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Argentina, incapaz de controlar el Covid, limita la entrada de sus ciudadanos a 600 por día y culpa a la variante Delta

«Me cancelaron el avión y tengo que volver a mi país porque necesito un trasplante de medula ósea», decía una mujer al teléfono mientras esperaba, sentada con su su bastón, ayuda por parte del Consulado Argentino en Madrid. Estos días, la legación ha estado desbordada por peticiones de última hora de cientos de argentinos con nacionalidad española que ya no son bienvenidos a su propio país por la última decisión tomada por el Ejecutivo de Alberto Fernández.

El Gobierno ‘K’, como se le llama por perpetuar en el poder a Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta y verdadera ejecutora de las decisiones, ha decidido limitar la entrada a 600 personas por día, lo que ha provocado una cancelación masiva de vuelos internacionales a último momento. La medida afecta a miles de argentino y fue aprobada a través de un decreto de necesidad de urgencia (DNU) que durará, en principio, hasta el 9 de julio. «Estamos atados de pies y manos, el Gobierno nos cancela vuelos y hay mucha gente sin poder viajar», lamentan desde una compañía aérea que recuerda que no solo traen pasajeros, sino también medicamentos.

Desde el Consulado, explican que «muchos ciudadanos dejaron de renovar su documentación porque entraban como españoles, pero ahora la única manera de ingresar es con el pasaporte argentino vigente». Sin embargo, para ellos la entrada también está limitada.

El problema en Argentina: la cepa brasileña

«Estamos gestionando una pandemia, es la única manera que tenemos de cuidar a todos los argentinos. No somos el único país del mundo que lo está haciendo. Las cepas nuevas son muy peligrosas», justificaban desde Migraciones. Pero el problema en Argentina, al menos por el momento, no es la variante Delta (o india) sino la Gamma, más conocida como la cepa brasileña.

Con 21.177 casos reportados en las últimas 24 horas y 469 fallecidos, el último reporte suministrado a nivel oficial con fecha 17 de mayo sitúa en un 50% la incidencia de la cepa Gamma en el país sudamericano. Así lo informa la página Covariants del grupo científico GISAID, que muestra que la incidencia de la variante Alfa o británica es del 13% y mientras que la variante Delta ni siquiera consta.

« Es difícil comparar la mortalidad de las variantes cuando se hace entre países. Sin embargo, en países con alta incidencia de la Gamma hay más mortalidad que con otras cepas, aunque no es seguro que sea solo atribuible a la propia cepa sino a la debilidad o no del sistema sanitario del país», explica José María Domínguez, jefe clínico de UCI del Hospital Virgen del Rocío y miembro de la Organización Médico Colegial. «En principio -concluye Dominguez- hay más peligro en Argentina que fuera, no solo por la Gamma sino por cómo puede responder el sistema».

De hecho, de la Delta «solo hay información del Reino Unido y, comparando la mortalidad de la ola actual con Delta, con las olas previas con Alfa (o llamada británica) la mortalidad es menor que la observada con Delta», agrega el facultativo.

Cuarentenas en hoteles

Entrevistado por la cadena TN el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, adelantó que «durante la semana que viene, se evaluará», la finalización o prórroga del decreto. «Seguimos desaconsejando los viajes al exterior. Queremos que quede claro que nosotros no tomamos decisiones arbitrarias donde armamos problemas donde no los había o les complicamos la vida a la gente. Son decisiones sanitarias, no logísticas», agregó en declaraciones recogidas por el diario argentino ‘La Nación’.

Pero lo que ha puesto al país patas para arriba ha sido la ocurrencia de obligar a hacer cuarentena en hoteles a los propios ciudadanos (estancia pagada por ellos) en lugar de aislarse en sus propios hogares. Si bien depende de la jurisdicción (por ejemplo, el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires lo descartó) sí aplica para la provincia de Buenos Aires donde aún se están pensando en qué hoteles hay que aislarse. Solo se sabe que se pasarán cuatro días en un hotel y tres en el domicilio.

Sin embargo, en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, el gobernador «K» Alex Kicillof suavizó la medida y estipuló que la tendrán que cumplir aquellos que salgan del país desde el pasado día 1 de julio, señaló Migraciones.

« Esto es un disparate, son unos hijos de puta. Cuatro días en un hotel que tenés que pagar vos. En vez de vacunar a la gente hacen esto. ¿Qué pasa si tiene que volver un matrimonio con dos hijos y tienen que pagarse cuatro días, por qué no los dejan irse a su casa?», lamentaba una argentina que considera que con la medida «pisotean la dignidad de los argentinos».

 

 

 

 

Mientras el Gobierno de Alberto Fernández improvisa medidas, la población se pregunta por qué no se centran los esfuerzos en la vacunación, cuyo ritmo avanza lentamente a nivel nacional. A fecha 29 de junio se pinchó solo a 4.385.666 personas con una dosis y 4.038.719 con dos de un total de 24.928.991 distribuidas. Mientras, en la Ciudad de Buenos Aires se trabaja en un proyecto para combinar vacunas. Aquellos que tienen la primera dosis de la rusa Sputnik recibirían 20 días después otra dosis de Sputnik, o de AstraZeneca o de Sinopharm.

El objetivo es hacer un uso racional de las vacunas que llegan a Argentina mientras se intenta destrabar la llegada de los fármacos de Janssen, Moderna y Pfizer, según adelantó ayer ‘La Nación’. El país podría así finalmente comprar vacunas fabricadas en EE.UU. que aun no posee porque no las ha autorizado (Moderna y Janssen) o fruto de problemas de negociación con los laboratorios (Pfizer).

 

 

 

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