Marcelino Miyares: Una Bitácora Cubana (LV)
UNA BITÁCORA CUBANA (LV)
1 – Esta Bitácora comienza reseñando las excelentes contribuciones de dos destacados y brillantes economistas cubanos, Carmelo Mesa-Lago y Elías Amor, sobre la grave –mucho más de lo acostumbrado- situación socio-económica de la Isla.
Carmelo Mesa-Lago, en un trabajo publicado por el Real Instituto Elcano, titulado “Cuba: crisis económica, sus causas, el COVID-19 y las políticas de rescate”, responde a la siguiente pregunta:
¿Cuál es el estado de la economía cubana en tiempos del COVID-19 y qué políticas de recuperación se prevén?
En el resumen, el autor nos indica que
“Este documento se divide en cuatro partes: (1) un análisis de la crisis económica en Cuba, con indicadores macroeconómicos internos y externos; (2) una examen de las cuatro causas de la crisis, una interna y tres externas (persistencia de la planificación central, recorte en la ayuda económica venezolana, sanciones de Trump y COVID-19); (3) una descripción de la evolución y efectos en la salud de la pandemia; y (4) una revisión de las potenciales opciones para afrontar el COVID-19 y salir de la crisis económica, así como recomendaciones de organismos regionales para hacer frente a la recesión en América Latina y su potencial aplicabilidad en Cuba”.
Del trabajo destacamos estas afirmaciones:
Cuba sufre la peor crisis económica desde la ocurrida en los años 90 tras el colapso de la URSS (el “Período Especial”). Antes del COVID-19 las autoridades insistían que la crisis era “coyuntural”, pero obviamente era estructural. En 2016-2019 el promedio anual de crecimiento del producto interior bruto (PIB) fue del 1,2%, un virtual estancamiento. El PIB mermó desde el 12% en 2006, cuando Raúl Castro sustituyó a su hermano Fidel, al 0,5% en 2019 y se proyecta por la CEPAL en un -3,7% en 2020, frente a una meta oficial de crecimiento del 1%. El promedio anual de crecimiento en 2006-2020, agregando la cifra negativa de CEPAL para 2020, se reduce al 0,3%. (…)
“Cuatro son las causas de la crisis actual, una interna y tres externas. La primera es el continuo predominio de la planificación central y las grandes empresas estatales sobre el mercado y el sector no estatal, un modelo que ha fracasado en todo el mundo, incluyendo Cuba. Las reformas estructurales de Raúl Castro en 2007-2017 estaban bien orientadas hacia el mercado, pero fueron muy lentas, con muchos obstáculos, desincentivos e impuestos y virtualmente se paralizaron en 2016. Por ello no tuvieron éxito en mejorar la economía. El presidente Miguel Díaz-Canel y la nueva Constitución han proclamado el “continuismo”, indicando que no se profundizarán los cambios necesarios para una reactivación económica. Las medidas tomadas por la Asamblea Nacional del Poder Popular y por el presidente frente a la situación actual han sido criticadas por la mayoría de los economistas cubanos como insuficientes, vagas y tímidas frente a la magnitud de la crisis (Mesa-Lago et al., 2020).
Los tres factores externos son la crisis económica venezolana y el consiguiente recorte de sus sustanciales relaciones económicas con Cuba, las sanciones punitivas impuestas por Donald Trump, que han reforzado el embargo de EEUU, y la pandemia del COVID-19 (…).
