#DataméricaGlobal: América Latina, cada vez menos presencia
En la edición de 2018 del Índice Elcano de Presencia Global se incorporan cuatro nuevos países de América Latina: Paraguay (puesto 103º en el ranking), Honduras (104º), El Salvador (107º) y Trinidad y Tobago (108º). Con estas incorporaciones, el índice recoge las 19 mayores economías latinoamericanas, cubriendo más del 96% del PIB y del 95% de la población de la región.
En términos generales, la región sigue la tendencia a la disminución de su presencia global que comenzó en 2013. Entre 2016 y 2017 continúa su tendencia de descenso absoluto de su presencia en el mundo, descendiendo el valor del índice de 458,9 puntos a 456,7 en 2017. Cabe destacar, sin embargo, que la magnitud de dicha disminución es menor a la de los años anteriores. En comparación con otras regiones del mundo, mantiene en 2017 la 5ª posición, superando solo a África Subsahariana.
La presencia internacional de América Latina es fundamentalmente económica –51,2% de su registro en 2017–, aunque la presencia blanda continúa creciendo en importancia y representa ya el 33,8% de su presencia global, frente al 30,7% de 2016. Este “reblandecimiento” de América Latina se debe a una caída en su presencia económica y militar, unida a una subida de la presencia blanda que explicaremos más adelante.
Volviendo a la presencia económica, ha disminuido en la región en 12,4 puntos en el último año, debido fundamentalmente a la reducción de las exportaciones de energía –que tiene que ver con la caída de sus precios–, y de las exportaciones de manufacturas. Las exportaciones de bienes primarios también caen, pero de manera menos considerable que en años anteriores, mientras que el stock de inversiones de países latinoamericanos en el exterior es el único componente económico que experimenta un crecimiento con respecto a 2016. De hecho, todos los países de la región experimentan una caída o un estancamiento en este ámbito, excepto en el caso de Perú, Costa Rica y República Dominicana, para los que su presencia económica crece de manera conjunta 2,9 puntos.
Tal y como hemos comentado, la presencia blanda es el único de los tres ámbitos en el que la presencia internacional de América Latina crece, subiendo 27 puntos en un año.
Este aumento de la presencia blanda se explica sobre todo por el crecimiento del componente de información, en primer lugar, y de la cultura, en segundo. Con el crecimiento de información nos referimos a un mayor acceso a Internet por parte de la población de estos países, y también a una mayor presencia de la región en las principales agencias de comunicación, por cuestiones como el proceso de paz en Colombia y el posterior proceso electoral, o la cobertura de catástrofes naturales y crisis políticas y económicas en el contexto de giro político que está teniendo lugar en América Latina. La cultura también contribuye de manera creciente a la presencia internacional de la región, lo que indica una mayor difusión de producción audiovisuales o musicales latinoamericanas en el mundo. Crece en todos los países salvo en Cuba, Ecuador, Panamá y El Salvador; y las mayores subidas son las de Colombia –que sube diez posiciones en el ranking de presencia global–, México y Brasil.
La presencia militar, históricamente poco relevante para la región, disminuye en 2017 y cae 40,3 puntos, situándose como la última región en este aspecto. El comportamiento de las dos variables que lo forman es heterogéneo, ya que mientras que el equipamiento militar cae de manera pronunciada, las tropas latinoamericanas desplegadas en el extranjero crecen ligeramente.
En general, podemos decir que América Latina continúa una tendencia hacia una presencia cada vez más blanda, (sube 3,1 puntos porcentuales en 2017) y una reducción en la contribución, aunque menor, del componente económico (disminuye 0,8 puntos porcentuales en 2017). Sin embargo, esto no quiere decir que la dimensión económica deje de ser la más relevante dentro de su presencia internacional, representando un 51,2% de la misma frente al 33,8% de la blanda, dadas las dificultades que presenta la región para reconvertir su modelo primario exportador y, en consecuencia, su dependencia a la evolución de los precios internacionales de las commodities.
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