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Susana Seleme: Les vale madre

Constitución Política del Estado. Artículo 151. I. “Las asambleístas y los asambleístas gozarán de inviolabilidad personal durante el tiempo de su mandato y con posterioridad a éste (…) II. El domicilio, la residencia o la habitación de las asambleístas y los asambleístas serán inviolables, y no podrán ser allanados en ninguna circunstancia.”

Si el Ministro de InJusticia afirma que la señora Jeanine Añez Chávez está presa por su condición de exsenadora, por favor, que lea el ART. 151 citado arriba. Quizás lo sabe porque dicen que es docto en constitucionalidad, pero le puede “valer madre” como dicen en México. Es decir, no le importa, pues en este país embrollado más vale la subordinación al jefazo Evo Morales, que los méritos de quienes son sus peones.

La calidad de exsenadora y de expresidenta transitoria y constitucional por el Art. 169 de Jeanine Añez, no fue óbice para que el 13 de marzo pasado, a la 1.30 de la madrugada, un contingente de policías bien armados, con el ministro del Interior al mando del operativo, allanaran su domicilio en Trinidad, Beni, y el de sus familiares hasta dar con ella, una mujer indefensa. Hoy, a 25 días de su ilegal y abusiva detención, con problemas cardiacos, tiene que elegir entre ver a sus hijos o a sus abogados. La tienen incomunicada. Son canallas.

Y como cada quien juzga por su condición, creen todos ellos que a la sociedad boliviana también “le valen madre” las injusticias y las mentiras con las que pretenden doblegar su capacidad crítica, su rechazo a las arbitrariedades, los abusos y uso delincuencial de la administración de justicia. Hay que decirlo, muy pocas veces en su historia fue justa. Menos aún en los 14 años de Morales presidente y hoy como ex. Como buen sociópata que es, sigue mandando por encima del presidente electo.

La perversa administración de justicia bien la expuso el Arzobispo de Santa Cruz, Monseñor Sergio Gualberti, el Domingo de Ramos pasado, al afirmar que la justicia, “servil y corrupta”, impide la reconciliación en Bolivia.

A Morales y a su gente les debe “valer madre” lo que diga la Iglesia, a pesar de que ahí encontró Morales cobijo y ayuda cuando era un dirigente cocalero emergente, aunque ya daba señales de violentos excesos. La Iglesia Católica, la Unión Europea y algunos de sus embajadores, más la OEA y Naciones Unidas son señalados como “golpistas” y de ponerse “al lado de los opresores”. Mienten al revés y al derecho para imponer la nueva narrativa de ‘golpe de Estado” y justificar la renuncia y luego la cobarde huida de Morales en noviembre de 2019 al asilo mexicano.

El fraude que montaron en las elecciones de octubre de ese año, lo han borrado de su desmemoriada memoria, pero tachan a Luis Almagro, Secretario General de la OEA, como el principal ‘golpista’, pues fue la auditoria de la Organización, solicitada por Morales, la que desnudó las graves irregularidades de aquellas elecciones. De ahí se desencadenó el caos que venía incubándose, como en todo proceso político socio histórico, desde tiempo atrás, en el que la violación a la Constitución fue una constante.

En aquellos días aciagos, la Iglesia ofició de mediadora junto a la Comunidad Internacional para pacificar el país al que Morales lo había literalmente incendiado después de su renuncia y huida. Sus huestes, siguiendo sus instrucciones, pedían a gritos ‘guerra civil’ y arrasaban con todo lo que tenían por delante, incluidas las vigilias que desembocaron en muertes violentas en Senkata y Sacaba. No eran todavía las ‘milicias armadas’ que Morales quiso antes, siendo presidente, y se arrepintió de no haberlas creado ya en su asilo argentino. En 2019 esas huestes actuaron como milicias responsables de las muertes violentas, pues las balas extraídas de los cuerpos caídos, según estudios de balística, no corresponden a los calibres utilizados por militares y la policía.

¿Qué quiso decir el Ministro de inJusticia, cuando sentenció que no acatarán el Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que estudia esos sucesos, si es ‘arbitrario’? Pues que “le vale madre” lo que informe. Morales y sus peones ya tienen la sentencia.

El presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, segundo en la línea de sucesión, después del Vice, es también vicepresidente de las 6 Federaciones de cocaleros del trópico de Cochabamba, el Santuario de Morales, donde se cultiva la materia prima de la cocaína. Rodríguez expresó que la Iglesia Católica y la Unión Europea son “sospechosos” pues avalaron a Jeanine Añez en la crisis de 2019, lo que significa “complicidad con los hechos posteriores de muertes”. En esa arremetida falaz, dirigen sus denuncias a otros países e instituciones como “financiadores del golpe” que no hubo. El expresidente Lula y su sucesora Dilma Rousseff, en la misma línea, arremeten contra Almagro. Nada extraño, apoyan a Morales para que Bolivia vuelva como miembro pleno al eje populista dictatorial en este continente. A Morales y a los demás “le valen madre” la democracia, el Estado de Derecho, la justicia independiente y la Constitución. Es que nunca fueron demócratas. Nunca.

Ese es el origen de toda la crisis política y social que vive Bolivia, cruel y desembozadamente desde 2019. Y como mezquinan las vacunas, la pandemia también “les vale madre”.

 

 

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