La relación económica Venezuela-Cuba comprende tres componentes: la compra de servicios profesionales (el primer ingreso en divisas en Cuba), el suministro de petróleo con términos favorables (que cubre el 50% de las necesidades cubanas) y la inversión directa. Dicha relación alcanzó su cúspide en 2012-2013 con 14.600 millones de euros y disminuyó a la mitad en 2018. En relación al PIB, se contrajo del 22% al 8%. Dicho descenso continuó en 2019. Los tres componentes se redujeron : la exportación de profesionales un 24%, el envío de petróleo un 70% (de 104.000 a 40.000 barriles diarios) y la inversión de 7.300 millones de euros se esfumó. (…)
Existe creciente preocupación de que la crisis conduzca a un segundo “Período Especial”. Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel han señalado varios factores favorables a fines de 2019 que indicaban que la magnitud de la crisis actual sería menor a la de los años 90. Sin embargo, las crecientes sanciones de Trump2 y el COVID-19 están esfumando esas diferencias favorables. (…)
El COVID-19: políticas y efectos
“El gobierno de Cuba no reaccionó de inmediato al COVID-19, de hecho, se publicitó a la isla como un destino seguro para los turistas. El 30 de enero de 2020 la OMS declaró una emergencia global por la pandemia, pero Cuba no cambió su política, que se mantuvo incluso después que la OMS declarara el 11 de marzo (ese día se reportaron cuatro contagios en la isla) la alarma internacional. Sólo cuando se confirmaron 21 casos positivos (el 20 de marzo), la mayoría importados por turistas de Italia y España, se tomaron las primeras acciones. El gobierno tildó de “alarmistas” a las redes sociales y multó o arrestó a ciudadanos que publicaron cifras alternativas a las oficiales o informaron de contagios. Esa conducta contribuyó a la expansión inicial del virus. (…)
Una vez confirmada la peligrosidad del COVID-19, el gobierno promulgó numerosas y estrictas medidas, aunque de forma gradual. (…)
Hay un fuerte debate sobre el número reportado de casos y muertes. El Ministerio de Salud ha dado cifras relativamente bajas respecto a otros países (MINSAP, 2020), pero algunos expertos (como demógrafos y sanitarios) dicen que hay casos y muertes que no se reportan como COVID-19 sino como causadas por pulmonía o problemas de corazón.
La pandemia está teniendo repercusiones adversas en el sistema de salud, que ya tenía severos problemas: el número de hospitales, policlínicos y sus camas han mermado y se han cerrado hospitales y puestos rurales y urbanos. También hay escasez de medicamentos, y la higiene se ha deteriorado por falta de jabón, detergente y agua (500.000 habitantes en La Habana carecían de ella en marzo). (…)
Las colas para comprar los escasos alimentos disponibles se hacen sin guardar distancias (un metro y medio) y son fuentes de contagio. El gobierno ha exhortado a la población a evitar aglomeraciones, prometiendo entregar alimentos racionados a los que se queden en casa, pero el abastecimiento de alimentos se ha agravado por el recorte en las importaciones, a su vez incrementada por la desaparición de los ingresos del turismo. Díaz-Canel anunció que habrá aún menos importación y se predijo que en mayo la situación empeoraría porque la producción agrícola declinaría por una reducción de fertilizantes, pesticidas y combustible importados. Otra fuente de contagio es el hacinamiento en las viviendas y hasta hace poco el transporte público atiborrado de pasajeros, a pesar de las medidas oficiales para limitar su número”.
Los adultos mayores son los más afectados: (a) el 20% de la población tiene 60 años o más y corre mayor riesgo de muerte si contrae la infección, peor aún si sufren enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, problemas cardiacos o enfermedades pulmonares obstructivas (el 81% padece al menos una); (b) el 40% de los hogares tiene un adulto mayor, y además hay un alto porcentaje de hogares unipersonales compuestos por adultos mayores y para los infectados se hace difícil su alimentación, suministro de medicamentos y atención médica; (c) los hogares de ancianos están expuestos a mayor contagio y fallecimientos múltiples, y el 68% de quienes proporcionan cuidados a los mayores tiene más de 50 años; y (d) del total de muertes, el 85% tiene 60 años o más (ONEI-CEPDE, 2019)”. (…)
El gran interrogante es cuándo terminará la pandemia para poder reabrir la economía. Existe el temor generalizado de que una apertura prematura genere una segunda ola y una recesión peor”.
4. Alternativas para afrontar la crisis y su aplicabilidad en Cuba
¿Cuáles son las alternativas que tiene Cuba para afrontar la crisis, especialmente aquellas políticas económico-sociales recién propuestas a América Latina por la CEPAL (2020) y el BID (2020) y las posibilidades de aplicarlas en Cuba? Según la CEPAL, la pandemia provocará la mayor contracción económica en la historia de América Latina, peor que la gran recesión de 2008. Ambos organismos apuntan a que la situación económica regional al comienzo de la pandemia era más débil que en la crisis de 2008, lo cual es aplicable a Cuba.
