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Todos los ‘selfies’ del presidente

Si hay algo que debemos reconocerle a Pedro Sánchez es el haber llegado hasta la Moncloa cabalgando a lomos de su propia vanidad

Una vez ha disminuido la intensidad de la violencia, “su persona” ha tenido a bien concedernos nuevas fotos de su apostura, en un escenario más propicio que el que había apenas hace un par de días. Si hay algo que tenemos que reconocerle a Pedro es el haber sabido llegar hasta aquí cabalgando a lomos de su propia vanidad: si fuese un superhéroe, sería el “Doctor Ego” (cítenlo en sus textos como Voir Dr. Ego).

Ataques a Ciudadanos

Para ser justos, hay algo que sí que hacen muy bien Pedro y su equipo, además de posar ante el objetivo: banalizar la violencia de los separatistas y señalar como responsables de lo que está ocurriendo a los partidos de centro derecha de la oposición, los incendiarios. Las palabras de José Luis Ábalos o de Carmen Calvo culpando al gobierno del PP de Mariano Rajoy llevan la misma carga de equidistancia estupefaciente que las de Miquel Iceta acusando a Ciudadanos de ser tan beligerantes como los CDR. No sólo no hay que simpatizar con el independentismo, señores del partido socialista, también hay que demostrarlo.

Lo que está ocurriendo es la consecuencia de dejar la gobernabilidad del país en manos del PSC, porque Pedro es el chico guapo, al que mejor le sientan los trajes y el primer presidente de la democracia al que no da vergüenza ver en bañador (Carlos Primo dixit en El País), pero la cruda realidad es que, tras él, se esconde la agenda social de Calvo y la territorial de Iceta, de ese PSC que votó a favor de un referéndum de autodeterminación en Cataluña y que se manifestó contra la sentencia del Tribunal Constitucional del Estatut.

El Gobierno en funciones socialista también ensueña con que su pasividad transforme en ‘gent de pau’ a los independentistas violentos

Y hablando de tribunales, quién le iba a decir al Supremo que lo de la ‘ensoñación’ no era algo exclusivo de los separatistas que pensaron que tras el 1-O alcanzarían la ansiada independencia. El Gobierno en funciones socialista también ensueña con que su pasividad transforme en «gent de pau» a los violentos catalanes, con que el “¡apreteu!” de Torra a los CDR no fueran órdenes sino palabras de ánimo, con que la empatía hacía los CDR también lo sea con aquellos catalanes de bien que ven como esta crisis provoca pérdidas irreparables en sus negocios y en sus vidas. Ay, los delirios de normalidad democrática.

De lo que no cabe duda es de que el socialismo es experto, además de en regalarnos instantáneas de Pedro “El Bello” que parecen auténticos selfies, en poner a su satelitado a señalar factores exógenos que justifiquen su inacción: la falacia “Ad Francia”, ese recurso ridículo pero constante a lo que haría o diría Macron ante una situación similar. Como si el Gobierno francés hubiese tenido que hacer frente alguna vez a violencia organizada desde las instituciones, lideradas en la sombra por el presidente de una región que persigue la independencia del territorio. Papanatismo pueril.

Pero nada mejor que un nuevo publirreportaje ensalzando el porte presidencial de “su persona” como señuelo para que la sociedad española olvide, por unos breves pero impagables instantes electorales, que estamos al borde del precipicio.

 

 

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