Sophia Loren: «Nunca me vi guapa, pero ahora me gusto al mirarme al espejo»
La pandemia la mantiene aislada en su casa de Ginebra, pero Sophia Loren no pierde el entusiasmo. A sus 86 años, regresa al cine, dirigida por su hijo Edoardo Ponti. Hablamos con ella.
• Sophia Loren en 15 películas
Vivimos tiempos complicados, pero Sophia Loren tiene un remedio. «Me encanta Fred Astaire y, cuando me siento baja de ánimo -cosa fácil en estos días-, veo una de sus cintas y me pongo a bailar con él. Así me olvido de las malas noticias que nos llegan constantemente», cuenta desde su casa de Ginebra. El ‘método Astaire’ contra la COVID es típico de Loren, reflejo de lo que este bellezón napolitano encarna desde siempre: calidez, pasión, serenidad, alegría de vivir… y determinación.
Este último factor fue decisivo para que una flaca jovencita -la llamaban ‘el palillo’- crecida en una barriada popular de Nápoles se metiera a Hollywood en el bolsillo. En Orgullo y pasión (1957), Cary Grant y Frank Sinatra rivalizaban por su amor, pero los filmes que la hicieron mundialmente famosa fueron películas italianas como Dos mujeres (1960), en la que interpretaba a una madre desesperada por proteger a su hija de los horrores de la guerra, y Matrimonio a la italiana (1964), en la que quedaba clara su química con Marcello Mastroianni.
Sophia Loren siguió hechizando a directores y espectadores después de cumplir los 60 años, en películas como Prêt-à-porter, donde volvía a encontrarse con Mastroianni. Ahora, después de más de una década de descanso y a los 86 años, vuelve a las pantallas en la película que su hijo Edoardo Ponti ha dirigido para Netflix: The life ahead (‘La vida por delante’), la historia de Madame Rosa, una superviviente del Holocausto que entabla una peculiar amistad con un niño llamado Momo, un inmigrante senegalés de 12 años. La historia -basada en una novela de Romain Gary- ya fue llevada al cine en 1977 y ganó un Oscar y, en vista de la interpretación de Loren, la versión de Ponti se merece un nuevo galardón.
Loren tiene casa en Roma y en Nápoles, pero reside en Ginebra desde que nacieron en ella los dos hijos que tuvo con el fallecido productor Carlo Ponti. Edoardo, de 47 años, vive en Los Ángeles y es director y guionista de cine. Carlo, de 51, es director de orquesta y también trabaja en Estados Unidos.
“Me encanta Fred Astaire y, cuando me siento baja de ánimo -cosa fácil estos días-, veo una de sus cintas y me pongo a bailar con él”
Confinada por el coronavirus, Loren -que vive sola en Ginebra- no puede echar más en falta a su familia. «No he podido ver a mis cuatro nietos ni a mi hermana, que vive en Roma -explica-. Por suerte tengo amigos que viven cerca, hablo con ellos y nos reímos».
Hace una pausa y suspira. «Estoy muy contrariada. Porque me veo obligada a vivir de una forma que antes me hubiera parecido imposible… Y tengo miedo, mucho. Tienes la sensación de que estás malgastando el tiempo que te queda de vida. Pero ¿y qué le vamos a hacer? Lo fundamental es creer en ti misma y tratar de ser fuerte, hacer lo posible por mantener el optimismo, por convencerte de que todo saldrá bien».
Una sesión de fotos extraordinaria:
La sesión para las fotos promocionales de la película tuvo que cancelarse por la COVID. Su hijo Edoardo viajó a Ginebra para hacer él mismo las fotos en la casa de la actriz. Carlo Ponti y Sophia se instalaron en Ginebra porque había un especialista en obstetricia en la ciudad que, tras dos abortos, hizo posible que la actriz tuviese hijos. Y se quedaron. Ahora, Sophia vive sola en la casa, rodeada de recuerdos, fotos, premios… «Estuvimos juntos dos días y lo pasamos en grande –cuenta Edoardo–. No queríamos hacer las fotos habituales, banales. Como yo la veo a diario maquillarse, caminando por la casa, sentada en la bici estática, se me ocurrió mostrarla haciendo esas cosas. Pero no sin cierto glamour. Porque Sophia Loren es sinónimo de glamour».
