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‘Dunkerque’ según sus protagonistas

 Mark Rylance en ‘Dunkerque’. Crédito: Melinda Sue Gordon © 2017 WARNER BROS.

Tres generaciones y nacionalidades distintas se sientan en la mesa. A la derecha, el británico Mark Rylance, actor inglés de 57 años, forjado en el teatro. Se le considera uno de los más talentosos de su generación. Ha dejado marca en el cine y en la televisión con roles como el de Thomas Cromwell en Wolf Hall y como Rudolf Abel en Bridge of Spies, papel que le valió un premio Óscar a Mejor actor de reparto.

En el medio está el irlandés Barry Keoghan, de 24 años, con cara de niño y carrera incipiente, aunque desde 2011 sume ya más de diez películas y series de televisión. Y a la izquierda se sienta Jack Lowden, un rubio escocés de 27 años, hasta ahora desconocido en Colombia, que sigue los pasos de Rylance. Se dio a conocer en la obra Ghosts, que le ameritó premios, notoriedad y aplausos, y cuyo talento supo confirmar con el rol de Nikolai Rostov en la miniserie de la BBC War & Peace. Ahora Lowden también figura en los medios británicos por haber asumido el rol del cantante Morrissey en la película biográfica England is Mine.

A los tres los congrega Dunkerque, una cinta que ya se estrenó en Colombia y que, probablemente, impacte con mayor fuerza la carrera de los más jóvenes.

 


En la cinta, el director Christopher Nolan pone a Rylance (‘Mr. Dawson’) y a Keoghan (el adolescente ‘George’) en el Moonstone, un bote civil que encarna los miles de ‘Little Boats’, cruciales para evacuar a cientos de miles de soldados aliados de las agrestes pero pocos profundas aguas de Dunkerque durante la Segunda Guerra Mundial.

Por su parte, Lowden pasa mayor parte del tiempo en el aire, comandando uno de los famosos aviones Spitfire que libraron sonadas batallas.

Hablaron con Arcadia sobre la experiencia, la guerra y la sociedad de hoy.

¿Qué tanto sabían o investigaron para su papel, y qué rescatan de la experiencia de trabajar junto a un actor experimentado como Mark Rylance?

Barry Keoghan: La verdad sabía poco y busqué poco, eso me favoreció. George es un personaje inocente, que no sabe en qué se mete, y lo interpreté desde esa perspectiva. Sobre trabajar al lado de Mark, fue muy enriquecedor pues es una persona que se interesa en ti, en la historia. Claro, también le importa actuar y hacer un buen trabajo, pero le gusta aprender de la gente que conoce.

Jack Lowden: Sabía del episodio de Dunkerque desde el colegio. En cuanto a la preparación, la mía fue algo distinta a la de Mark y Barry porque interpreté a un piloto. Por eso acudí a testimonios de pilotos y visité museos de la Royal Air Force (RAF). Me sorprendió mucho lo jóvenes que eran, chicos de 18 años con muy poca preparación.

Aviones Spitfire en Dunkerque. Crédito: Melinda Sue Gordon © 2017 WARNER BROS.

Se habla mucho de cómo Christopher Nolan estuvo muy cerca de ustedes en el proceso. Si estaban en el agua, él también lo estaba. Si estaban en el aire, él subía… ¿Pueden contarnos sobre la experiencia de tenerlo tan cerca?

Jack Lowden: En mi caso, literalmente se trepó al avión, a la cabina. Y si necesitaba agitarla para subir la tensión, lo hacía.

