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Tulio Álvarez: Emergencia humanitaria y diálogo internacional

A poco estuve de utilizar este valioso espacio para referirme al tema electoral. Pero volví en razón y no cometí el pavoroso error de enfoque; desvinculándome, a la vez, de la situación desesperada y el dolor de cientos de miles de compatriotas. Entonces toqué suelo y traté de capturar una propuesta concreta. Considero que llegó el momento del encuentro para favorecer los aportes de la comunidad internacional, ante esta catástrofe singular, armonizándolos con parámetros de respeto de los derechos humanos y los principios de neutralidad, humanidad e imparcialidad en las actividades de asistencia humanitaria.

 

LA VERDADERA INTERVENCIÓN INTERNACIONAL

Es cierto, se hace imprescindible una intervención internacional y el apoyo externo al pueblo venezolano, para superar una coyuntura que se manifiesta en dos innegables realidades: a) Una trágica situación de emergencia humanitaria; y b) La paulatina disolución institucional del Estado y su reflejo en el desorden establecido que pone en riesgo la vida, la seguridad y los bienes de los ciudadanos. Pero esta fórmula, lejos de implicar un elemento de violencia, vinculado a la fuerza militar, debe apoyarse en los tratados y la organización internacional.

No es con lugares comunes o discursos vacíos con los que vamos a solventar la situación. Un ejemplo de lo que no se debe hacer es la convocatoria de diálogos, marcados por la sospecha, bajo una estrategia de permanencia en el poder de los causantes del desastre nacional. Ese teatro es un insulto al sufrimiento del pueblo, a la verdad y es una traición a Venezuela. Lo más aproximado a una línea seria de acción fueron los cuatro puntos resumidos por El Vaticano pero fueron acompañados con una pavorosa cadena de errores diplomáticos que le causaron el mayor daño a la imagen de la Iglesia. Y que conste que la Conferencia Episcopal venezolana tiene una absoluta claridad y compromiso en esta coyuntura.

Es por ello que la clave está en la metodología y en la vocería. Renovación del liderazgo que ejecute acciones concretas, con un inmediato plazo de ejecución, dirigidas a encaminar la solución de los conflictos en dirección al rescate de la paz y la calidad de vida de los venezolanos, así como los extranjeros residentes en Venezuela, la vigencia plena de los derechos humanos y la restauración democrática del país.

 

ACTIVACIÓN DEL CANAL HUMANITARIO

En Venezuela existe una crisis humanitaria que tiene especial connotación en dos aspectos esenciales: a) La falta de acceso de la población a la alimentación necesaria para llevar una vida activa y saludable, lo que se ha traducido en dantescas situaciones que reflejan altos niveles de miseria y desesperación; y b) La inexistencia de medicamentos básicos y el colapso de los servicios de salud y asistenciales. Ambas situaciones han derivado en millones de personas que viven una emergencia cotidiana, proliferación de enfermedades endémicas y epidémicas, altísimos niveles de mortalidad y el masivo desplazamiento de los habitantes del país hacia el extranjero, provocando un reflejo de esa crisis en países de la región. El conflicto venezolano es un problema interamericano que a todos atañe.

La activación del canal humanitario debe paliar la situación de hambruna en diversos sectores del país, disminuir los riesgos de la desnutrición en la población infantil y personas vulnerables, asistir a personas amenazadas por epidemias o enfermedades olvidadas, proveer atención médica en áreas desprovistas de servicios y superar la inexistencia de medicamentos, bajo los parámetros de la Resolución 46/182 de las Naciones Unidas para el Fortalecimiento de la Coordinación de la Asistencia Humanitaria de Emergencia del Sistema de las Naciones Unidas, aprobada en la 78ª sesión plenaria del 19 de diciembre de 1991.

 

ACCIONES CONCRETAS

La ejecución del proceso dirigido a la efectividad del canal humanitario implica:

 

  1. La activación del Programa Mundial de Alimentos (PMA) diseñado, entre otros objetivos, para trasladar alimentos en situaciones de emergencia. No solo en Venezuela sino en poblaciones vecinas.

 

  1. La ejecución de los programas de asistencia de la Organización Mundial de la Salud ante la proliferación de enfermedades endémicas y para precaver brotes epidémicos.

 

  • La inmediata provisión de medicamentos y, en especial, aquellos de altos costos, además de los imprescindibles para el tratamiento de enfermedades terminales, salud mental, acceso a la atención para las personas que viven con el VIH, resguardo de la salud de los pueblos indígenas, prevención y rehabilitación de discapacidades, tratamientos oncológicos, entre otros casos de especial relevancia.

 

  1. El apoyo prioritario a las poblaciones desplazadas en la frontera, en cuanto a la atención médica, alimentación y saneamiento para reducir la mortalidad, la morbilidad y el sufrimiento humano que provoca tal situación.

 

  1. La intervención de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) para dirigir la labor de los agentes humanitarios regionales y ONG´s en la solución de la situación de emergencia humanitaria y, en especial, la movilización y control de la asistencia que debe ser conferida. Hay que evitar, a toda costa, la intervención de la Guardia Nacional.

