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En busca de una respuesta sustantiva al discurso lleno de odio de Trump

¿Recuerdan cuando el espectáculo de un Presidente mintiendo y disimulando era chocante? Ocurrió hace dos años, cuando Donald Trump interpretó su vulgar y cruel versión de un discurso de inauguración. El martes por la noche, cuando usó su primer discurso en el Despacho Oval para ampliar los temas principales de ese discurso – «La Matanza Americana» y los peligros en la frontera- aquello se sintió como si no hubiera ocurrido nada. Al menos no declaró el estado de emergencia. Todo lo que hizo fue mentir y diseminar odio.

En su respuesta conjunta, los líderes demócratas de la Cámara y del Senado también hablaron el lenguaje de Trump. Tanto Nancy Pelosi como el líder de la minoría senatorial Chuck Schumer subrayaron que coinciden ampliamente con el Presidente en la necesidad de tener seguridad fronteriza. El desacuerdo, afirmaron, se refería sólo a la mejor manera de lograrlo. Pelosi propuso nueva tecnología, más personal y la vaga medida de «más innovación para detectar cruces no autorizados».

Pelosi organizó su refutación como una lista de cinco «hechos»: un antídoto contra la «desinformación e incluso la malicia» de Trump, dijo. Pero sólo su descripción del cierre del gobierno era, de hecho, objetiva; el resto fue, en el mejor de los casos, engañoso. Dijo que la legislación bipartidista rechazada por Trump financiaría al gobierno y a «soluciones inteligentes y efectivas de seguridad fronteriza», afirmando asimismo que «todos estamos de acuerdo en que necesitamos asegurar nuestras fronteras». Pero no hay necesidad de nuevas soluciones de seguridad fronteriza, porque no existe, de hecho, un problema acuciante de seguridad fronteriza. «Las mujeres y los niños en la frontera no son una amenaza para la seguridad; son un desafío humanitario», dijo Pelosi, pero esta declaración aparentemente empática omite el importante hecho de que la mayoría de las mujeres y los niños -y los hombres- en la frontera sur están tratando de buscar asilo, un derecho que les garantiza el artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En otras palabras, no están pidiendo caridad; están pidiendo lo que les corresponde de un sistema diseñado para protegerlos. Se podría decir que al no cuestionar la premisa básica del discurso de Trump, y al no caracterizar a los solicitantes de asilo con precisión, Pelosi también mintió por comisión y por omisión.

Schumer se alió explícitamente con la posición del Presidente. «No se equivoquen», dijo, «Los demócratas y el Presidente queremos una seguridad fronteriza más fuerte». El problema con el muro, según Schumer, es que es caro e ineficaz. No dijo que fuera inmoral. Calificó su desacuerdo con el presidente como una «diferencia de política», dignificando así las quejas y rabietas de Trump. Cerrar el gobierno por el muro fronterizo es para las políticas públicas el equivalente a escribir una carta  quejumbrosa a Kim Jong Un para la diplomacia, y el líder de la oposición del Senado no debería haber hecho nada para promoverlo.

Una medida de cuánto ha cambiado en dos años -hasta dónde hemos caído- es que los comentaristas han dejado de decir que Trump es «presidencial» cuando logra leer del teleprompter. Esto no se debe a que Trump haya cambiado o a que los comentaristas hayan cambiado. Es porque él ha redefinido lo que es «Presidencial».

Una persona sí dio una respuesta sustantiva al discurso de Trump. Ella no verificó los hechos afirmados por Trump -una tarea poco informativa que sirve principalmente para amplificar las falsedades del Presidente-. Tampoco aceptó sus términos del debate, como hicieron Pelosi y Schumer. El martes, en el programa «The Rachel Maddow Show», la congresista  Alexandria Ocasio-Cortez dijo cosas que deberían ser ampliamente divulgadas:

Lo único de lo que no ha hablado el Presidente es del hecho de que ha participado sistemáticamente en la violación de los derechos humanos internacionales en nuestra frontera. Ha separado a niños de sus familias. Habló de lo que pasó el día después de Navidad: el día de Navidad, un niño murió bajo la custodia de[Aduanas y Protección Fronteriza]. El Presidente no debería pedir más dinero para una agencia que ha violado sistemáticamente los derechos humanos; el Presidente debería en realidad defender por qué estamos financiando tal agencia. Porque ahora mismo lo que estamos viendo es la muerte, ahora mismo lo que estamos viendo es muerte, ahora mismo estamos viendo la violación de los derechos humanos, estos niños y estas familias están siendo retenidos en lo que se llaman «hieleras», que son básicamente cajas congeladoras en las que no se debe mantener a ninguna persona por ningún periodo de tiempo. . . . Trump está tratando de restringir todas las formas de inmigración legal que hay en los Estados Unidos. Está luchando contra la reunificación familiar, está luchando contra la lotería de visas por diversidad. . . . Esto es sistemático, está mal y es antinorteamericano.

