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¿Quién canceló a Ernesto Sabato?

A Sabato lo borraron de la literatura y también de la historia. Por ejemplo, ha sido invisibilizado por los realizadores de 'Argentina 1985'. El misterio continúa

 

Uno de los más grandes misterios de la literatura hispanoamericana es por qué a Ernesto Sabato se lo tragó la tierra. Distinguido con el Cervantes y con otros importantes premios y condecoraciones en Francia e Italia; elogiado por la crítica internacional y también por Thomas Mann y Albert Camus, el autor de ‘El túnel’ murió el 30 de abril de 2011; quienes dirigíamos entonces suplementos literarios nos vimos en figurillas para conseguir grandes plumas que lo despidieran. Todos respondían que su obra estaba sobrevalorada y que no querían castigarla a propósito de su muerte. Admito que devoré sus tres novelas de muy joven y que no me atreví nunca a releerlas por miedo a la decepción: no podría, por eso mismo, juzgarlas hoy.

La biblioteca de todos los tiempos está repleta de libros prestigiosos que han envejecido mal y de escritores que en su época eran adorados y luego fueron condenados al olvido. También sé que la opinión generalizada de mis colegas con respecto al autor de ‘Abaddón, El Exterminador‘ está inspirada en la larga, lúcida y corrosiva campaña que Borges le dedicó a «Ernesto Sótanos», como lo llamaba con sorna.

Detestaba en principio al personaje, por sus postureos ideológicos, su vanidad y su afán por promocionarse como un sufriente «escritor comprometido», y Bioy Casares lo acompañaba en el sentimiento; profetizaba que la posteridad no sería benigna con Sabato: «Ha escrito poco, pero ese poco es tan vulgar que nos abruma como una obra copiosa». Cuando al autor de ‘El Aleph’ lo anoticiaron de que ‘Sobre héroes y tumbas‘ se publicaba en Roma y París con una faja que decía: «Sabato, el único rival de Borges», éste sonrió y respondió con ironía: «¡Caramba! ¡Cómo no se les ha ocurrido a mis editores poner en mis libros una faja que diga: ‘El rival de Sabato’!

Fuegos cruzados

Borrado entonces del canon literario, don Ernesto sobrevivió ante la opinión pública por su impresionante labor como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), que recabó los testimonios fundamentales sobre secuestros, asesinatos y torturas ejecutados por la siniestra dictadura de Videla. El resultado de ese informe está condensado en el libro ‘Nunca más’, pero como Sabato no solo condenaba allí a la derecha militar que había impuesto el terrorismo de Estado, sino que también señalaba la responsabilidad homicida de grupos guerrilleros con propósitos totalitarios, la izquierda regional decidió cancelarlo, y el gobierno de los Kirchner hasta intentó suplantar su prólogo con otro texto que llevaba agua para el molino de los ex montoneros.

Refresca todo este episodio Enrique Krauze en su reciente ‘Spinoza en el Parque México’ (Tusquets), donde reproduce una carta personal del autor de ‘El escritor y sus fantasmas’: «Los intelectuales comunistas me califican de vendido al oro americano, de agente de la CIA, de reaccionario, y los hombres de la CIA me consideran comunista. Y como un estúpido me encuentro en medio de dos fuegos cruzados». La heroica tarea de Ernesto Sabato y sus compañeros de la Conadep también fue invisibilizada por los realizadores de ‘Argentina, 1985’, que ya ganó el Globo de Oro y que va camino al Oscar como mejor película extranjera. A Sabato lo borraron de la literatura y también de la historia. El misterio continúa.

 

 

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