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El Banco de España dibuja un horizonte negro para España con la deuda y el déficit desbocados

El supervisor alerta de que si no se diseña un plan de consolidación fiscal será más probable «la aparición de una nueva perturbación económica negativa»

Baño de realidad del Banco de España al Gobierno. El supervisor dibuja para España un horizonte económico más negro que blanco con una deuda y déficit públicos desbocados y sin plan para atajar el problema. Así se desprende del último informe de estabilidad financiera de la entidad, hecho público este miércoles.

«Los elevados niveles de déficit y endeudamiento público hacen a la economía española vulnerable al deterioro de las condiciones de financiación y limita el espacio fiscal para reaccionar ante la materialización de nuevos riesgos», alerta la institución. El Banco de España en su último informe de previsiones augura que el déficit y deuda públicos se quedarán al final del periodo 2022-2024 en el entorno del 5% y del 113%, respectivamente.

El FMI, por su parte, fue más allá hace algunos días al señalar que España arrastrará un déficit del 3,9% todavía en 2027; en cuanto a la deuda dibujó un escenario en el que a ese plazo aún estaría por encima del 114% sobre PIB.

«Hasta la fecha el elevado déficit estructural se estaba viendo sobradamente compensado por unos tipos de interés inferiores al crecimiento potencial de la economía. Sin embargo, como ya se ha señalado, este diferencial favorable puede ir desapareciendo en los próximos años. Por eso, cuanto más se tarde en anunciar medidas que contrarresten el actual déficit estructural y los crecientes gastos por el envejecimiento poblacional, más probable será que los agentes comiencen a desconfiar de la aplicación efectiva de dichas medidas o más probable será la aparición de una nueva perturbación económica negativa, a la que nuestra economía se enfrentaría con una limitada capacidad de maniobra», añade la institución liderada por Pablo Hernández de Cos. El déficit estructural, según el FMI, estaría en alrededor de 50.000 millones de euros a cinco años vista.

En esta situación, el Banco de España insta al Gobierno a diseñar ya un plan de consolidación fiscal para atajar los desequilibrios en las cuentas públicas. Una vieja petición a la que se ha sumado la Airef desde hace meses pero a la que el Gobierno ha hecho oídos sordos hasta la fecha. «En ausencia de un plan de consolidación y/o una mejora sostenida del crecimiento de la productividad, y dado el previsible incremento de los gastos ligados al envejecimiento de la población, la deuda pública tenderá a mantenerse o a aumentar en años posteriores, lo que supone un claro riesgo para la economía española y para sus agentes», destaca el informe.

El documento señala que el Ejecutivo ya ha puesto en marcha la reforma del sistema de pensiones con la primera de las patas del mismo, aunque considera que las medidas son insuficientes ya que no hacen frente al problema del envejecimiento y el aumento del gasto. «La aprobación el pasado mes de diciembre de la primera parte de la reforma del sistema de pensiones públicas incorpora aspectos que elevan el gasto futuro previsto, como la vuelta a la revalorización con el IPC y la derogación del factor de sostenibilidad. Sin embargo, para el conjunto de las Administraciones Públicas este mayor gasto no se ve suficientemente compensado con el resto de las medidas incorporadas, como la modificación de los esquemas de penalización de la jubilación anticipada, la bonificación de la jubilación demorada, y el nuevo mecanismo de equidad intergeneracional», comenta. No es la primera vez que el supervisor carga contra esta reforma; ya lo hizo en el último tramo de 2021 y ahora vuelve a repetirlo.

En términos de crecimiento, el Banco de España calcula que a finales de 2022 el país todavía estará dos puntos por debajo del nivel de PIB prepandemia. Una anomalía en Europa ya que estaremos en el vagón de cola de la recuperación entre los países desarrollados que más tarde saldrán de la crisis del Covid-19. Y ahora con la guerra en Ucrania el panorama no se antoja mejor que en 2021.

La institución reconoce la ralentización económica en esta primera parte del año y advierte de que la persistencia de la inflación daña la renta de las familias y, por tanto, el dinamismo del consumo. «La previsible caída de la actividad en Rusia y Ucrania, junto con la mayor incertidumbre, también impactan negativamente en el comercio mundial y en la confianza de hogares y empresas, que pueden posponer sus decisiones de consumo e inversión, lo que contribuiría al debilitamiento del crecimiento económico«, añade el informe.

Bajo este contexto, el supervisor también hace un llamamiento a la banca para que tire de «prudencia» con los riesgos que asumen y cómo los manejan. «Las entidades deberán mantener una elevada prudencia, con un reconocimiento adecuado y temprano de los riesgos asociados, a fin de preservar la confianza en el sector y de facilitar el mantenimiento del flujo de crédito a la economía», sostiene.

La realidad es que las entidades financieras mantienen una fortaleza adecuada para hacer frente a posibles ‘shocks’ más duros que los afrontados hasta ahora, según el Banco de España, pero eso no evita que haya que seguir vigilantes ante el deterioro de la calidad de los activos. En este sentido, el supervisor reclama a las entidades permanecer atentas a los riesgos que se pueden derivar de la inflación, la guerra en Ucrania… sabiendo que los préstamos en vigilancia especial, es decir, con riesgo de entrar en morosidad, van al alza.

 

 

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