¿Próxima víctima? Bachelet tacha de «calumnia» las acusaciones de corrupción
El caso de Chile se suma a la lista de Gobiernos de la región que ven afectada su credibilidad a causa de supuestos casos de corrupción y abuso de poder.
«Basta de montajes y mentiras». Así reaccionó la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, al conocerse una serie de transcripciones de conversaciones telefónicas donde su nombre sale a relucir como principal beneficiaria de importantes sumas de dinero, en un caso de presunto «tráfico de influencias» conocido como ‘caso Caval’.
Bachelet, que actualmente encabeza su segunda legislatura, negó estar involucrada y calificó la campaña de descrédito en su contra como «una canallada e infamia» y no descarta que se trate de un montaje. Además, informó que actualmente estudia las acciones legales que emprenderá ante tales señalamientos.
Las acusaciones provienen del gestor inmobiliario Juan Díaz, quien en las conversaciones registradas por Carabineros de Chile da a entender que la mandataria estaría involucrada en una red de cobros de sumas importantes de dinero a cambio de favorecer gestiones para construir edificios residenciales en terrenos destinados a uso agrícola.
En el escándalo figura Natalia Compagnon, nuera de la mandataria, a quien la justicia chilena ha imputado por delitos tributarios y falseo de declaraciones. Este hecho ha perjudicado enormemente la popularidad de Bachelet y enciende las alarmas en Chile sobre el futuro de la mandataria, particularmente luego de la experiencia de Dilma Rousseff en Brasil.
¿Efecto dominó en la región?
El ‘caso Caval’ en Chile y sus repercusiones sobre la presidenta socialista se suman a la lista de Gobiernos y mandatarios del continente salpicados por hechos «dudosos» en sus administraciones y que, al ser ventilados, erosionan su reputación.
Según publicó el diario estadounidense ‘The Washington Post‘ en un artículo el pasado mes de abril, Bachelet figura en una lista de mandatarios y políticos en el continente, desde México hasta Argentina, inmersos en actividades irregulares que ponen en riesgo la estabilidad de sus Estados y Gobiernos.
Desde las denuncias al presidente de México, Enrique Peña Nieto, por nexos poco claros en la adquisición de inmuebles lujosos, hasta el ‘caso La Línea’, que precipitó la renuncia del expresidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, pasando por el cuestionado ‘impeachment’ a Dilma Rousseff en Brasil y los señalamientos hacia la exmandataria argentina Cristina Fernández, todos estos casos forman parte del expediente que, para muchos, tiene directrices más altas, y se enmarcan en un plan meticuloso para cambiar el equilibrio ideológico en el continente.
Gobiernos como el de Ecuador, Venezuela y Bolivia no han escapado al espiral de acusaciones y ataques a sus respectivas gestiones. Todos estos Gobiernos comparten varias similitudes: son Gobiernos de izquierda, con fuerte apoyo popular y clara oposición a los designios de Washington en el continente: ¿casualidad?
El ‘caso Caval’, en pocas palabras
Desde 2015, el nombre ‘Caval’ ha sido de común entendimiento para los chilenos. La nuera y más recientemente el hijo de la mandataria han salido a la luz debido a las indagaciones adelantadas por la Fiscalía chilena entorno a la firma Caval, perteneciente a Compagnon y que está siendo investigado por negociaciones irregulares y que califican de delitos.
Específicamente, la causa por la cual la justicia chilena actúa en el caso es por la supuesta trama para sobornar a funcionarios públicos de la municipalidad de Machalí con la finalidad de «recalificar terrenos rurales para usos urbanizables», unos terrenos perteneciente a un agricultor en bancarrota.
Para la época de los hechos el hijo de Bachelet, Sebastián Dávalos, era gerente de proyectos de la firma.
Bachelet es una figura respetable en el ámbito político en Chile, y hasta los sectores que discrepan de su Gobierno han cuestionado las acusaciones en su contra. El líder opositor Hernán Larraín ha indicado que le parece un exceso comparar a la mandataria con otros presidentes mencionado como corruptos.
«Para ser justo, a nosotros nos parece un exceso de esa publicación extranjera, porque lo que afecta a la nuera de la presidenta no significa que afecte a la presidenta, no me parece justo ese comentario», dijo Larraín, líder del derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), y citado por el portal chino CRI.