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Wall Street Journal: la OMS y su director general ayudaron a China a mentir

Si la OMS es una agencia “politizada contra las pandemias, entonces es más que inútil y ya no debería recibir fondos de los Estados Unidos”

“La pandemia de coronavirus ofrecerá muchas lecciones sobre qué hacer mejor para salvar más vidas y hacer menos daño económico la próxima vez. Pero una cosa ya es cierta: para garantizar que las futuras pandemias sean menos letales, necesitamos reformar la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, publicó en un editorial el prestigioso diario estadounidense Wall Street Journal.

El medio alude a la solicitud de varios políticos de Estados Unidos, como el senador de Florida Rick Scott, quien pidió al Congreso que investigara “el papel de esa agencia de las Naciones Unidas (la OMS) para ayudar a China a cubrir la información sobre la amenaza del coronavirus”.

El editorial, que se titula “La podredumbre en la OMS”, reconstruye los hechos, desde la aparición del nuevo virus causante de la COVID-19: “La epidemia de coronavirus comenzó en China, en Wuhan, probablemente en otoño, quizás en noviembre, y luego se aceleró en diciembre”.

“Según la plataforma digital económica china Caixin Global, los laboratorios del país asiático habían secuenciado el genoma del coronavirus a fines de diciembre, pero las autoridades chinas ordenaron la destrucción de las muestras e impidieron que se publicara la investigación. El 30 de diciembre, el doctor Li Wenliang envió una alarma a las universidades chinas, y unos días después las autoridades locales lo acusaron de mentir y causar graves perturbaciones al orden público”.

Por su parte, “los funcionarios taiwaneses advirtieron a la OMS el 31 de diciembre ―continúa la reconstrucción del WSJ― que tenían evidencia de que el virus podía transmitirse de persona a persona”.

No obstante, esa agencia de la ONU se inclinó frente a Beijing, que no tiene una buena relación con Taiwán. Incluso, el 14 de enero la OMS tuiteó: “Las investigaciones preliminares realizadas por las autoridades chinas no han encontrado pruebas claras de la transmisión de persona a persona”. Y luego esperó otra semana para revertir tal “desinformación”.

“Los días 22 y 23 de enero, el Comité de Emergencia de la OMS ―recuerda el WSJ― discutió si declarar la COVID-19 como una ‘emergencia de salud global’. El virus ya se había extendido a varios países, y hacer esa declaración habría preparado al mundo mejor. Debería haber sido una decisión fácil, a pesar de las objeciones de Beijing. Sin embargo, el director general de la organización, Tedros Ghebreyesus, se negó a hacerlo y voló a China”.

La emergencia global no se declaró hasta el 30 de enero, después que se perdiera una semana de tiempo imprescindible. El WSJ sospecha que el viaje de Ghebreyesus a Beijing tuvo fines más políticos que “sanitarios”. Lo que hizo el director general de la OMS fue felicitar al Gobierno chino por las medidas extraordinarias tomadas, por la transparencia absoluta de Beijing, la velocidad con la que secuenció el genoma del virus y lo compartió con la OMS y el mundo.

“La pandemia fue declarada solo el 11 de marzo”, recuerda el Wall Street Journal, tras criticar otras declaraciones de la OMS. Sin embargo, el periódico llega más lejos y acusa a Ghebreyesus de ser “responsable de la mayoría de los errores cometidos por la OMS en esta epidemia” y de ser “un político más que un médico”.

“Como miembro del Frente de Liberación de izquierda Tigray, ha sido nombrado Ministro de Salud y luego de Asuntos Exteriores por el Gobierno autocrático de Etiopía”, señaló el WSJ.

“Después de asumir el cargo de director general de la OMS en 2017, buscó que el dictador zimbabuense Robert Mugabe fuera nombrado embajador de buena voluntad de la Organización de las Naciones Unidas”, también recuerda la publicación.

El WSJ también se pregunta por qué la OMS “parece mucho más asustada de la ira de Beijing que de la ira de Washington. Solo el 12 % de las contribuciones asignadas a la OMS por sus estados miembros proviene de China, mientras que Estados Unidos aporta el 22 %”.

Según el periódico, no es casualidad que el viceprimer ministro japonés llamara a la OMS “Organización de Salud China” y que el primer ministro británico, Boris Johnson, esté repensando las relaciones entre el Reino Unido y China debido a la falta de transparencia demostrada en esta epidemia.

Finalmente, el editorial del WSJ reflexiona: “De todas las instituciones internacionales, la OMS debería ser la menos politizada, ya que su misión principal es coordinar los esfuerzos internacionales contra las epidemias y proporcionar una orientación honesta hacia la Salud Pública. Si, en cambio, se convierte solo en la Línea Maginot politizada contra las pandemias, entonces es más que inútil y ya no debería recibir fondos de los Estados Unidos”.

 

 

 

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