Democracia y Política

Venezuela: ¿Un futuro dorado?

a5b8639396eefb3af358daa49919c16e_400x400Nota: En la elaboración de este artículo se incluyeron párrafos de un ensayo en preparación, que saldrá publicado próximamente, y cuyos autores somos Abdón Vivas Terán, Sadio Garavini y mi persona.

Marcos Villasmil

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Acabo de leer con asombro y perplejidad, un artículo del empresario venezolano CARLOS DORADO, vinculado, entre otros negocios, a Casablanca (moda), o a Italbank (banca internacional) e Italcambio (casa de cambio). Dicho artículo fue publicado el pasado domingo 22 de marzo.

El artículo completo, llamado “Dólar Today”, puede verse aquí:

http://www.eluniversal.com/opinion/150322/dolar-today

En el mismo, luego de varios señalamientos a favor del reencuentro, del diálogo entre los venezolanos (“Necesitamos con urgencia recuperar una mirada cariñosa, para que más allá de ser «Gobierno» u «Oposición», nos veamos como venezolanos, como conciudadanos y hermanos, y no como rivales o enemigos”), el autor decide postular una originalísima explicación del porqué de la actual inflación en Venezuela: la culpa sería en buena medida de la página web “Dólar Today”, desestabilizadora, enemiga de los venezolanos. Leamos sus propias palabras:

 “Más allá de la ganancia que esto les pueda proporcionar a sus creadores, o de las intenciones que puedan tener de desestabilizar nuestra economía o al Gobierno, están contribuyendo gravemente a desatar una espiral inflacionaria, que sólo se traducirá en más escasez y pobreza. ¡Con su actuación están llevando a la miseria a miles de venezolanos!”

Continúa el autor: “Quisiera dialogar con ellos, y explicarles el irreparable daño que le están haciendo al país. Seguramente que estoy arando en el desierto; pero les pido con la mayor humildad del mundo: ¡Saquen la página «Dólar Today» del aire! No saben el bien, que en estos momentos le harían al país.”

Una página web, por sí sola, lleva a la miseria a Venezuela.

Para nada menciona el autor de la nota sus propios intereses profesionales al atacar a la página; mucho menos, las razones reales de la inflación después de quince años de régimen chavista. Lo más lejos que llega a tocar al gobierno es cuando afirma que “finalmente hay un instrumento legal para ofertar y demandar dólares, y el cual seguramente habrá que mejorarlo y afinarlo

¿Mejorar qué, señor Dorado? ¿Afinar qué? ¿La vocación totalitaria? ¿La grosera corrupción que caracteriza los controles de cambio? La única “mejora y afinación” que se necesita, señor Dorado, es que superemos esta tiranía y regrese la democracia al país.

¿Es que el señor Dorado, a pesar de su profesión y sus estudios, no conoce las razones reales de la inflación en nuestro país? Los venezolanos que no tenemos ni arte ni parte, mucho menos responsabilidades personales o profesionales en Dólar Today, o en la forma en que el gobierno ha desastrosamente manejado la política económica, tenemos derecho de hacernos las siguientes preguntas:

¿Acaso no se ha dado cuenta el señor Dorado de que sin necesidad de la intervención de Dólar Today, el propio dólar gubernamental se ha disparado recientemente? ¿O es que acaso también es culpa de Dólar Today que todos los mecanismos creados por el gobierno para dominar la oferta y la demanda monetaria han fracasado y continuarán fracasando? ¿Ha sido culpa de la información transmitida por la mencionada página web y sus similares el apogeo de todo tipo de irregularidades en las transacciones cambiarias que ha permitido a toda una clase de burócratas y sus contactos hacerse multimillonarios aprovechándose de los controles?

Olvida el señor Dorado que páginas web como Dólar Today aparecieron debido a la opacidad y falta de transparencia gubernamental en materia de información financiera y económica. ¿Recuerda acaso que hasta hace poco el dólar paralelo y su posible valor era algo sencillamente “innombrable”?

Nuestro articulista debe también tomar en cuenta las recientes declaraciones del economista Francisco Faraco: “la formación de precios en el mercado del dólar paralelo es producto de las expectativas. Tenemos en Venezuela la tasa de cambio más sobrevaluada y el gobierno no puede pretender dólares controlados. Es algo inmanejable y más con el petróleo a cuarenta dólares”.