Traducción: Marcos Villasmil


NOTA ORIGINAL:

The New Yorker

Searching for a Substantive Response to Trump’s Hateful Speech

Masha Gessen

Remember when the spectacle of a President lying and dissembling felt shocking? It did two years ago, when Donald Trump performed his vulgar, cruel version of a soaring Inaugural Address. On Tuesday night, when he used his first Oval Office address to expand on the main themes of that speech—“American carnage” and the dangers at the border—it felt like a non-event. At least he didn’t declare a state of emergency—yet. All he did was lie and spew hatred.

In their joint response, the House and Senate Democratic leaders spoke Trump’s language, too. Both Speaker Nancy Pelosi and Minority Leader Chuck Schumer stressed that they broadly agree with the President on the need for border security. The disagreement, they claimed, concerned only the best way to accomplish it. Pelosi proposed new technology, more personnel, and the vague measure of “more innovation to detect unauthorized crossings.”

Pelosi organized her rebuttal as a list of five “facts”: an antidote to Trump’s “misinformation and even malice,” she said. But only her description of the government shutdown itself was, in point of fact, factual; the rest was misleading at best. She said that bipartisan legislation rejected by Trump would fund the government and “smart, effective border-security solutions,” and claimed that “we all agree we need to secure our borders.” But there is no need for new border-security solutions, because there is not, in fact, a pressing problem of border security. “The women and children at the border are not a security threat; they are a humanitarian challenge,” Pelosi said, but this apparently empathetic statement omits the important fact that most of the women and children—and the men—at the southern border are trying to seek asylum, a right that is guaranteed to them by Article 14 of the Universal Declaration of Human Rights. They are not, in other words, begging for charity; they are asking for their due from a system designed to protect them. One might say that by failing to challenge the basic premise of Trump’s speech, and by failing to characterize asylum seekers accurately, Pelosi lied, too, by commission and by omission.

Schumer led explicitly with allying himself with the President’s position. “Make no mistake,” he said, “Democrats and the President both want stronger border security.” The problem with the wall, according to Schumer, is that it’s expensive and ineffective. He didn’t say that it is immoral. He called his disagreement with the President a “policy difference,” thereby dignifying Trump’s rants and tantrums. Shutting down the government over the border wall is to policy what writing a pouty letter to Kim Jong Un is to diplomacy, and the leader of the Senate opposition should have no business elevating it.

A measure of how much has changed in two years—how far we have fallen—is that commentators have stopped saying that Trump is “Presidential” when he manages to read from the teleprompter. This isn’t because Trump has changed or the commentators have changed. It’s because he has redefined what “Presidential” is.

One person did provide a substantive response to Trump’s speech. She did not fact-check Trump—an uninformative chore that serves primarily to amplify the President’s falsehoods. Nor did she accept his terms of the conversation, as Pelosi and Schumer did. Speaking on “The Rachel Maddow Show” on Tuesday, Congresswoman Alexandria Ocasio-Cortez said things that ought to be amplified:

The one thing that the President has not talked about is the fact that he has systematically engaged in the violation of international human rights on our border. He has separated children from their families. He talked about what happened the day after Christmas—on the day of Christmas, a child died in [Customs and Border Protection] custody. The President should not be asking for more money to an agency that has systematically violated human rights; the President should be really defending why we are funding such an agency at all. Because right now what we are seeing is death, right now what we are seeing is the violation of human rights, these children and these families are being held in what are called hieleras, which are basically freezing boxes that no person should be maintained in for any amount of time. . . . He is trying to restrict every form of legal immigration there is in the United States. He is fighting against family reunification, he’s fighting against the diversity visa lottery. . . . This is systematic, it is wrong, and it is anti-American.

 

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