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Villasmil: Los venezolanos somos así

 

Goizeder Azúa / EsGoi (@GoiAzua) / X

GOIZEDER AZÚA

 

Los venezolanos somos tan diversos como nuestra geografía, nuestra gastronomía o nuestras mezclas sociales y culturales. Ya lo dijo Rómulo Gallegos: «Venezuela es un país de contrastes, de bellezas naturales exuberantes y de una riqueza humana inigualable.»

Intentar definir a todos los venezolanos con una sola descripción es como intentar pintar un océano con un solo pincel. Venezuela, como muchos otros países, es un crisol de culturas, tradiciones y experiencias que han dado lugar a una población sumamente diversa.

Pero, claro, tenemos rasgos comunes que compartimos:

Cálidos y hospitalarios: La amabilidad y la generosidad son características muy valoradas en la cultura venezolana. Los venezolanos solemos ser muy acogedores con los visitantes -nos encanta recibir visitas, además sin demasiada rigidez horaria- y disfrutamos la compañía de los demás. Recibimos con brazos bien abiertos a los centenares de miles de europeos -fundamentalmente italianos, españoles y portugueses- llegados después de la guerra civil española y de la segunda guerra mundial,  cuyo impacto en nuestra vida y nuestra cultura, su generoso aporte a hacer de Venezuela un mejor país es impagable. Asimismo a los miles de vecinos -colombianos, ecuatorianos, chilenos, uruguayos y peruanos que especialmente desde los sesenta y setenta vinieron a compartir sus esperanzas y sueños con nosotros.

Creativos y expresivos: El arte, la música y el baile son parte fundamental de la identidad venezolana. Somos reconocidos y conocidos por la alegría, nuestro sentido del humor -que varía de región en región- y la capacidad para encontrar soluciones creativas a los problemas. A veces, excesivamente creativas…

Resilientes: Si hay un pueblo resiliente ese ha sido el venezolano. La historia de Venezuela ha estado marcada por numerosos desafíos, pero hemos demostrado una gran capacidad para adaptarnos y superar las adversidades.

Apasionados: Somos apasionados por muchas cosas, desde la política y los deportes hasta la comida y la familia. Esta pasión nos impulsa a luchar por lo que creemos y a disfrutar plenamente la vida.

La importancia de la familia: La familia (en sus múltiples variedades) es el núcleo de la sociedad venezolana y se le otorga gran importancia. Orgullosamente poseemos la costumbre de que los menores le piden a sus mayores la bendición (esperemos que esa costumbre no se pierda en el tráfago y la dejadez del hipermodernismo importado).

La comida: La gastronomía criolla es muy rica y variada, con una gran influencia de las culturas indígena, africana y española.

La música: Nuestra música es muy diversa, con géneros que, arrancando con la clara influencia primero hispana, luego africana, con el joropo en el recuerdo de todos, nuestros hermosos villancicos decembrinos y la siempre alegre gaita zuliana, han incluido asimismo a la salsa y el merengue caribeños.

 

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Por desgracia, por razones suficientemente sabidas, Venezuela ha producido una emigración masiva.  la disgregada diáspora venezolana ha sido y sigue siendo uno de los movimientos migratorios más grandes en la historia. Su impacto ha sido colosal: ha generado una crisis humanitaria tanto en Venezuela como en los países de acogida; ha traído consigo la pérdida de mano de obra calificada que ha afectado negativamente la economía venezolana; asimismo la llegada masiva de migrantes ha puesto a prueba los sistemas públicos -especialmente  de salud y educación- de los países receptores.

Algunos ejemplos positivos de venezolanos en la diáspora:

En el ámbito científico muchos paisanos han encontrado un espacio para desarrollar sus conocimientos y contribuir al avance de la ciencia, el arte, la literatura. Destacan en áreas como medicina, ciencias sociales y humanidades.

En el ámbito empresarial y emprendedor varios compatriotas son conocidos por su creatividad y capacidad de adaptación. Incluso han fundado sus propias empresas en diversos sectores, desde la tecnología hasta la gastronomía.

En el ámbito artístico la diáspora venezolana ha enriquecido la escena cultural de muchos países con su talento y creatividad.

Destaquemos que médicos y en general trabajadores de la salud criollos fueron fundamentales en la lucha contra la pandemia de COVID-19 en diversos países, brindando una eficiente atención médica, y siendo reconocidos en muchas ocasiones por su capacidad y preparación.

Un área notable es el deporte. Nuestros atletas han destacado en diversas disciplinas, llevando el nombre de nuestro país a lo más alto. Es bien conocida la muy descollante presencia venezolana en el mejor béisbol del mundo, las Grandes Ligas. En la última Serie Mundial -y ello se ha hecho costumbre- ambos equipos peleando por el campeonato tuvieron jugadores venezolanos.

Nuestra gastronomía ha conquistado paladares en todo el mundo gracias al talento de chefs que han abierto restaurantes, areperas, cafeterías, fuentes de soda, etc., en diferentes lugares del planeta.

 

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En el ámbito social y comunitario existen muchas historias inspiradoras de venezolanos en el exterior. El ejemplo más reciente ha sido a raíz de la Dana, ese apocalipsis ocurrido en la comunidad valenciana.

Al mostrarnos esa tragedia, y cómo algunos venezolanos residentes en España la han vivido, ha destacado Goizeder Azúa, aquella joven yaracuyana de origen vasco por su padre – GOIZEDER significa «bello amanecer» en euskera- que cautivó al mundo con su belleza y elegancia en los concursos de Miss Venezuela Mundo 2002 y Miss Internacional 2003 (que ganó), y que ha demostrado ser mucho más que una reina de belleza. Su vida después de las pasarelas ha estado marcada por su inteligencia, versatilidad y pasión por comunicar con su programa Esgoi, donde ella se define así: “Soy Goizeder Azúa, periodista venezolana en España en busca de historias rompedoras”. Y vaya si lo ha logrado, mostrando las facetas positivas de la vida venezolana en ese país, su emprendimiento y creatividad, y el “echarle pichón” de muchos compatriotas a pesar de cotidianas dificultades y adversidades.

Ella fue a Valencia a cubrir en directo la tragedia que ha conmovido a toda España y al mundo, y mostró a grupos de venezolanos que con empatía, voluntad y disposición firmes, han ayudado solidariamente.

 

 

Son solo algunos ejemplos de cómo los venezolanos están dejando una huella positiva en el mundo. Su historia es una inspiración para todos aquellos que buscan un futuro mejor; y un gran mentís a ciertas afirmaciones insultantes y demagógicas de que los venezolanos producimos mayoritariamente criminales.

Los venezolanos, al final, en nuestro proceloso e incesante viaje como sociedad, deseamos fervientemente el retorno de una vida que luce extraviada desde hace más de un cuarto de siglo, aspiración que se puede resumir en una renovada esperanza de futuro, en una nueva normalidad que deje atrás la bárbara pesadilla actual. En palabras de un ilustre compatriota, Rafael Cadenas: «Urge instaurar la normalidad, que sólo puede ser democrática.»

 

 

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