Cristina ya echa espuma por la boca
Anteayer volví a entrevistar a Cristina. Cada vez que lo hago, un escalofrío me recorre el cuerpo. No es su desdén ante algunas preguntas, sus ironías (detesto las ironías), sus rabietas… ¡Es todo eso! Y algo más: suelo tener la sensación de que no me está diciendo la verdad. Esta vez fue peor que nunca: la encontré enojadísima, agresiva, hiriente. Pero, bueno, en tiempos en que habla tan poco públicamente, contar con su palabra es un privilegio que agradezco.
Me recibió en su despacho del Senado, donde tomamos un riquísimo café con trufas servido por Oscar Parrilli.
–Señora, gracias, un gusto volver a entrevistarla.
–El gusto es tuyo. Acepté porque me propongo hacerte pasar un mal rato, Robertito [Me llama “Robertito” para molestarme, y lo consigue].
–En primer lugar, permítame que la felicite: la división del bloque del Senado fue una trampa de altísimo nivel. Tramposos en la política hay muchos, pero son aves de corral, de vuelo bajo. Usted es un cóndor, señora.
–Quiero creer que no te habrás sorprendido: lo mío es siempre estar un paso adelante. Pero trampa es una palabra que descalifica lo que hice. Fue una astutísima jugada. Jugué con el fallo de la Corte, jugué con la oposición, jugué con el Consejo de la Magistratura. Y a Luis Juez lo saqué del juego. Una carambola a cuatro bandas no se ve todos los días.
–Y, por la derivación en Diputados, a Juntos por el Cambio lo puso cerca de un estallido. No recuerdo una movida suya tan hábil desde que pensó en Alberto para presidente.
–No te hagás el piola, Robertito. Conmigo, no. La política se mide por los resultados: con él ganamos en 2019, y sin él vamos a ganar el año próximo.
–¿Da la impresión o usted lo está empujando para que se caiga?
–No, lo estoy empujando para que haga algo.
–¿Echarlo a Guzmán, por ejemplo? Esta semana, el Cuervo Larroque le pegó tres días seguidos. Guzmán está por denunciarlo en el Inadi.
–Guzmán es un buen ministro. Muy bueno. Es el mejor ministro del Fondo Monetario que hayamos conocido.
–Wow, qué dura. Ya no me animo a preguntarle por el canciller Cafiero.
–Deberías preguntarle a él cómo se animó a ser canciller.
–Con todo respeto: si la política exterior del Gobierno es errática y contradictoria, qué diríamos de la suya, que critica hasta el hartazgo a Estados Unidos y después se reúne muy sonriente con su embajador y con una general que es jefa del tan odiado Comando Sur.
–Primera corrección: se dice generala. Segunda: en las fotos sonrío, pero cuando estamos a solas les canto las cuarenta. Tercera: la generala preguntó quién mandaba en la Argentina y el embajador la trajo a mi despacho. Cuarta: yo no soy ni errática ni contradictoria, soy estratégica. Me ahorro de explicarte qué es estrategia para no gastar pólvora en chimangos.
–Muy amable, gracias. ¿Le preocupa la escalada del dólar?
–Ya lo decía Néstor: el que apuesta al dólar, gana. Pero sobre los activos financieros de mi familia te pido que hables con Máximo.
–¿Qué reflexión le merece que la intendencia kirchnerista de Morón fomente entre los jóvenes el consumo de drogas?
–En Rosario muere una persona por día por causa del narcotráfico y vos me venís a preguntar por un volantito pedorro que leyeron veinte pibes y pibas. Y que probablemente no entendían lo que leían, porque les tocó la escuela de Heidi Vidal.
–Tiene razón, me faltó sensibilidad. A ver si ahora acierto: ¿qué opina de la invasión de Putin a Ucrania, que ya ha causado tanta destrucción y muerte?
–Elon Musk acaba de comprar Twitter por 44.000 millones de dólares, el mismo monto de la deuda que contrajo Macri con el Fondo. Esa deuda significará la postración de varias generaciones de argentinos, y a vos te preocupa un conflicto del que solo nos enteramos por la versión que nos dan los medios hegemónicos de Occidente.
–¿Usted sugiere que Macri debería haberle pedido el préstamo a Musk y no al Fondo?
–No, que podría haber comprado Twitter.
–Volvamos a la invasión.
–De eso hablo: nos está invadiendo el Fondo con su plan de ajuste, y nuestra obligación es resistir.
–¿Aprueba la muestra de la ex-Esma, en la que se equipara al neoliberalismo con la última dictadura y la violación de los derechos humanos?
–¡Por supuesto! De hecho, alenté esa exposición, que lleva por lema “Nunca más el neoliberalismo”. Nunca más esas personas que aparecen en las fotos, para que no nos olvidemos quiénes fueron los culpables. Solo falta una: la de Martín Guzmán.
–Le pido total sinceridad: ¿qué opina de Sergio Massa?
–Sergio es un soldado. Un soldado comprometido. Comprometido conmigo, con Alberto, con Morales, con Larreta…
–Señora, ¿teme por su futuro? ¿Teme ir a la cárcel?
–Si yo voy a la cárcel, este país no tiene futuro.