4.1. Ayuda de organismos financieros internacionales
“Los países latinoamericanos están recurriendo a la ayuda financiera internacional, que debe priorizar a los países más pobres y con escaso acceso al crédito externo. Cuba no tiene esa opción porque no es miembro del Banco Mundial, ni del FMI ni del BID. No hay probabilidad real de que Cuba sea invitada a incorporarse a dichos organismos internacionales debido a que la Ley Helms-Burton (embargo o bloqueo) lo impide a menos que haya un cambio de régimen, un obstáculo endurecido por la Administración Trump. (…)
4.2. Ayuda bilateral de países desarrollados
Las probabilidades de que en medio de la recesión global Rusia o China reemplacen a Venezuela u otorguen préstamos billonarios a Cuba es casi nula”. (…)
4.3. Paquetes de rescate financiados por los gobiernos
La mayoría de los países en América Latina han implementado paquetes de rescate interno para reactivar sus economías o, al menos, evitar la profundización de la recesión. Debido a la crisis, Cuba carece de recursos para financiar un paquete sustancial. (…)
Conclusiones
Cuba está sufriendo una severa crisis económica y parece haber muy pocas políticas (internas o externas) capaces de generar una reactivación. Hay un consenso entre la mayoría de economistas académicos cubanos (y también extranjeros) de que la única salida está en retomar las reformas estructurales interrumpidas y acelerarlas y profundizarlas. Ricardo Torres (2020) apunta que: “… una situación extrema como esta debería servir de catalizador de las transformaciones que requiere el modelo cubano… es hora que se reconozca que el esquema de producción y distribución actual es un rotundo fracaso y requiere ser revisado desde sus fundamentos. En esa revisión el sector privado y cooperativo debe ser empoderado”.
También sugieren un grupo de economistas cubanos (entre los que se encuentra el autor) tres medidas que Cuba podría adoptar internamente, sin necesidad de ayuda internacional, para salir de la crisis y propiciar el desarrollo económico-social (véase Mesa-Lago et al., 2020).
Escasez de alimentos
Para aumentar la producción agrícola, Cuba debería seguir las políticas de China y Vietnam: autorizar a todos los productores agrícolas a que determinen por sí mismos qué sembrar, a quién vender y fijar los precios en base a la oferta y la demanda. Estas políticas terminaron con las hambrunas periódicas en los dos países asiáticos, ahora autosuficientes. (…)
Desempleo visible y oculto
Es esencial expandir el sector no estatal, particularmente el trabajo por cuenta propia y pymes, muy dinámico antes del COVID-19 y esencial en la recuperación con creación de empleo productivo y eliminación del empleo estatal innecesario. (…)
Inversión extranjera
Todos los economistas cubanos la consideran fundamental. (…)
Estas reformas y otras ayudarían a Cuba a salir de la recesión actual y generarían recursos para poder refinanciar los servicios sociales erosionados y establecer una red mínima de protección social para los sectores más vulnerables a la crisis.
Dos semanas después de un seminario virtual dictado por el autor, patrocinado por las universidades de Harvard, Columbia, Florida Internacional y Miami donde se propusieron dichas medidas, el periódico oficial Granma tildó dichas propuestas (y otras similares, como Monreal, 2020) de “neoliberales” (Luque, 2020).
POR LA IMPORTANCIA DE ESTE TRABAJO, AQUÍ OFRECEMOS EL ENLACE AL MISMO, PUBLICADO POR AMÉRICA 2.1:
Carmelo Mesa-Lago: Crisis económica, COVID19 y políticas de rescate
2 – Elías Amor: Un retorno al centralismo no es lo que necesita la economía
Publicada en 14ymedio, esta nota hace énfasis en que los diagnósticos y soluciones que ofrece el régimen no solucionarán las fallas estructurales de la economía cubana, sin duda alguna agravada por la presencia del virus chino. Destaca el autor lo siguiente:
“Si en Cuba existiera un sector privado potente y competitivo como en el resto de países del mundo, el reparto de los costes de la crisis podría haber tenido un peso menor sobre las arcas del Estado y no sería necesario ese «respaldo financiero» de raíz totalitaria al que se refiere la ministra y con el que, tal vez, anda buscando un «apoyo popular» a algo que está obsoleto, y debe cambiar. (…)
