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Enrique Avellaneda: El futuro del dólar

 

En 1944, antes de concluir la segunda guerra mundial, como resultado de los acuerdos de Bretton Woods, se establece un nuevo orden económico internacional a través de un sistema monetario centrado en el dólar como divisa de intercambio y de reserva. Por cada 35 dólares de emisión, la Reserva Federal de los EEUU debía garantizar un respaldo físico de una onza de oro. En Agosto de 1971 el presidente Richard Nixon declara unilateralmente el fin de la convertibilidad  de oro por dólares en los bancos centrales del mundo. En este momento el sistema monetario internacional se convirtió en un sistema de dinero fiduciario o fíat, el cual es dinero sin valor intrínseco, es decir sin que lo respalde ningún activo.

¿Qué ha hecho posible que el dólar sin un respaldo tangible continúe siendo la moneda de reserva e intercambio mundial?

En primer lugar por ser los EEUU la mayor potencia económica, tecnológica y militar y debido a la confianza en las instituciones estadounidenses. En segundo lugar, y no menos importante, el acuerdo entre los países de la Opep y USA del año 1973 mediante el cual los países productores del mayor volumen de petróleo para esa época acordaron vender su petróleo solo en dólares, decretando así el nacimiento del petrodólar. A partir de esta fecha todos los países importadores de petróleo se vieron obligados a mantener reservas en dólares, fortaleciendo el valor del dólar y manteniendo su carácter de divisa de reserva e intercambio global. Es así como desde entonces se generó esta necesidad de los países de mantener activos denominados en dólares a través de la compra de Deuda Pública de los EEUU emitida por la Reserva Federal. De esta manera dicho país, al controlar la emisión del dólar, ha importado el petróleo del mundo de forma prácticamente gratuita y a la vez se ha convertido en la nación más endeudada del mundo, con una deuda nacional cercana a los 23 trillones de dólares.

Durante la presidencia de Donald Trump, debido a la guerra comercial con China, y a las renegociaciones con los principales aliados comerciales, como México, Canadá y los países europeos, además de la imposición de sanciones por parte del Departamento del Tesoro norteamericano a muchos países considerados como enemigos, se ha generado un movimiento global para encontrar alternativas a la infraestructura financiera del sistema dólar. Algunos países están impulsando activamente sistemas alternativos al sistema Swift de transferencias globales y están promoviendo la creación de monedas virtuales o Criptoactivos que ofrezcan medios alternativos para el comercio internacional entre bloques. China además ha impulsado el Petro-Yuan para el intercambio petrolero.

Con el surgimiento de las monedas virtuales descentralizadas en 2009 (Bitcoin) se ha abierto un nuevo horizonte para la implantación de medios alternativos de pagos que puedan amenazar la supremacía del dólar. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, alertó a comienzos de este año que el proyecto de Facebook de desarrollar una moneda virtual denominada “Libra“, podría desestabilizar el sistema financiero americano. El dólar paulatinamente podría perder su preeminencia como moneda de intercambio y de reserva si surgiera una alternativa viable que sirviera para el intercambio comercial mundial, lo cual traería como consecuencia una reducción en la demanda de activos denominados en dólares, acotó El Sr. Powell. Si la demanda de Bonos del tesoro americano (Treasury Bonds) se redujera, según estimaciones de Rob Kaplan, presidente de la Reserva Federal de Dallas, los intereses de la deuda nacional americana muy posiblemente podrían subir hasta 100 puntos básicos, con lo cual los pagos en intereses de la deuda nacional de USA podrían aumentar aproximadamente en unos 200 billones de dólares anualmente.

Estos temores se han disipado últimamente ya que Visa y Mastercard, que respaldaban el proyecto Libra, se han retirado del mismo; sin embargo Mark Zuckerberg presidente de Facebook fue interpelado por la cámara baja del Congreso norteamericano durante el mes de Septiembre de este año. Aun cuando estas interpelaciones han estado dirigidas principalmente a tratar los retos a la seguridad nacional que genera Facebook como red global, también han incluido indagaciones  acerca del proyecto Libra.

Es indudable que continuarán los ensayos de introducir nuevas monedas virtuales descentralizadas para el intercambio por parte de los grandes portales de comercio electrónico  que son capaces de evangelizar a millones de consumidores a través de una sola plataforma. En este sentido a medida que el intercambio global sea colonizado por las grandes plataformas será muy difícil controlar el intercambio a través de monedas virtuales promovidas por los propios portales de comercio.

Esta batalla entre el establishment financiero mundial con preeminencia en el dólar y los actores disruptivos (algunas compañías globales, grupos de interés y países) apenas comienza   y queda claro la amenaza que el desplazamiento paulatino del dólar representa para los balances de los bancos centrales del mundo. En ese sentido será interesante seguir el desarrollo de la primera moneda descentralizada virtual “El Bitcoin”, ya que esta desde su aparición en el año 2009 ha soportado las embestidas mediáticas de los principales voceros de los grandes bancos de inversión del mundo y aun así promedia un valor de mercado por encima de los 8.000,00 usd este año. Si bien el Bitcoin no ha logrado consolidarse como un sistema de pagos mundial alternativo al sistema dólar todavía, sí ha mantenido en el tiempo una base de valor lo suficientemente importante para convertirse en un medio de inversión que ha tenido que ser incluido en el sistema financiero internacional a través del mercado de futuros de Chicago.

Probablemente no asistiremos a un desplazamiento del dólar como principal medio de intercambio y de reserva en la próxima década, pero lo que sí parece ser una realidad es que el desarrollo incontenible de las nuevas tecnologías pareciera anunciar un nuevo orden económico de mayor complejidad, al cual el sistema financiero mundial dominante tal como lo conocemos deberá adecuarse aún más, interconectándose con nuevos medios de pago y formas de intercambio, y que a la vez esta paulatina descentralización de los medios de pago podría traer gran dinamismo en los desplazamientos de los flujos de capitales generando nuevas oportunidades de crecimiento y la creación de nuevos centros de tecnología.

 

 

 

 

 

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