Mark Rylance: La verdad es que no tenía más opción que estar cerca de nosotros en ese bote. Por otro lado, en el caso de Keoghan y yo, a Nolan le gustaba mucho más el clima nublado y difícil cuando grababamos, no tanto los días soleados. Y si nos tocaba un lindo día, se dedicaba a agitar el bote. No se trataba de un capricho el tema climático. El mal tiempo sirvió en la evacuación, aprovechando la poca visibilidad que daba a los alemanes…

También es interesante cómo la gente en el Reino Unido, que seguía lo que sucedía y espiritualmente veía la lucha como una entre el bien y el mal o entre una comunidad y el fascismo, tomó estas condiciones de mal tiempo como una señal de que Dios estaba de su lado. Aunque es difícil, vale recordar lo angustiosa y terrorífica que resultaba la idea de ser absorbidos por semejante maldad. Ahora sabemos cómo terminó todo, pero en ese momento la gente no tenía idea del Holocausto, del nivel de la maldad que amenazaba. Aun así, sabían que era una lucha crucial y por eso cualquier señal de buena fortuna o de ventaja los animaba.

El paso en bote por el Canal de la Mancha no es para nada sencillo. Nolan lo hizo en los años noventa y nunca olvidó lo difícil que fue. ¿Vivieron algo similar?

Mark Rylance: No, pero aprendimos de los relatos de varios de los hombres que lo vivieron. Muchos se perdieron, y además tenían que evitar zonas minadas.

 

Barry Keoghan en una escena de Dunkerque.

Mark, Nolan suele jugar con el tiempo en sus historias. ¿Se sintió distinto preparar un personaje para una de sus películas?

Mark Rylance: Jack anduvo en una línea distinta, no puedo hablar sobre su caso. En el de Barry, Tom Glynn-Carney y yo, nos encontrábamos todas las mañanas y pensábamos sobre qué había sucedido entre lo que venía de filmar Nolan y lo que se disponía a filmar. A veces pasábamos horas esperando, andando lentamente por el agua, sin certeza de a dónde íbamos. A veces improvisábamos, a veces solo hablábamos sobre las preguntas que podían revolotear en nuestras cabezas. El proceso pudo haber sido tedioso, por eso queríamos estar preparados. Es muy distinto reaccionar cuando llevas una hora viendo al mar, que cuando hay técnicos andando por doquier, cuadrando la escena que será. Por eso, tratamos de mantenernos juntos en privado.

Sir Winston Churchill llamó a Dunkerque un desastre, pero también una victoria. ¿Cómo lo ven ustedes?

Jack Lowden: También lo veo así. Es decir, apenas se empieza a luchar una guerra, muchas de las situaciones se reducen a tratar de corregir errores cometidos día a día. Constantemente hay ataques, evacuaciones, rendiciones, y Churchill lo describió a la perfección. Fue un error de las tropas británicas, confiadas, que no tuvieron en cuenta la velocidad con la que las fuerzas alemanas arrollaron Europa.

Mark Rylance: Incluso pensaban que las fuerzas francesas eran las más poderosas del mundo. Me da la impresión de que la gente se prepara para una guerra partiendo de lo que vivió y aprendió de la anterior. Hoy nos preparamos -quizás equivocadamente- para una guerra nuclear, pero parece que vendrá una guerra cibernética que sucederá en Internet.

 

El famoso discurso de Churchill «Nunca nos rendiremos», tras la evacuación de Dunkerque.

 

Steven Spielberg aseguró que en la Segunda Guerra Mundial nació un idealismo malvado. ¿Lo ve así?

Mark Rylance: La guerra es un desastre, deberíamos agotar todo recurso antes de recurrir a ella, incluso en nuestros lugares de trabajos, barrios, comunidades… Creo que nadie admira a quien golpea a su mujer, o amenaza a sus vecinos con armas para solucionar un problema. Spielberg está en lo correcto, la maldad era palpable y una ideología la fomentaba, pero no empezó con los alemanes. Los británicos y los franceses trataron terriblemente a los esclavos, y ese es un hecho, a mi manera de ver, igual de horripilante que el Holocausto. Todo basado en una idea de superioridad europea sobre otras razas. He ahí una idea malvada.

¿Que sienten sobre el estreno de Dunkerque en tiempos de Brexit, en los que Europa parece desconfiar de los británicos?

