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Castro busca deshacerse de la vieja guardia para preservar el socialismo en Cuba, según analistas

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De izquierda a derecha: el actual vicepresidente Ramiro Valdés, el segundo secretario del Partido Comunista José Ramón Machado Ventura y el exgobernante y primer secretario del Partido Raúl Castro. Foto de archivo. AP

Fidel y Raúl Castro convirtieron a Cuba en una isla comunista y gobernaron sin interrupción por casi 60 años. Ahora, Raúl Castro, de 86 años, quiere asegurarse de que su legado perdure, incluso a costa de implementar algo impensable solo unos años atrás: limitar la edad y la duración de los presidentes.

Castro, quien dejó el gobierno en abril pero se mantiene al frente del Partido Comunista, estuvo al frente de la comisión encargada de redactar una nueva Constitución que propone limitar a 60 años la edad para aspirar a ser presidente. Los presidentes solo podrían reelegirse una vez para un segundo mandato de cinco años.

Varios observadores de la política cubana creen que se trata de un mensaje claro a la generación de dirigentes “históricos” —quienes ayudaron al fallecido Fidel Castro a llegar al poder en 1959— de que su tiempo ya pasó.

“Limitar a 60 años la edad de entrar en la presidencia parece un deliberado esfuerzo de Raúl para cerrarles el camino a ciertos generales que sabe que aspiran al poder”, comentó el periodista Carlos Alberto Montaner.

La propuesta “intenta cerrarle el paso a la ambición de aquellos que lo acompañaron durante mucho tiempo”, coincidió el opositor Manuel Cuesta Morúa. La medida “no tiene sentido” en un país envejecido con una esperanza de vida de las más altas en el hemisferio, añadió.

La limitación de dos términos en la presidencia encaja en el modelo de gobierno propuesto en la nueva Constitución, que busca mayor institucionalización y un gobierno “colectivo”, una frase que ha repetido varias veces el actual presidente Miguel Díaz-Canel, quien sustituyó a Castro en abril.

El texto —que aún no ha sido publicado en su totalidad y fue redactado en secreto por un grupo designado por el Partido Comunista— propone la coexistencia de un presidente, un vicepresidente y un primer ministro, este último al frente del Consejo de Ministros. El Consejo de Estado estaría a cargo del presidente de la Asamblea Nacional.

“La división del poder busca una mayor circulación dentro de las élites, al estilo chino”, opinó Morúa, quien está promoviendo una iniciativa ciudadana para debatir el texto —que debe ser sometido a referendo— y hacer propuestas para su modificación.

Castro lleva años preparando una transición que permita la continuidad del socialismo. La nueva Constitución dejaría esencialmente sin cambios el modelo socialista de modelo único en el que el Partido Comunista sigue dirigiendo el país, pese a que las referencias al comunismo fueron borradas del documento.

Un elemento clave en este proceso es el “relevo generacional”, había insistido el ex gobernante en varios discursos.

“Los sistemas comunistas han sido notorios por tener dificultades para hacer transiciones generacionales”, comentó el profesor Willian LeoGrande, de American University.

“Mao Zedong se mantuvo en el poder hasta que estuvo senil y postrado en la cama. En la Unión Soviética, Brezhnev y sus contemporáneos se aferraron durante tanto tiempo [al poder] que tres secretarios generales del Partido Comunista murieron en solo tres años, entre 1982 y 1985. Raúl Castro aprendió la lección de que los límites de mandato evitarían ese tipo de estancamiento del liderazgo y adoptó un modelo similar al de China antes de Xi Jinping”, añadió LeoGrande.

El freno a la vieja guardia no tendría como objetivo beneficiar directamente a los hijos de los Castro, opinó LeoGrande, una teoría que es popular entre algunos opositores en la isla. Tanto el presidente como el futuro primer ministro deben provenir de la Asamblea Nacional y solo Mariela Castro, hija de Raúl, es diputada. La hija de Castro tiene visibilidad en el extranjero pero en la isla solo es conocida por la promoción de algunos derechos de los grupos LGBTI. Los hijos de Fidel Castro, por su parte, no han ocupado cargos políticos.

La resistencia que Raúl Castro ha encontrado para relevar a viejos dirigentes ha aflorado públicamente en algunas ocasiones.

Castro presentó su propuesta de limitar la edad de los dirigentes y el tiempo en que podían ocupar los cargos en el Partido durante el séptimo congreso de esa organización en el 2016. Sus palabras fueron recibidas con estupor y silencio en la sala.

Asimismo, añadió que la propuesta debía extenderse al gobierno.

“Estas modificaciones en materia de plazos y edades límites para el desempeño de cargos de dirección, deberán fijarse en la Constitución de la República que nos proponemos reformar en los próximos años”, dijo.

Pero la prensa estatal no ha reportado si el borrador de la Constitución incluye límites impuestos a otros cargos más allá del presidente, lo que podría indicar que el Partido no habría estado de acuerdo con la idea.

El hecho de que Ramiró Valdés, “comandante de la revolución” de 86 años, fue ratificado como vicepresidente durante la reciente sesión de la Asamblea Nacional sugiere que algunos miembros de la vieja guardia todavía se resisten a dejar el poder.

“Raúl dijo que mantener cierta generación histórica en el lugar durante la transición generacional actual tiene como objetivo asegurar la estabilidad. Pero el mensaje es claro: el camino está despejado para una nueva generación”, opinó LeoGrande.

En los límites impuestos al presidente en el proyecto de Constitución, algunos ven un velado reconocimiento de que el modelo de gobierno dictatorial instaurado por el fallecido Fidel Castro, quien gobernó hasta los 80 años, y en el que el poder se concentra en un grupo de revolucionarios octogenarios, es cada vez más impopular entre los cubanos.

“El establecimiento de límites de mandato para gobernar, propuesto por el ex presidente Raúl Castro Ruz, denota que ‘algo no estaba bien’ con la perpetuidad para gobernar”, comentó Yoandy Izquierdo, editor de la revista independiente Convivencia.

“Prefiero dar el beneficio de la duda y creer que, no sé si por presión interna y externa (que la hay), o por mostrar solo señales de un ligero cambio —que tiene que ser más profundo, abarcador y con la participación de todos—, a los máximos dirigentes de Cuba también les parece bastante clara la idea de que la situación, tal y cómo está, es insostenible”, añadió.

No sería esta la primera vez que Castro ha tomado distancia del legado de su hermano. Tras sustituir a un gravemente enfermo Fidel Castro en el 2006, Raúl Castro desmanteló la llamada “Batalla de Ideas”, sustituyó a varios hombres de Fidel por sus propios seguidores, retomó el proceso de reformas iniciado en los 90 del siglo pasado y decidió restablecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, una oferta que su hermano desestimó en varias oportunidades.

Castro, conocido por su pragmatismo y su admiración de modelos políticos como el chino, “está pensando en la Cuba de sus hijos y de sus nietos y se da cuenta que la Cuba del futuro necesita un presidente joven y dinámico, que se adapte al contexto”, comentó una fuente cercana al gobierno de la isla que pidió no ser identificada para discutir el tema.

“Esas personas [los dirigentes “históricos”] cumplieron todos sus planes a corto, mediano y largo plazo”, dijo la fuente. ”¿Qué futuro pueden tener si tienen casi 90 años?”.

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