“Se amplía el tamaño del agujero del presupuesto, al anunciar que los «gastos en que incurran determinadas empresas por las tareas asignadas para enfrentar el covid-19, serán resarcidos siempre que la empresa sea de capital 100% cubano». Un ejemplo más que evidente que el sector no estatal, salvo algunas cooperativas, queda fuera de este sistema, pero como novedad se podrá aprovechar estas ayudas por las empresas gestionadas por el capital extranjero. En cualquier caso, estas ayudas se dirigirán hacia el ineficiente sector empresarial interno, que pertenecen al estado comunista. (…)
Como en Cuba todo tiene su origen en el presupuesto estatal, lo único que merece ser destacado es la enorme presión que estos gastos van a ejercer sobre las cuentas públicas y la economía nacional. (…)
Por último, no por ello menos importante, la ministra abordó el tema de los precios que, según explicó, «ha sido un tema puntual donde se ha escuchado mucho a la población». No ha debido entender entonces el barullo porque las medidas adoptadas tienen poco que ver con lo que quiere la gente. (…)
Una vez más, el ministerio de Bolaños ha querido actuar en sustitución del mercado, interviniendo en la formación de precios. Hay que advertir que el diseño planteado en esta ocasión, va a ocasionar muchos más problemas en las próximas semanas y meses. (…)
Decisiones de este calibre solo pueden estar justificadas por motivos ideológicos de diseño de un sistema económico y social obsoleto. (…)
A modo de resumen, el plan de medidas propuesto por la ministra en materia de Finanzas y precios supone que el régimen de La Habana ha aprovechado la crisis del covid-19 para reforzar el control comunista de la economía, a la vez que se somete al trabajo por cuenta propia a más dependencia del Estado y eliminando cualquier elemento de liberalización de la economía, tan necesarios. Un retorno a la normalidad comunista que no es lo que necesita la economía cubana”.
Elías Amor concluye con verdades que por desgracia venimos conociendo por más de medio siglo, y que se resumen en que el Estado comunista seguirá sacrificando la posibilidad de bienestar de la sociedad en general a fin de no soltar las riendas del control totalitario general. Todo lo que se declara, por mucha pompa y circunstancia que se le quiera agregar, apunta siempre en ese sentido.
¿Y cómo está la situación general, el día a día de este año 2020? Yoe Suárez, en Diario de Cuba, lo resume en estas tres palabras con las que titula su nota:
3 – Coronavirus, dengue y represión, las tres plagas de Cuba
Como si no fueran suficientes las desgracias que azotan a la Isla, ahora las autoridades comunistas temen que coincidan el virus chino y el dengue. Junto a la falta de agua (pero no de lluvias y altas temperaturas), de alimentos, de medicinas, con un sistema de salud muy venido a menos, y al borde del colapso. Veamos parte de la nota:
“Según el doctor Soumaya Swaminathan, de la OMS, la mitad de la población mundial está en riesgo de padecer dengue. Datos de esa entidad afirman que en la década de 1970 el mal afectaba a nueve países, hoy es endémico en 128. Cuba es uno de ellos, pero el Ministerio de Salud Pública no ofrece suficientes detalles al respecto.
A inicios de este mes, solo en la provincia de Villa Clara aumentaron «los focos del insecto con un registro de 174, en la primera semana de mayo y un ascenso de 140 en relación con los siete días anteriores», informó en la televisión local Neil Reyes, director provincial de Salud”.
¿La respuesta de la dictadura? Llenar los calabozos, debido al aumento de la represión, bajo el amparo de un sistema legal de por sí represivo, ahora “fortalecido” por el Decreto Ley – 370. Y al igual que en otros países bajo tiranías, como Venezuela y Nicaragua, la pandemia se usa para incrementar la persecución de toda disidencia.
“Laritza Diversent, abogada cubana exiliada en Estados Unidos, alerta que, si bien los datos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos indican menor represión en el primer cuatrimestre de 2020 respecto al mismo periodo de años anteriores, pues recoge principalmente arrestos, «un seguimiento de lo publicado en redes sociales arroja que sí creció la represión».
«Han bajado las detenciones arbitrarias, quizás porque sectores históricamente reprimidos de la sociedad civil han disminuido las actividades con tal de mantener aislamiento social; pero han aumentado las citaciones, imposiciones de multa, levantamiento de actas de advertencias, interrogatorios, amenazas», explica la directiva de Cubalex, ONG de asesoramiento legal.
«También se observa que la represión en estos dos últimos meses se ha generalizado a casi toda la ciudadanía —apunta Diversent—. Activistas detenidos hablan, por ejemplo, de que los calabozos están llenos de personas».
