a la independencia de Cataluña

Su entorno contactó con agentes involucrados en los intentos de Putin de desestabilizar Europa

La conexión rusa del independentismo catalán, al descubierto. Los intentos del secesionismo por conseguir aliados internacionales para su causa llevaron a dirigentes del entorno del expresidente fugado Carles Puigdemont a contactar con dudosos personajes vinculados al espionaje ruso, involucrados a su vez en los intentos del gobierno de Vladimir Putin de desestabilización en países europeos. Una peligrosa conexión por la que ayer los partidos de la oposición en Cataluña pidieron explicaciones y plantean la creación de una comisión de investigación en el Parlament. La oficina de Puigdemont, por su parte, denunció lo que considera «falsedades e intoxicaciones».

Informes elaborados por la Guardia Civil llevan ya tiempo apuntando a la conexión rusa del independentismo -de hecho hay una investigación judicial abierta en el marco de la operación conocida como ‘caso Voloh’, sobre financiación ilegal del ‘procés’- y ahora, un informe de inteligencia europea citado por el ‘New York Times’ ahonda en esa dirección. Por parte catalana, y como ya se había apuntado anteriormente, la figura clave sería el investigado Josep Lluís Alay, exjefe de la oficina de Carles Puigdemont y hombre de su máxima confianza, quien habría mantenido contactos con personas vinculadas al espionaje ruso.

Junto a Alay aparece otro nombre clave en el entramado, según el informe. Alexander Dmitrenkojoven empresario ruso afincado en Barcelona, casado con una mujer catalana, y que ejercería de puente entre el independentismo y los intereses rusos ansiosos por usar el secesionismo catalán como elemento desestabilizador. La vinculación de Dmitrenko con el espionaje ruso no es una suposición, ya que según estas informaciones este motivo fue precisamente la causa por la que Ministerio de Justicia español le denegase hace pocos años su petición de nacionalidad, al tener «conocimiento probado de su trabajo para los Servicios de Inteligencia Rusos, de los que recibe misiones».

‘Guerra híbrida’

A partir de diversas fuentes y del citado informe de inteligencia, de diez páginas, se apunta a que Alay, en su intento de buscar asistencia y ayuda para una hipotética Cataluña separada de España, habría contactado con miembros involucrados en lo que se conoce como ‘guerra híbrida’ del Kremlin contra Occidente, parte de una estrategia en base a métodos de «propaganda y desinformación, financiación de movimientos políticos disruptivos, piratería y filtración de información y medidas activas como asesinatos destinados a erosionar la estabilidad de los adversarios de Moscú». El mismo informe citado por el ‘NYT’ apunta a que desde Rusia se habría financiado también a partidos de extrema derecha en España, aunque sin mayor precisión. En el caso del independentismo catalán, no llega a aclarar qué tipo de asistencia habrían proporcionado el espionaje ruso.

Alay y Dmitrenko habrían buscado «asistencia financiera y técnica de Rusia para la creación de sectores bancarios, de telecomunicaciones y de energía separados de España». Según las mismas informaciones, ambos, junto con el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, también habrían contactado con miembros del crimen organizado en Rusia en busca de canales de financiación.

Alay habría viajado en diversas ocasiones a Rusia, y según el mismo informe, junto con Dmitrenko se reunió con varios oficiales de inteligencia extranjeros activos, así como con Oleg V. Syromolotov, exjefe de contrainteligencia del Servicio Federal de Seguridad, la agencia de inteligencia nacional de Rusia, quien ahora supervisa el contraterrorismo como viceministro en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.

En respuesta a estas informaciones, Alay negó haberse reunido con Syromolotov y los funcionarios, pero sí en cambio con Yevgeny Primakov, nieto de un famoso espía de la KGB, para conseguir una entrevista con Puigdemont en un programa de temas internacionales que conducía en la televisión del Kremlin. El año pasado, Putin designó a Primakov como director de una oficina cultural que, según funcionarios europeos de seguridad, a menudo sirve como pantalla de operaciones de inteligencia, apunta el mismo rotativo citando el informe.

«Buenas noticias desde Moscú», escribiría más tarde Alay a Puigdemont en un mensaje de texto en el que le informaba del nombramiento de Primakov. En otro intercambio, Dmitrenko le decía a Alay que el ascenso de Primakov «lo pone en una muy buena posición para activar las cosas entre nosotros».

El mismo informe encadena los viajes de Alay a Rusia a mediados de 2019 con la creación de Tsunami Democràtic, el movimiento, investigado judicialmente, creado para canalizar las protestas contra la sentencia de los líderes del 1-0 y que durante unas horas por ejemplo logró bloquear el Aeropuerto de El Prat. Tres días después de esos hechos, dos ciudadanos rusos vinculados al Kremlin se reunieron con Alay y Dmitrenko en Barcelona para «una sesión de estrategia para discutir el movimiento de independencia». Alay negó cualquier vínculo con Tsunami Democràtic, aunque sí confirmó que se había reunido con los dos personajes citados, a petición de Dmitrenko y solo para «saludarles educadamente».

Por su parte, y según el mismo informe, el abogado Gonzalo Boye viajó a Moscú en febrero de 2020, donde se encontró con Vasily Khristoforov, vinculado a crimen organizado y buscado en varios países, entre ellos España, por delitos financieros, en un intento de «establecer un canal de financiación secreto» para el movimiento independentista. Boye habría reconocido dicho encuentro, aunque solo por motivos relacionados con los casos judiciales del ruso.

No incomodar a los rusos

Junto con las informaciones del ‘NYT’, ‘El Periódico’ apuntaba en la misma dirección, citando en concreto un informe de la Guardia Civil remitido al juez Joaquín Aguirre, que investiga la financiación del ‘procés’, y que confirmaría precisamente la preocupación del entorno de Puigdemont por mantener una buena relación con sus contactos rusos, así como los movimientos para que Dmitrenko fuese nombrado ‘embajador’ de la Cámara de Comercio de Barcelona durante la etapa en la que el actual diputado de Junts Joan Canadell fue presidente. Según el informe, Dmitrenko, ya integrado en el círculo de Puigdemont, fundó en 2016 la fundación Catrus, para fomentar las relaciones entre Cataluña y Rusia, y estaría relacionado con un negocio de venta de gas entre este segundo país y China del cual la Guardia Civil sospecha.

De los mensajes rescatados del móvil de Alay cuando fue detenido, se desprende en cualquier caso una preocupación tanto suya como de Boye y su entorno por no hacer ningún gesto que pudiese incomodar al gobierno de Putin.

A través de distintos mensajes , por ejemplo, Alay le apunta a Boye la necesidad de evitar según qué asuntos, en alusión a pronunciamientos a través de las redes sociales que Puigdemont habría hecho en apoyo de Edward Snowden o a la oposición en Bielorrusia. «Tendremos que decirle a los rusos que esto es solo para despistar», contesta Boye. En otro mensaje, Alay apunta: «Pero si apostamos en público al Kremlin, hagámoslo de verdad». Y luego añade, «nada de Navalny», en alusión al líder opositor ruso.

 

 

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