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Ramón Guillermo Aveledo: ¿De qué hablan?

¿De qué hablan los venezolanos? ¿Cuáles son los temas que reciben mayor atención de parte de la mujer y el hombre común? ¿Es lo mismo en todo el país o existen diferencias entre Caracas y las regiones?

El servicio de agua y sus deficiencias, su irregularidad que siembra incertidumbre y desconfianza, la calidad del agua que recibimos en casas y apartamentos es quizás, uno de los temas más frecuentes y transversales, porque ni la capital, relativamente mejor tratada que el resto del país, se salva de ese problema. Tampoco en los sectores socioeconómicos hay exceptuados de las hidropenurias.

Las interrupciones del servicio de luz eléctrica, menos en Caracas salvo ciertas zonas y más en las regiones, sobre todo si avanzamos hacia el Occidente, son tema cotidiano. El ruido de las plantas de generación eléctrica con las cuales en sectores de clase media se “privatiza” la solución. Muy parecido es lo que ocurre con la inseguridad de vidas y bienes que la gente lo privatiza con cercas, trancas, cierres de calles, contrataciones de vigilancia. Y ahora resurge el delito callejero porque hay más efectivo, aunque sea en divisas. Resurgimiento que afecta al que camina, anda en carrito o en autobús.

Con los problemas en el agua y la electricidad, es imposible no preguntarse qué pasaría si la economía empezara a reactivarse de verdad, en proporciones realmente significativas. Me temo que colapsarían por la demanda.

La gente habla de lo que le importa, como el ingreso que no alcanza, de lo costoso que es enfermarse porque no hay póliza que valga, de la cola para poner gasolina que en las regiones sigue siendo consumidora de un tiempo que tiene valor económico, de que no es posible asegurar el carro salvo con RCV, es cuesta arriba repararlo y ni hablar de comprar uno nuevo.

Nuestra cotidianidad es de problemas que se agravan porque no se resuelven. Calidad de vida que se erosiona, porque si hay cierta mejoría en el consumo, rezamos para que no suceda nada extraordinario a uno o a un familiar, porque no hay con qué afrontarlo, dado que la inflación de años acabó con el ahorro.

Lo que llama la atención es que esos son los temas de todas las conversaciones, pero no de la política. El oficialismo no los toca, como no sea para culpar a otros y las oposiciones tampoco, en uno de los grandes misterios de nuestro drama nacional.

Ese hecho palmario ¿No tendrá que ver con la desafección que se lee en todas las encuestas? Vale la pena pensar en eso.

 

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