 

  1. La coordinación entre la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), las secretarías y oficinas de las Naciones Unidas con competencia en derechos humanos y refugiados, las organizaciones regionales para la reducción de desastres, sus socios humanitarios internacionales y los socios humanitarios en el ámbito nacional, para garantizar que el canal humanitario no sea obstaculizado o desviar los recursos con fines distintos a la superación de la emergencia humanitaria.

 

  • La activación del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ante la emergencia humanitaria; y la necesidad de protección de los derechos humanos en la situación de conflicto, violencia e inseguridad que sufre Venezuela. En el mismo sentido, la alerta de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dirigida a la supervisión de las situaciones de derechos humanos sobre el terreno.

 

DIALOGO INTERNACIONAL

Esta crisis sobrepasó la capacidad de los aparatos que se aglutinaron en la MUD. Lo que siempre ha sido una instancia electoral no puede seguir cumpliendo la parodia y pretensión de representar a los factores democráticos que resisten en Venezuela. La incapacidad manifiesta para reflejar las aspiraciones de un pueblo sufriente, su absoluta improvisación y el ejercicio de fórmulas electoralistas enfermizas, los inhabilitan con pérdida de legitimidad.

Si un día se escribe un manual de la anti-política, las mayores referencias estarán en lo que ha venido pasando en Venezuela; porque cada día nos alejamos de una solución pacífica y de una victoria electoral, a pesar de un abrumador rechazo a las mafias delincuenciales que controlan el poder. Por eso es que se hace indispensable un diálogo entre los Estados miembros de la comunidad internacional, los organismos humanitarios y los factores de resistencia política en Venezuela para canalizar la ayuda humanitaria.

Por falta de espacio no puedo desarrollar los puntos que debe contener una agenda para la negociación de acuerdos que garanticen la restauración democrática y la efectividad de la Justicia en nuestro país. En la próxima entrega hare un esbozo de ellos pero ahora, lo primero es lo primero. Porque todos los días mueren compatriotas y parece que tenemos que esperar al desenlace de elecciones amañadas para comenzar a actuar en consecuencia.

 

tulioalvarez17@gmail.com

En Twitter: @tulioalvarez

Un comentario

  1. Plausible y bien concreta la exposición como el catálogo de precisiones en cuanto a lo que irremediable y sensatamente, se debe acometer con urgencia en el plano internacional con la finalidad de lograr los objetivos puntuales expuestos por el doctor Tulio Álvarez,

    Y, en el plano interno, organizar y canalizarlo con los entes competentes de la sociedad civil que se involucren con los mecanismos de cooperación internacional, también como garantes de eficiencia y evitar desvíos y caprichos en la administración y disposición final de los bienes capitales requeridos en el ámbito de la salud y la alimentación.

    También calzan el buen sentido las apreciaciones y recomendaciones en lo político. Pasa a lo inaceptable que los ciudadanos del país, sean o no partidarios del gobierno, simpaticen o no con las iniciativas de la MUD, estén o no al tanto de ellas, hasta ahora sólo cuenten como referencia lo escuetamente informado en Santo Domingo por el canciller dominicano: avanzamos pero volveremos a mediados de enero.

    Pero, vale la pena recordar que la ayuda humanitaria de la que se habla consiste en un esquema de respuesta solidaria internacional ante situaciones trágicas puntuales de carácter preciso y temporal. El año pasado, la inversión en escala mundial alcanzó la suma de 4.500 millones de dólares. Una eventual asistencia al problema venezolano supería varias veces dicho monto.

    Expertos venezolanos estiman que entramos a una fase crónica extendida en lo médico asistencial y lo alimentario, con tendencia a empeorar también en virtud de la ausencia de ingresos fiscales suficientes para financiar importaciones de alimentos, medicamentos y, en paralelo, reactivar la producción de lo indispensable para contar con alimentos de comprobable calidad y valor nutricional; abastecer el mercado de medicamentos, nutrientes que en algo ayuden a paliar tantos casos extremos y crecientes de desnutrición así como rehabilitar, entre otras básicas, la industria farmacéutica y de alimentos y de materias primas que hagan posible que la producción llegue a los anaqueles de los mercados y otros puntos de venta.
    Las magnitudes del problema sanitario, médico asistencial, de provisión de medicamentos especiales no sólo para casos extremos, más lo alimentario, dejó de ser — según expertos –. algo asumible con criterios tan puntuales como los que sirven de basamento a los programas y prácticas conocidas de cooperación o ayuda internacional, aunque parece ser así como lo aprecian quienes toman parte en los denominados diálogos.

    Lo recomendable puede ser prestar atención a los señalamientos de quienes, bien entendidos en estos temas, advierten inconsistencias en las las fórmulas o esquemas de salvación recurridos por aquellos involucrados en gestionar programas de ayuda internacional a Venezuela.
    El doctor Rodrigo Agudo Guevara — y no estamos comprometiéndolo — es uno de tales especialistas. Sus criterios deberían escucharse y digeridos si lo pretendido es encuadrar en respuestas efectivas mas no efectistas, lo que cada día que trascurra pasa a ser de mayor urgencia, necesidad e inevitable.

    Solos no podremos nada como paños calientes tampoco lograrán cobertura a los grupos en muy penosas situaciones extremas. La demanda de atención tiene y debe extenderse hasta alcanzar a la inmensa mayoría de nuestra ciudadanía: los urgidos casi suman 30 millones de venezolanos.

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