Democracia y Política

La MUD necesita un pre-mortem

premortemLuego del desaguisado del comunicado de la MUD sobre la marcha a favor de los presos políticos, algunas preguntas válidas son:

¿Sabrá alguno de los dirigentes de los partidos opositores quién es el psicólogo Gary Klein, creador de la técnica del pre-mortem? ¿Conocerán dicho instrumento analítico?

Mencionemos brevemente qué es el Pre-mortem:

Es una técnica de evaluación de proyectos, de cualquier tipo, que busca perfeccionarlos identificando cualquier posible peligro no captado previamente, antes de que se tome la decisión final de adoptarlos. En ese sentido, es perfecta para intentar prever las consecuencias de nuestros actos.

Importante: El pre-mortem se realiza antes de que se le dé luz verde definitiva a cualquier acción o proyecto, grupal o personal. Eso sí, a diferencia de una mera sesión de críticas en la cual se pregunta sobre qué cosa podría ir mal, en este ejercicio se asume que “el paciente” (o sea, el proyecto) falleció, y entonces la pregunta clave es: ¿Qué salió mal? Y la tarea de los miembros del equipo elaborador del proyecto es generar razones plausibles para el fracaso.

Un pre-mortem típico arranca con el líder del proyecto informando que deben imaginarse que ha transcurrido el tiempo, y que el proyecto ha sido un fiasco colosal. La tarea entonces de cada miembro del equipo es desarrollar por escrito durante diez o quince minutos, y de forma independiente, las razones que a su juicio hicieron que el proyecto fracasara; en especial el tipo de cosas que ordinariamente no se mencionarían como problemas potenciales, por miedo de ser impolíticos, o de pisar callos en la jerarquía. Todos los participantes participan bajo criterios de igualdad. Debe ser un ejercicio en vivo, no mediante correos electrónicos, o chats. Después de que todos han dado su parecer, los responsables del proyecto revisan todas las opiniones buscando maneras de fortalecer el plan.

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En palabras del psicólogo premio Nobel de Economía Daniel Kahneman:

“Yo pienso que el pre-mortem es una técnica brillante porque supera uno de los problemas más importantes para la toma de decisiones en una organización, ya que pasado cierto momento se vuelve desleal cuestionar las decisiones, especialmente si los líderes están comprometidos con ellas. El método legitima la disidencia, y lo hace de una forma inteligente porque permite a la gente ser competitiva a la hora de descubrir formas interesantes en las que el plan puede fallar. Legitimar la disidencia es un problema fundamental para la toma de decisiones en cualquier ámbito.”

¿Cuáles son otras ventajas del pre-mortem? 1) Supera el llamado “pensamiento de grupo”. 2) Libera la imaginación en una dirección fundamental para el proyecto. 3) Justifica las dudas. 4) Promueve la búsqueda activa de amenazas no vistas.

«Legitimar la disidencia es un problema fundamental para la toma de decisiones en cualquier ámbito.”

Algunas frases (que están sonando desde el más allá) que justifican la realización de algún tipo de pre-mortem son: “tranquilo, yo soy experto. Yo empalmo los cables sin necesidad de cortar la luz.” “El cinturón de seguridad es para tontos. Nunca lo he usado y fíjate qué bien estoy.” “Ese jamón no se puede perder, es muy caro. Hay que comérselo aunque se haya vencido hace una semana.”

A la lista anterior podríamos añadir la siguiente oración, imaginando la reunión de quienes redactaron el ya mencionado texto de la oposición partidista en contra de la asistencia a la marcha convocada en defensa de los presos políticos este pasado sábado 30 de mayo: ¿qué se creen, que pueden convocar marchas sin permiso nuestro?

Pues sí se puede, lo hicieron y allí están los resultados. ¿Es que acaso no adivinaron los redactores lo que podría pasar? ¿El rechazo que generarían? No costaba mucho hacer algún tipo de pre-mortem. En claro contraste, las dos últimas acciones masivas de protesta convocadas por la oposición partidista –un cacerolazo y una marcha- fueron un fracaso. (Evidentemente, para ellas tampoco hicieron un pre-mortem). Y el muy buen resultado de las primarias se debió a que, contra viento y marea, la mayoría quiere votar. Aunque no esté muy alborozada con un liderazgo partidista que luego de 16 años de lucha contra la dictadura chavista apenas llega, todo junto, a un 20% de apoyo ciudadano según algunas encuestas.

