Suicidio político
La realidad y el drama es que cuando el PP ha encontrado finalmente al ‘hombre fuerte’ que necesita el partido y el país, resulta que es una mujer
Si la peor guerra es la civil, al mostrar las grietas de un Estado -«territorio de un país independiente con sus órganos de gobierno»-, de ocurrir en un partido muestra claramente las carencias de una Nación -«comunidad de ciudadanos libres»-, al poner de relieve la incapacidad de acuerdo no sólo de aquellos que piensan distinto, sino también de quienes piensan parecido. Que es lo que ahora está ocurriendo en el Partido Popular, con grave riesgo para España.
El suicidio no es frecuente en la política. Se da mucho más en el amor y el dinero, lo que puede significar que los políticos son más tunantes que el resto de los mortales. Pero se da el caso, y los españoles estamos a punto de presenciar uno. Justo cuando al Gobierno, si puede llamarse gobierno a Frankenstein y su presidente, tiene que inventar cada día una nueva mentira, el Partido Popular le ayuda con instintos que un psiquiatra calificaría de suicidas.
Lo que ayer, día de su patrona, los madrileños debieron pedir a la Virgen de la Almudena no es que el apagón que anuncian los malajes no ocurra, sino que se acabe la confrontación entre la Comunidad y la capital, la Puerta del Sol y la calle Génova, que puede traer sobre ellos la plaga del socialismo-comunismo-secesionismo, peor que las diez de Egipto. ¿La causa? Que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quiere serlo también de su partido en la Comunidad. Lo que no parece gustar nada a la cúpula del Partido Popular, que prefiere alguien no tan lanzado, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, por ejemplo, al que han metido en un lío, y escurre el bulto, sin saber qué decir.
Mientras Isabel Díaz Ayuso insiste en que ‘ahora no toca’, lo que lleva implícito que cuando toque, tocará. Es evidente que la presidenta regional tiene mucho más tirón no ya en el partido, sino entre el público general, pudiendo incluso arrastrar algunos seguidores que se han ido a Vox, con quien no tiene inconveniente en pactar, mientras Pablo Casado mantiene las distancias. Su arrastre es también menor. Pero la realidad y el drama es que cuando el Partido Popular ha encontrado finalmente al ‘hombre fuerte’ que necesita el partido y que necesita el país, resulta que es una mujer.
Esto sólo puede arreglarse sentándose alrededor de una mesa y no levantándose hasta encontrar un compromiso, en el que todos cedan, para que todos ganen. Es decir, olvidarse de las próximas elecciones generales y centrarse en las autonómicas madrileñas, que serán antes. ¿Y quién tiene más posibilidades de ganar en ellas? Isabel Díaz Ayuso, sin ninguna duda. Porque si siguen discutiendo, el ganador será finalmente Pedro Sánchez.