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Bolivia, en la misma espiral dictatorial de Venezuela y Nicaragua

La comunidad internacional ha terminado con la simulación de democracia de las dictaduras electoralistas de Venezuela y Nicaragua pero la mantiene en Bolivia. Hoy nadie duda que Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua son dictadores que  concentran y detentan el poder por la fuerza violando los derechos humanos y libertades fundamentales, pero a Evo Morales que hace lo mismo en Bolivia aún le aceptan una agenda de fraude electoral para encubrir su dictadura de delincuencia organizada integrada en el grupo de Cuba, Venezuela y Nicaragua.  Es tiempo de reconocer que Bolivia está en la misma espiral dictatorial de Venezuela y Nicaragua.

En su columna titulada “Trump denuncia a Venezuela, Nicaragua y Cuba, pero se olvida de Bolivia” el escritor y periodista, experto en asuntos latinoamericanos Andrés Oppenheimer, acaba de hacer un llamado de atención urgente a los Estados Unidos, a su gobierno y a la comunidad internacional para que dirijan su mirada y acciones al régimen de Evo Morales, que una vez mas lleva a delante en Bolivia el proceso de simulación de democracia que por años se ha repetido en Venezuela, Nicaragua y en la propia Bolivia.

Recogiendo una observación generalizada, Oppenheimer señala que “el gobierno de Trump ha adoptado el termino de la Troika de la Tiranía para referirse a los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, pero rara vez se refiere al desmantelamiento de la democracia por parte del presidente narcisista-leninista de Bolivia, Evo Morales”.

Luego de resumir hechos y falsedades con los que nuevamente se pretende simular democracia en Bolivia, la conclusión Oppenheimer es tan dramática como cierta: “Si Morales se declara el ganador en octubre, asumirá el cargo a principios de 2020 como un presidente ilegítimo. O sea Bolivia estará en enero de 2020 en la misma situación en que estaba Venezuela en enero de 2019, cuando Maduro asumió el cargo y muchos países se negaron a reconocerlo”.

De manera que recién en enero de 2020, dentro de 9 meses, tendremos formalmente incluida a Bolivia en el grupo de dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, dándole tiempo a Evo Morales para que consume la repetición de los crímenes que comete contra el pueblo boliviano. En los hechos, Bolivia es una dictadura por lo menos desde la suplantación de su Constitución Política y la liquidación de la República cometidas con masacres sangrientas entre los años 2006 y 2009.

Las crisis de Venezuela y Nicaragua son el resultado de años de sucesivas violaciones de derechos humanos y libertades individuales hasta destruir el “estado de derecho” y suplantarlo por un conjunto de “leyes infames” que institucionalizan la dictadura. Se trata de procesos públicos de acumulación progresiva del poder que destroza la división e independencia de poderes, dejando totalmente desprotegidos al ciudadano, a los lideres y organizaciones democráticas, políticas y sociales.

Las hoy reconocidas dictaduras de Venezuela y Nicaragua han recorrido una espiral de opresión, corrupción y crimen, reincidiendo tantas veces, que han resultado una amenaza intolerable a la comunidad internacional. Es la misma agenda y espiral que ya ha recorrido Evo Morales en Bolivia y que ahora repite para buscar por cuarta vez una elección repudiada por 72% de los bolivianos que en encuestas recientes afirman que en las elecciones de octubre de este año “habrá fraude electoral”.

Masacres, asesinatos, represión, presos políticos, exiliados, crisis humanitaria, narcotráfico y la delincuencia organizada en el poder han forzado a los Estados Unidos, a la región y al mundo a entender que los regímenes de Venezuela y Nicaragua, son dictaduras organizadas y digitadas por Cuba, que constituyen una amenaza real que hay que combatir y derrotar ayudando a los pueblos a rescatar su libertad y democracia. Se trata del mismo caso de Bolivia con mas de 20 masacres sangrientas en 13 años del régimen de Evo Morales, con decenas de presos políticos, con más de 1.200 exiliados políticos, sin libertad de prensa, con la misma dependencia y relaciones públicamente evidenciadas con Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Los hechos criminales, las violaciones de los derechos humanos, la agenda de simulación de democracia, los argumentos y los procedimientos para destrozar la democracia que ha usado y usa Evo Morales en Bolivia son los mismos. Una repetición de los usados en Venezuela y Nicaragua. El mismo “modelo castro-chavista”, los mismos incitadores y dueños Hugo Chávez y Fidel Castro, la misma retórica “antiimperialista”, la misma intervención cubana, los mismos contenidos en “leyes infames”, el mismo sistema de construcción de “narcoestados”, en suma, la misma espiral dictatorial del mismo grupo de delincuencia organizada transnacional.

 

 

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