La nota diciendo que no se participaría en la marcha tenía un tufo burocrático, verticalista, naftalínico, del siglo pasado. Ha debido asumirse que si bien hubo fallas en la convocatoria, también podía haberlas si se rechazaba a rajatabla. Para colmo, cuando el reclamo se hizo oceánico, varios partidos se incluyeron en la marcha, y se quedaron solos los sospechosos habituales: Primero Justicia, AD, y Un Nuevo Tiempo.

A Dios gracias, todos los oradores de los diversos actos hablaron a favor de la unidad, que, contra los que algunos agoreros preveían, fue la gran victoriosa de la jornada. No son tiempos para abundar en lo que divide, sino en lo que une. Es cierto que un político nunca corre solo; la competencia está en el centro de toda acción política. Pero ya basta de que los dirigentes partidistas democráticos compitan entre ellos. El rival de Capriles no puede ser López, el de Machado no puede ser Borges. Los rivales de todos ellos se llaman Maduro y Cabello, y sus mesnadas totalitarias y corruptas.

Ya basta de pugilatos crispados, de rencillas personalistas, de déficits de solidaridad, de desavenencias por protagonismo y no por ideas. No puede hablarse de unidad sin sentido de comunidad, respeto por el pluralismo y transparencia en sus quehaceres y propuestas.

El rechazo al gobierno está a la vista de todos; la voluntad de enfrentar al régimen crece cada día. No es tarde para que el liderazgo partidista opositor se dé cuenta de que su tozuda postura parte de un error colosal: no es cierto que la única forma de protesta frente a un gobierno autoritario es la electoral. No es cierto.

Hoy, en el terrible trance que vive la ciudadanía, la retórica exclusivamente electoral a la hora de enfrentar la dictadura solo consigue votos resignados, no lealtades duraderas. Otra vez, vean las encuestas. Recuerden que somos más que meros votantes, somos ciudadanos. Ciudadanos y demócratas, que aupamos, deseamos y apoyamos su victoria. Pero asimismo estamos conscientes de que el fracaso de ustedes sería también el nuestro; una característica fundamental de la lucha contra los totalitarismos es que, de fallar ustedes, a nosotros nos tocará una cuota nada pequeña del apocalipsis.

«La mejor decisión es aquella que tomamos juntos, la mejor decisión es aquella que instrumentemos juntos, la que más fuerza tiene, la que más lejos puede llegar”.

Ha sido bien recibida la buena noticia, dada esta semana por diversos actores opositores, como Lilian Tintori, Mitzi Capriles de Ledezma, y Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, de que se realizarán acciones diversas de apoyo a los presos políticos. No se concibe la lucha política en la Venezuela de hoy sin un activo y perenne reclamo por los derechos humanos. 

Torrealba afirmó: «La mejor decisión es aquella que tomamos juntos, la mejor decisión es aquella que instrumentemos juntos, la que más fuerza tiene, la que más lejos puede llegar”.

Por ello, asuman de una buena vez que sin calle no hay contacto, no hay real empatía con la gente. La calle no para guarimbear, sino para defender los derechos humanos, las libertades, para luchar contra la creciente opresión y los tentáculos de la tiranía, para acompañar el reclamo ciudadano por la fecha definitiva de las elecciones parlamentarias. Sin contacto con la gente lo único que hay es lejanía y distancia, que ayudan a incrementar las desazones. Profesionalicen y perfeccionen sus organizaciones, despersonalizándolas, y por esa vía, realmente institucionalizándolas. Ya es tiempo de que se acabe el uso de las energías necesarias para enfrentar al régimen en peleas que niegan la siempre anhelada unidad, y que solo sirven para convertir las esperanzas en humo y cenizas.

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