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Crisis en el partido de Macron ante el previsto fracaso en las municipales

Crecen las especulaciones sobre una próxima remodelación del Gobierno

El sistema político francés es muy presidencialista, pero Elíseo necesita también un partido y una mayoría parlamentaria fuertes que le permitan hacer avanzar su programa. Emmanuel Macron está experimentando serios problemas porque el movimiento que se fundó en torno a su persona en el 2017, La República en Marcha (LREM), pasa por una fuerte crisis y parece en desbandada a tres semanas del segundo turno de las municipales, que, salvo improbable sorpresa, confirmarán el fracaso de la primera vuelta, en marzo pasado.

En las últimas semanas se han producido nuevas fugas de diputados, dejando a LREM en minoría, si bien aún puede contar con aliados suficientes para aprobar sus proyectos. A esta situación se añade el ambiente de pesimismo y desconcierto ante las municipales. Si los comicios locales debían servir para consolidar a LREM como partido en el territorio, ha sido un objetivo fallido.

El jefe de LREM en la Asamblea lanza el nombre de Manuel Valls para la cartera de Asuntos Exteriores

La elección más simbólica era la de París. El fiasco en la capital ha sido absoluto, aun antes de ir a las urnas. LREM hubo de sustituir a su candidato inicial, Benjamin Griveaux –exportavoz del Gobierno–, al salir a la luz un vídeo sexual. Fue relevado por la entonces ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, en un momento muy inoportuno, justo al inicio de la pandemia de la Covid-19. Buzyn llegó tercera en la primera vuelta y pareció que iba a arrojar la toalla. Finalmente no lo ha hecho, pero está claro que sus posibilidades son casi nulas. Lo reconocen sus propios correligionarios. La favorita es la actual alcaldesa, Anne Hidalgo, sólo inquietada por la conservadora Rachida Dati, exministra de Justicia de Sarkozy.

En otras ciudades, como Burdeos, Estrasburgo, Lyon o Clermont-Ferrand, LREM ha suscrito acuerdos con Los Republicanos (LR, derecha), pero a menudo en situación de inferioridad. Especialmente dramático es lo ocurrido en Lyon, la tercera ciudad más poblada de Francia, donde se presentaba el veterano Gérard Collomb, exministro del Interior. Este exsocialista se subió pronto al barco de Macron, en el 2017, y se convirtió en uno de sus hombres más próximos. Collomb, que dejó el Gobierno para dedicarse a Lyon, ha renunciado en favor del candidato de LR y para evitar que la ciudad caiga en manos de los ecologistas.

El escenario de Lyon y de otras ciudades causa estupefacción y tristeza entre los simpatizantes y los votantes de LREM. Se derrumba la idea de ser un partido abierto y fresco, horizontal y transversal. Muchos lo ven demasiado escorado a la derecha y piensan que no sobrevivirá a esta arriesgada maniobra porque perderá su identidad de nacimiento.

El último rifirrafe interno lo ha provocado el jefe del grupo parlamentario de LREM en la Asamblea Nacional, Gilles Le Gendre. La revista Marianne filtró un supuesto mensaje confidencial enviado a Macron –y no desmentido– en el que Le Gendre le recomendaba nombres para una próxima remodelación del Gobierno. Esa iniciativa no sólo ha acelerado las crecientes especulaciones sobre un próximo cambio del Ejecutivo –incluido el primer ministro– sino que ha provocado la cólera de los diputados del partido. Muchos piden la cabeza de Le Gendre, un personaje ya muy contestado antes del último episodio.

Las recomendaciones de Le Gendre no tienen desperdicio. Propuso sustituir a Édouard Philippe al frente del Gobierno por el titular de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, o por el de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire. En el Quai d’Orsay, para reemplazar a Le Drian, Gendre lanzó el nombre de Manuel Valls, el exprimer ministro y actual concejal en el Ayuntamiento de Barcelona.

 

 

 

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