Villasmil: Tres elecciones, tres lecciones
El pasado 19 de junio -Día del Padre, en algunos países- se realizaron tres elecciones muy importantes: la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias francesas, las elecciones andaluzas, y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales colombianas. Pasemos a ver qué sucedió y si se puede obtener alguna lección de las mismas.
En el caso francés: “la democracia o tiene un centro fuerte, o está en gravísimos problemas”.
Allí están casos como los de Perú, Chile, Brasil, El Salvador y Colombia. En el caso galo, el único campeón que le queda a la democracia es el actual presidente, Emmanuel Macron, y es mala cosa cuando una democracia con la tradición de la francesa tiene un líder que gana la elección perdiendo más de cien escaños.
Cabe mencionar el desgaste de los conservadores de diversa pelambre, notablemente el gaullismo, y la traición de los actuales caciques -la palabra “líderes” les queda muy grande- del otrora gran partido socialista, hoy cobijados en una esquinita no muy visible de la casona prochavista gala, jefeada -y afeada- por el señor Mélenchon, quien obtuviera un confortable segundo lugar.
Como si fuera poco, por la derecha -ultra, hay que matizar- está Marine Le Pen, que se ha convertido con los años, elección tras elección, en una especie de loba que asusta a la caperucita democrática, pero que afortunadamente nunca la abruma. Sin embargo logró un excelente resultado.
Mientras en Francia no surjan -renovadas o recién creadas- nuevas opciones de un centro democrático, moderado, defensor de valores liberales, los nubarrones seguirán amontonándose sobre el Palacio del Elíseo.
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Mapa de Andalucía, luego de las elecciones del domingo 19.
En el caso andaluz: “La corrupción, la ineficacia y la soberbia, al final no pagan”.
Un poco de historia: El PSOE andaluz no es un partido regional más. Es el partido de Felipe González y Alfonso Guerra, ambos nativos de esa tierra sureña. Ha sido históricamente el granero de votos más importante para los socialistas hispanos. Allí, el PSOE mantuvo el poder por 36 años. Vale mencionar que en 1982 (las primeras elecciones andaluzas en la etapa democrática) el partido obtuvo 66 diputados de 105. Los socialistas intuyeron que tenían que escribir un relato con el que se identificaran las mayorías ciudadanas andaluzas: El partido que defendería las reivindicaciones de una región siempre olvidada y pasada por alto.
Fue tal su poder que podría decirse que el PSOE “colonizó” a la sociedad andaluza y sus instituciones.
Veamos la película hoy: El domingo 19 el PSOE obtuvo el peor resultado de su historia, con el 24,18 por ciento de las papeletas, y solo 31 diputados Es la primera vez que los socialistas bajan del millón de votos andaluces (sacaron 883.707, frente a 1.582.412 del PP).
Para el Partido Popular andaluz es, en cambio, un resultado extraordinario. Mayoría absoluta (58 diputados, se necesitaban 55). Toda Andalucía quedó pintada de azul. No solo arrolla en todas las provincias, sino que incluso logró lo impensable: ganar en Sevilla, en Huelva y en Córdoba, la que fuera liderada por años por un izquierdista respetable, Julio Anguita; ciudades históricamente de izquierdas.
Como bien se indica en un editorial de ABC: «Para los socialistas, las elecciones andaluzas nunca fueron solo autonómicas. Ahora que han perdido, tampoco. Siempre significaron para ellos una manifestación de poder sobre la región más extensa y poblada de España, cantera de dirigentes y fuente de votos imprescindibles para llegar a La Moncloa. Y esto ha terminado. Se ha desnudado el vacío de la izquierda española».
Para colmo, otro fin de mundo: Por primera vez en su historia el partido Comunista no sacó ni un solo diputado andaluz.
¡Ah! otrosí: Por primera vez pierde el PSOE en Dos Hermanas (otra victoria del Partido Popular), el pueblo natal de Felipe González.
El Partido Popular andaluz goza de un liderazgo joven y muy empático: Juanma Moreno, al hablar la noche de la victoria, sonaba no solo como presidente (reelecto) de Andalucía. El hombre se une merecidamente al podio de victoriosos líderes populares, como Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso.
Ese titánico hundimiento socialista tiene diversas razones, entre ellas el desastroso gobierno Frankenstein, social-chavista, liderado por Pedro Sánchez, pero sobre todo pesa mucho la losa formada por décadas de gestiones socialistas en Andalucía profundamente clientelares y corruptas. Conviene destacar que dos expresidentes socialistas andaluces, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, han sido procesados por corrupción.
Durante las tres décadas y media de gestión socialista Andalucía no dejó de liderar el desempleo a nivel nacional ni abandonó las últimas posiciones en todos los ránkings socioeconómicos.
Daba risa oír a todo tipo de analistas o jefazos socialistas defendiendo el resultado, con argumentos como que “se habían salvado los muebles”. La verdad es que no pudieron salvar ni la casilla del perro.
¿Y Vox? A pesar de tener una candidata muy mediática, Macarena Olona, el resultado es mucho menor al que esperaban. Ya se veían de nuevo convertidos en eje-bisagra de un gobierno de coalición. No pudo ser, de lejos.
La verdad es que Vox a lo mejor tiene en su futuro, a mediano plazo, lo que algunos consideran su destino: ser el ala derecha del Partido Popular.
Y el PSOE -no solo en Andalucía- deberá hacer muchos cambios si quiere limpiar su imagen, con una rosa roja cada vez más ajada y marchita.
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En el caso colombiano: América Latina se ha convertido en la tierra soñada del populismo.
Como afirmara una joven economista y tuitera colombiana luego de conocerse los resultados de la primera vuelta: “estamos a punto de ver el enfrentamiento entre dos modelos de populismo”.
Fue una campaña electoral inédita. Tener que escoger entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández logró el efecto de que casi extrañáramos el enfrentamiento entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo. América Latina está demostrando que, en materia política, siempre se puede caer en una barrena deprimente y sin fin.
Pues el guerrillero derrotó al millonario. Nunca sabremos cómo habría sido un gobierno bajo la jefatura del impresentable Hernández. En todo caso, ambos realizaron campañas osadas para servir a ambiciones osadas.
Al final ganaron la guerrilla, los narcos, políticos de viejas corruptelas, Ernesto Samper, Juan Manuel Santos, los traficantes de secuestrados, los perennes beneficiarios de la corrupta “mermelada”. Y entre los perdedores, la siempre burlada gente de a pie, muchos de ellos celebrando un triunfo que nunca ha sido ni será de ellos.
Lo único que le faltó hacer a Gustavo Petro para vender una imagen de corderito arrepentido fue emprender el Camino de Santiago -versión laaarga- de rodillas.
Dos populismos se enfrentaron, pero me temo que el que resultó ganador es el más dañino.