El título de su nueva película, The life ahead (‘La vida por delante’), no podía ser más oportuno. También lo que cuenta su personaje, una superviviente del Holocausto. «Es importante hablar de la historia con los jóvenes, debatirla con ellos, para abrirles los ojos», afirma Loren. Sus primeros recuerdos son, precisamente, los de «las bombas que caían y estallaban, el ulular de las sirenas de alarma» en la pequeña ciudad italiana de Pozzuoli, donde nació, hija ilegítima de Romilda Villani, una maestra de piano, y Riccardo Scicolone, un ingeniero de linaje aristocrático que se desentendió de ellas. En su autobiografía, Loren reconoce que aún hoy recuerda «los espasmos provocados por el hambre».
El rodaje de la película no fue fácil. Se sucedieron jornadas de diez horas seguidas de trabajo, pero no hicieron mella en la Loren. «Soy la actriz más infatigable que hay en el cine. Podía trabajar veinte horas y nunca llegaba a cansarme. Tengo tanta energía que lo único que me interesa es seguir adelante como sea». Tanto que no descarta volver a trabajar en otro filme después de la pandemia.
Sophia y el #MeToo
A diferencia de las actrices que dicen que se mueren de vergüenza al ver las películas que hicieron de joven, Loren experimenta «justo lo contrario». «Forman parte de quien soy. Y me gusta ver cómo era Sophia a los 17 o los 18 años. Y me hacen llorar porque pienso en la vida maravillosa que he vivido».
“Me gusta ver las películas que hice de joven, ver cómo era Sophia a los 17 o los 18 años. Y me hacen llorar porque pienso en la vida maravillosa que he vivido”
La confianza en sí misma que transmite Loren no se basa en su físico, sino en sus propias capacidades. «Nunca en la vida me miré al espejo y me dije que era guapísima. Es la pura verdad. Nunca terminaba de encontrarme guapa».
¿Y ahora? «Ahora, me gusto al verme en el espejo. No pienso en lo negativo, me concentro en lo positivo. Pero, claro, todo eso tiene que ver con lo que haces con tu vida», recalca.
Mitos y leyendas
La carrera de Sophia despegó en 1954, cuando comenzó a trabajar con Vittorio de Sica y Marcello Mastroianni. Y se consagró en Hollywood tres años más tarde cuando protagonizó dos películas con Cary Grant y se extendió el rumor de que tenían una relación amorosa. Ahora la actriz ha desmontado aquella leyenda. “No, no me pidió matrimonio. Tuvimos una bonita relación, pero entonces yo ya estaba enamorada de otro hombre”, en referencia a Carlo Ponti. Grant se casó cinco veces pero, según sus últimas biografías, el gran amor de su vida fue el actor Randolph Scott.
La maquinaria hollywoodiense nunca trató de remodelar a Sophia Loren, aunque en sus memorias reconoce que la consideraban «excesiva», por su físico exuberante, por su nariz prominente o quizá, sencillamente, por su evidente magnetismo sexual. «Una es como es, ha venido al mundo de esa forma, y nadie puede cambiarlo –afirma con orgullo–. Y si hubieran tratado de cambiarme, yo les hubiera dicho que… ¡adiós!».
Esta actitud ayuda a entender las declaraciones que hizo cuando apareció el movimiento #MeToo, negando que alguna vez hubiera sufrido acoso sexual en el mundo del cine. Cosa difícil de creer. Le recuerdo que en sus memorias explica que Marlon Brando «me agarró con fuerza» durante una secuencia romántica de La condesa de Hong Kong, en 1967. ¿No fue eso acoso sexual? «¡Pero, por favor! ¡Marlon, de hecho, me tenía miedo! Luego no se atrevió a hacer nada más. ¡Me bastó con mirarlo un segundo para que se comportara!».
“¿Que si me acosó Marlon Brando? ¡Pero, por favor! Si me tenía miedo. ¡Me bastó mirarlo un segundo para que se comportara!”