Si nosotros tomamos como punto de partida el año 2010 y efectuamos un ajuste por inflación, el tipo de cambio de equilibrio de la economía se ubica en torno a los ochenta bolívares por dólar. Esta tasa no incluye las expectativas. La anemia de dólares es demasiado grande, acá no hay flujo alguno de divisas. La mitad de la flota de aviones está parada porque no hay repuestos. El Sicad no sirvió y el Simadi tampoco. El Cencoex tampoco demuestra suficiente cuantía de liquidaciones.”

Olvida asimismo Dorado la tesis central del gobierno al respecto del control de cambio, postulada tiempo atrás, y nunca desmentida: el control de cambio es un mecanismo político, de control más allá de lo económico, y mientras esté el chavismo en el gobierno no será eliminado.

Los controles de cambio suelen ser medidas provisionales; tal es la experiencia de Venezuela en anteriores oportunidades en que el gobierno tomó este tipo de medidas. Tuvimos controles de cambio durante los gobiernos de Betancourt, Herrera Campins, Lusinchi y Caldera II; se prolongaron durante algunos años y fueron levantados una vez que cedieron las causas coyunturales que los hicieron necesarios.

Sin embargo, el Régimen Bolivariano ha convertido el control de cambio en una medida política imprescindible en su propósito de implantar en el país lo que denomina Modelo Socialista Productivo.

En tal sentido, el control de cambio es la palanca fundamental para garantizar que los flujos de divisas se dirijan hacia los sectores poblacionales y económicos que el Régimen decida y en la cantidad, el propósito y la regularidad que el mismo establezca.

La propuesta final es contundente y fácil de entender: Una asignación autoritaria de divisas debe ser el sustituto del mercado libre y regulado en la asignación de este recurso económico. En conexión con esto debemos señalar que, usualmente, este tipo de intervenciones genera una ola potente de corrupción que invade todo el mecanismo; este es un hecho intrínseco a la operación de controles cambiarios.

Es esa “asignación autoritaria de divisas” la que el señor Dorado no se atreve a mencionar, mucho menos a criticar.

Se puede afirmar asimismo que el Control de Cambio, como ancla anti-inflacionaria, fue totalmente sobrepasado por otras políticas pro inflacionarias impulsadas por el Régimen Bolivariano; de idéntica forma, se puede afirmar que dicha política no ha podido impedir la fuga de capitales. Esta, en particular, ha sido tan aguda durante la última década que su monto ha sido diez veces superior al que alcanzó durante los cuarenta años de la República Civil.

El control de cambio, unido a los cuatro sistemas gubernamentales para adquirir divisas, es una fuente de distorsión y de disfuncionalidad económicas. Produce una serie de consecuencias que gravitan pesadamente sobre la eficiencia y la productividad del aparato productivo.

Otros hechos que le convendría recordar al articulista y empresario:

La crisis comenzó desde el inicio mismo de la gestión chavista de la economía. Se acentuó con la decisión del Régimen, tomada en el 2007, de implantar el Modelo Productivo Socialista y con la incompetencia, corrupción y generalizado desorden que han caracterizado su gestión de la economía nacional.

Es importante tomar en cuenta que la alta tasa de inflación que Venezuela está presentando en estos últimos años ha surgido a pesar, o precisamente, de que el estado ha impuesto las más severas regulaciones e intervenciones en el proceso productivo. Recordemos que desde hace ya años existen, además del control de cambio, controles de precios, controles de costos, controles de intereses, así como intervenciones administrativas de todo tipo que se expresan en sanciones, multas y cierres temporales o definitivos de empresas productivas.

Otro dato fundamental es que en Venezuela la inflación convive simultáneamente con la elevación del índice de escasez y, en muchas circunstancias, con el desabastecimiento pleno pura y simplemente. Y el Régimen Bolivariano, ante su propia incapacidad de dictar sabias y prudentes medidas económicas que conjuren esta disfuncionalidad, ha optado por ejecutar una campaña fuertemente represiva contra cualquier ciudadano que ose manifestar signos externos de indignación o de molestia contra este flagelo económico.

Si a esta negativa y muy inflacionaria experiencia diaria de los ciudadanos se añade, además, la pérdida del poder adquisitivo real de los salarios, el empeoramiento de los servicios públicos, la caída de la tasa de crecimiento del PIB, el déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, la estanflación, el creciente gasto público improductivo, el elevado endeudamiento del estado, la corrupción e ineficiencia y, lo último pero no lo menos importante, la expansión acelerada de la pobreza y de la desigualdad, con o sin Dólar Today, el futuro no luce particularmente dorado.

 

 

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