El Decreto-Ley 370, un arma de «planificación bien detallada y silenciosa»
Michael Kozak, encargado para el Hemisferio Occidental del Gobierno estadounidense, ha dicho en más de una ocasión que el Gobierno cubano usa la pandemia para aumentar la represión. Laritza Diversent cree lo mismo. «La imposición de multas, de ser una de las agresiones menos utilizadas, pasó a ser de las más empleadas», especialmente por el Decreto-Ley 370, que contempla también decomisos de celulares o computadoras por postear en redes sociales contenido «contrario al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas». (…)
«El 370 impacta negativamente en el ejercicio de la libertad de expresión a través de internet. Este Decreto Ley no es solo una norma puesta en vigor deliberadamente, sino parte de una planificación bien detallada y silenciosa», considera”.
4 – Un régimen que encima no paga a sus esclavos:
Durante todo el periodo de cuarentena y confinamiento que se ha vivido en el planeta, hemos visto a un diligente régimen cubano ofreciendo los servicios de los médicos cubanos ¿por solidaridad? ¡Claro que no! Para recibir a cambio beneficios monetarios que los médicos de cada país “ayudado” ni siquiera podrían soñar…
Pero el colmo es que a pesar de ello la tiranía no le paga con regularidad por estos servicios. Según notas en Diario de Cuba y el Nuevo Herald, a los médicos cubanos en Argelia no les pagan desde marzo. Y Washington da en el clavo cuando afirma que “eso no es solidaridad, es robo”. Resumen de la nota:
“El Gobierno de Cuba, que se embolsa más de 71 millones de dólares al año por lo que le paga Argelia por los servicios médicos profesionales, no paga salarios a sus especialistas de la salud en ese país desde marzo, según publicó el diario El Nuevo Herald.
«Estamos comiendo de lo que nos dan en los hospitales. Es una situación desesperada. Cuba dice que no tiene dinero para pagarnos», dijo al diario miamense una doctora que trabaja en el país africano y que pidió no ser identificada por temor a represalias.
Otro galeno bajo la misma condición de anonimato explicó que toda la moneda dura de las misiones médicas va a parar a las arcas del régimen de la Isla, que posteriormente paga a los médicos en función de la disponibilidad de fondos.
«Argelia paga con moneda dura y por un tiempo determinado. Cuba usa todo ese dinero y después no tiene cómo pagarnos. La explicación es que el país necesita de esa divisa para invertir en salud y educación, pero cada vez que regreso veo aquello peor», dijo el especialista.
El Gobierno de Argelia ha sacado a la luz el convenio de cooperación firmado con La Habana por la exportación de 890 profesionales de la salud cubanos por casi 65 millones de euros anuales, el equivalente a más de 71 millones de dólares.
Argelia, con quien La Habana mantiene este tipo de arreglos desde principios de los años 60, paga por cada profesional cubano 73.000 euros. Se trata del monto que entregan a las autoridades cubanas, del que los especialistas suelen recibir una mínima parte, no el salario de cada profesional en servicio, según reveló la edición del Journal Officiel del 21 de mayo. (…)
Ante esta situación, la Embajada de EEUU en Cuba calificó de ladrón al régimen cubano por enriquecerse a costa de los médicos que trabajan en las misiones internacionales.
En una publicación en redes sociales, la sede diplomática replicó las recientes declaraciones del Secretario Adjunto de Estado interino para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak, quien acusó a la dictadura cubana de apropiarse de casi la totalidad del salario devengado por los galenos en Argelia.
«Cuando Castro y sus cómplices se embolsan 71 millones de dólares anuales para los servicios de 890 trabajadores médicos cubanos en Argelia, lo llaman ‘solidaridad’. Castro recibe 79.000 dólares por trabajador, pero los médicos reciben 900 dólares al mes, cuando les pagan. Eso no es solidaridad, es robo», dijo el alto funcionario.
La publicación de la Embajada de EEUU en La Habana fue acompañada de la etiqueta #CastroLadrón.
La venta de servicios profesionales, fundamentalmente médicos, es la principal fuente de ingresos del Gobierno cubano, que se queda con hasta el 75% de lo que pagan en salarios los países de destino”.
Los profesionales enviados a esas misiones son sometidos a una fuerte vigilancia y a la limitación de libertades como la de movimiento. Esta situación ha sido denunciada internacionalmente como una forma moderna de trabajo esclavo».
Una situación inadmisible, que no cesamos de denunciar. En lo personal, sigamos alertas a la progresión de un virus que ha probado ser muy resiliente. No hay medida de cuidado que no deba mantenerse. Cuídense y manténganse sanos.
Marcelino Miyares, Miami, 23 de junio de 2020.