Mark Rylance: El Brexit es un tema enorme, y si se enfoca desde la perspectiva del «Reino Unido volviendo a su terruño y dejando Europa», hay una aparente similitud. Pero más allá de eso, no encuentro una analogía significativa. La gente seguramente lo hará, encontrará esas analogías y las expresará. Yo no. Ahora, me pregunto cómo pueden políticos en Londres saber qué es lo mejor para el pueblo escocés, o el irlandés. Me parece que hay una necesidad, desde el punto de vista del mercado, de tener a todo el mundo comiendo lo mismo y haciendo lo mismo, para maximizar utilidades. Pero la gente es independiente, y diferente, y para mí ese es el debate de Brexit: uno que parte de la preocupación de los grandes bloques comerciales decidiendo sobre cómo todos deben hacer lo mismo. Pero la gente está cansada de eso, de que se trate de homogeneizar a todo el mundo… Somos diferentes.

Mark, su personaje en Bridge of Spies, Abel, y ahora el de Mr. Dawson en Dunkerque son hombres de principios. ¿Fue muy distinta su preparación?

Mark Rylance: Me acerco a mis personajes preguntándome qué necesitan y qué obstáculos les impiden conseguirlo. Trato de no juzgar un personaje, pues no presento una solución, solo parto de alguien descrito en las páginas de un guion y lo hago, ojalá, creíble. Luego, recae en ustedes como audiencia, o en la prensa que escribe sobre cine, expresar opiniones o emitir juicios. Es parte de sus placeres. No es mi trabajo, me limitaría si lo hago. Eso sí, trato de no escoger papeles inverosímiles. En el caso de Dunkerque, todos me dieron la impresión de que lo eran. Y entre más leía y me documentaba, más verdaderos los sentía.

Jack, usted interpreta a un hombre muy joven, mal preparado, en una situación límite. Hoy la juventud es criticada por débil por lo que hace, cómo lo hace o lo que deja de hacer. ¿Cómo compara usted la generación joven de entonces con la de hoy día? ¿La siente más débil?

Jack Lowden: No creo que nuestra generación sea débil. Es fuerte de una manera distinta. Somos mucho más libres para hablar sobre ciertos temas, y especialmente en el Reino Unido los jóvenes son más liberales en sus posturas. Es cierto, a menos de nosotros nos tocó pelear en una guerra, y a muchos de los que representamos en esta cinta les debemos eso, pero eso no significa que seamos débiles. Todo depende del concepto de fuerza que se tenga. Y nuestra generación es muy fuerte, debe serlo… En el Reino Unido el costo de vida es ridículo comparado con el de hace 20 años. Las redes sociales afectan a la juventud, la lleva a compararse segundo a segundo con el resto. Todo esto para decir que debemos ser fuertes de otras maneras, sobre todo mentalmente. Una vez trabajé junto a un hombre que creció en Birmingham, tenía unos sesenta años, y una de sus frases me quedó grabada: «En mis veintes, el mundo llegaba hasta el final de su calle», y eso le daba cierta comodidad y confianza. Ahora los jóvenes podemos ver todo, y eso es bueno y malo. Pero no por no pelear una guerra somos débiles.

 

Jack Lowden en una escena de Dunkerque.

Nolan tiene fama de obsesivo y detallista. ¿Están de acuerdo con eso?

Mark Rylance: Me dio la impresión de que la historia lo ha cautivado por unos buenos años y que le imprimió su pulso. En el set es un buen líder, con un buen plan, pero no es rígido, o inflexible. Sabe que el plan permite incluir circunstancias que surgen en el rodaje. Tampoco me sentí «micro-dirigido», regañado, situaciones incómodas para cualquier actor. Sentí que miraba muy de cerca y dejó que las cosas sucedieran. Quería que estuviéramos inmersos en nuestros papeles, tanto como fuera posible.

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