¿Cree que el movimiento #MeToo ha servido para que las actrices jóvenes hoy se sientan menos desamparadas? «Es una pregunta muy difícil de responder porque lo que sucede siempre está en función de una situación en concreto. Todo depende de muchísimas cosas».
Le pregunto qué podría hacerse para mejorar la situación en general, y aventura que no sería mala idea recurrir a «asesores psicológicos para las escenas atrevidas», unas personas capacitadas para coreografiar las escenas de sexo y establecer unos límites claros. «Aunque siempre puedes negarte a rodar secuencias así o escoger otros papeles». Considera que «el feminismo ha conseguido cosas espléndidas, pero todavía queda mucho que hacer para llegar a la igualdad en campos como la familia y las relaciones, por ejemplo».
Reconoce que el hecho de estar casada con Carlo Ponti durante 41 años también facilitó que no se sintiera desprotegida. Ponti no solo fue su marido, también su representante y la persona que la lanzó a la fama tras verla en un concurso de belleza, cuando Sophia tenía 16 años. El productor tenía 22 más que ella y por entonces estaba casado (si bien separado). Se casaron en secreto en México en 1957, pero aquel matrimonio fue anulado bajo acusación de bigamia (el divorcio no era efectivo) y se ‘recasaron’ en París en 1966.
Una belleza excesiva
Sophia se presentaba a concursos de belleza desde los 14 años para ganar algo de dinero. No había cumplido los 16 cuando se presentó a Miss Roma. En el jurado estaba el productor Carlo Ponti, que tenía entonces 38. Se convirtió en su representante. Según ella, no pasó nada hasta un lustro después, «cuando comprendimos que estábamos enamorados». No se separaron hasta la muerte de él, en 2007.
Carlo Ponti murió en 2007, a los 94 años. A Loren le divierte la pregunta que tantas veces le han hecho: ¿cuál es el secreto para disfrutar de un matrimonio feliz? «Porque la respuesta cae por su peso: quererse el uno al otro. Ser felices juntos siempre –afirma con emoción–. Muchos matrimonios no funcionan porque las personas ya no tienen nada que decirse, pero Carlo y yo no parábamos de hablar. Lo compartíamos todo, sin reservas de ningún tipo».
Menos espaguetis de los que se cuentan
Hoy lleva una vida limitada por la COVID. Trata de practicar ejercicio a diario en una bicicleta estática y de no permitirse demasiados caprichos a la hora de comer. Los fans que se creyeron a pie juntillas la famosa frase «todo cuanto ves se lo debo a los espaguetis» van a llevarse una sorpresa: «Nunca se me hubiera ocurrido decir eso –subraya– porque, si comes un montón de espaguetis, engordas sin remedio. Me encantan los platos de pasta, claro, pero los como de vez en cuando porque también me gusta estar en forma y sentirme guapa. Ojo, tampoco me privo de nada. Eso es exagerar. Si tengo ganas de comer pasta, la como, pero poniendo un poco menos en el plato».
Autora de dos libros de recetas, explica que siempre le ha gustado relajarse en la cocina… Y más aún en los últimos meses. «Estos días también leo mucho –cuenta– y miro viejas comedias que me hacen reír». Así se las arregla para mirar el futuro con esperanza.
“Soy la actriz más infatigable que hay en el cine. Puedo trabajar veinte horas y no llegar a cansarme”
Espero que el futuro incluya el Oscar que la nueva película merece. Y aprovecho para recordar que en 1962 –cuando se convirtió en la primera actriz galardonada con el Oscar por una película con diálogos en idioma extranjero (Dos mujeres)– tenía tanto miedo de desmayarse si ganaba que la noche de los premios se quedó en casa y pasó el rato preparando salsa de tomate.
«Han pasado los años, pero la posibilidad sigue poniéndome igual de nerviosa», reconoce. ¿Qué opinión le merecen las demás estrellas que suenan como candidatas a llevarse el Oscar en enero? «Si quiere que le diga la verdad, no veo muchas películas de ahora». Pero habrá alguna actriz que le guste más que todas las demás, ¿no? «Sí, claro», responde riendo: «Sophia Loren».
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