Siete años sin Néstor Kirchner
Se cumplen siete años de la muerte de Néstor Carlos Kirchner. Muchas cosas murieron y nacieron ese día. Murió el ex presidente y nació una nueva Cristina Fernández, mucho más radicalizada. Nació también un nuevo modelo político: el cristinismo.
Existe una clara distinción entre el kirchnerismo y el cristinismo. Néstor Kirchner practicaba un populismo económicamente prolijo mientras que su mujer hizo un desquicio en la economía, produciendo el déficit fiscal gigantestco que hoy padecemos. Con la muerte del ex gobernador de Santa Cruz, comenzó la decadencia del modelo cristinista, preso de una radicalización que terminó en la licuación de un enorme capital político acuñado, pocas veces visto durante la democracia. Cristina Fernández ganó con el 54% y el domingo pasado terminó segunda sacando menos del 35% frente a un político menor como Esteban Bullrich.
El líder patagónico era el jefe de un esquema corrupto que continuó, en una versión mucho más desprolija, bajo la administración de su esposa. Sin el férreo control de Néstor, se empezaron a dar a conocer las causas de corrupción que antes eran difíciles de investigar. Durante esta nueva etapa que se abrió sin Kirchner, comenzaron a salir a la luz los casos oscuros de su gobierno y el de su viuda: la nueva jefa de la organización.
Néstor Kirchner poseía una impronta tan poderosa que parecía que no se iba a morir nunca. Por eso su muerte produjo una gran conmoción en la sociedad, a ambos lados de la grieta. Hace siete años, se produjo un punto de inflexión en la historia argentina. Seguramente con el paso del tiempo, el gobierno de Kirchner se va a separar de lo que fue la gestión de Cristina Fernández y se va a poder evaluar mucho mejor. Todavía es muy reciente para llevar a cabo un análisis objetivo ya que las pasiones están aún encendidas.