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Aveledo: Vocación riesgosa

Un ex espía advierte del estado de salud de Putin

En la colonia penal IK-3 de Kharp murió el opositor ruso AlexeyNavalny, tenía 47 años de edad. El Servicio Penitenciario Federal del Distrito Autónomo de Yamalo-Nenets informó que el deceso ocurrió al sentirse indispuesto tras un paseo el 16 de febrero y que se están investigando las causas de su muerte. Kharp es un pueblo siberiano en los Urales, al Norte del círculo polar ártico con una temperatura que puede llegar a 30 grados bajo cero.

La reacción en medios, gobiernos e instituciones de distintas partes del mundo exigiendo claridad y responsabilizando a hasta la cúspide a las autoridades bajo cuya custodia estaba, tras su juicio y condena, no pueden extrañar a nadie, pues para comprender sus antecedentes no hay que remontarse al remoto y tenebroso pasado de los Gulags de la era soviética.

Boris Nemtsov, quien como vicepremier ruso visitó Caracas en los noventas, activo en la oposición democrática, asesinado a balazos en las calles de Moscú en 2015. Boris Berezovski, oligarca que al distanciarse de Putin se fue a Inglaterra desde donde hizo escandalosas declaraciones, apareció ahorcado en su baño. Alexander Perepilichnyy de 44 años, denunciante de fraudes fiscales murió repentinamente en 2012 cerca de su casa en Surrey, experticias presentadas en tribunal dicen que envenenado. El abogado Sergei Magnitsky cooperante en el descubrimiento de un fraude fiscal realizado y encubierto por altos funcionarios, luego acusado por delitos similares, muerto en prisión preventiva en 2009 por “paro cardiaco”, aunque una comisión presidencial de investigación allá mismo determinó maltratos físicos el día de su deceso. Alexander Litvinenko, ex agente ruso disidente envenenado con polonio 210 en Londres en 2006. Anna Politkovskaya, crítica de la guerra en Chechenia, muerta a tiros entrando a su apartamento moscovita en 2006. Los responsables del crimen fueron juzgados y condenados en Rusia. El Kremlin ha negado toda implicación. Hay más casos de muertes misteriosas, enjuiciamientos, prisiones, exilios, acosos.

Sin contar, por su diferencia con los anteriores, a YegvenyPrigozhin jefe paramilitar de los Wagner que de aliado estrecho pasó a rebelarse a Putin y tras convenir su pacificación, murió en accidente aéreo.

En El Tiempo de Bogotá leo el pasado lunes 19 la orden de arresto y cárcel a personas que promuevan homenajes a Navalny. Discrepar, criticar, oponerse resulta, evidentemente, vocación riesgosa. Y la verdad ¿cómo saberla?

 

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